Cuando se habla de los efectos de la reforma laboral, siempre se comienza con una frase: “A partir de este momento las empresas pueden….”. Nos encontramos que a partir de este momento pueden despedir con facilidad, pueden bajar sueldos, pueden variar turnos,… Toda esta situación nos lleva a pensar que sólo nos afectará en tanto y en cuanto se apliquen las normas. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Existirán pocos o muchos casos en los que las empresas harán uso de las posibilidades que les da la nueva situación, pero sin embargo, el problema es que la reforma laboral afecta directa e inmediatamente a todos y cada uno de los trabajadores españoles. ¿Por qué?.
Pues porque independientemente de lo que ocurra a partir de ahora, lo que está claro es que cada uno de los trabajadores tiene ahora mismo un poder mínimo en el mercado laboral. Es decir, a partir de ahora cualquier trabajador va a tener que aceptar lo que sea, sin que tenga absolutamente ninguna capacidad de negociación.
Está claro que esto provocará lo que nos encontramos en cualquier mercado en el que una de las partes tiene un poder sobre la otra parte. Lo primero es que todo aquello que recuerde al liberalismo se acaba de ir a tomar viento, ya que este concepto depende de la inexistencia de ningún poder en los sucesivos mercados.
Si nos damos cuenta, últimamente, nos encontramos con toda una suerte de declaraciones de toda suerte de personajes en el sentido de que los trabajadores aceptarán que les recorten sueldos, o que les amplíen jornada, o que les trasladen a donde sean…Y es completamente cierto, porque ahora mismo los trabajadores tenemos que aceptar lo que sea. ¿Por qué?. Pues porque simple y llanamente la situación en la que estamos los trabajadores tras toda la serie de reformas en el mismo sentido, (reformas de todo tipo y color), es simple y llanamente precarias. Y este es el gran efecto de la reforma laboral. No estamos hablando de cientos de miles de despedidos que no es más que un efecto colateral, el gran efecto es millones de trabajadores en una posición negociadora extrema que lleva a que los sueldos se bajen sin problemas.
Lo más irónico del caso es que al final las condiciones en las que nos encontramos todos es lo que va a definir el modelo productivo del país. ¿Recordamos que la ironía es que existe cierto consenso de que a esta situación hemos llegado por un modelo de sueldos bajos, modelo productivo intensivo en trabajo y puramente especulativo?. Esta era la realidad cuando todo comenzó a derrumbarse, y desde entonces reiteradamente todo el mundo ha hablado de la necesidad de cambiar el modelo productivo y económico de España.
Sin embargo, aunque en los discursos se habla de estabilidad en el trabajo, de creación de valor añadido y de competitividad, en realidad desde el primer momento todos y cada uno de los esfuerzos han ido para tratar de sostener un modelo que se derrumbaba por insostenible. ¿Cómo es posible que tratemos de solucionar que tenemos un modelo basado en bajos salarios bajando salarios?.
Si nos damos cuenta, todo lo que se ha hecho a partir de 2008, es tratar de mantener el sistema que nos trajo hasta aquí, tratando de salvar los efectos secundarios sobre las grandes empresas de la situación.
No deja de ser ridículos casos como los de los fabricantes de vehículos, que a la vez piden empeorar las condiciones de los trabajadores, (la semana pasada era el director de fabricación de Ford el que se lanzaba al ruedo), para luego quejarse de que sin ayuda no podrán vender vehículos y reclamar planes renove, apoyos o subvenciones de todo tipo y color. Lejos han quedado los tiempos y la idea de Henry Ford, que recordemos basaba su visión empresarial en lograr producir de forma eficiente y pagando los sueldos suficientes para que los empleados pudiesen comprar los coches.
Volviendo a la reforma laboral, vemos que independientemente de los despidos y de las modificaciones de las condiciones, ya tiene efectos. El efecto que cualquier persona que quiera buscar trabajo en España, sabe que está en un entorno en el que no puede negociar; en un entorno en el que si consigue algo será “porque el empresario le hace el favor”, (puede que para retenerlo), y en un modelo productivo basado en producir barato para exportar o para que las empresas del IBEX, (que en su mayor parte no tienen ni idea de lo que es un mercado libre), hacen su agosto.
Todo lo que dependa del mercado o de empresas que dependan del mercado, (incluyendo trabajadores, empresas y demás), también han de contar que el miedo necesario para que la capacidad de negociación de los trabajadores se reduzca se traduce invariablemente en la confianza del consumidor y además los resultados de estas negociaciones, (ingresos de los trabajadores), son los ingresos de los clientes.
Este pequeño detalle es importante por aquello de lo del valor añadido, ya que en esta situación las empresas en su mayor parte buscarán trucos tan solo para generar productos low cost, aún a costa de cargarse el valor añadido totalmente, lo que no hace otra cosa que profundizar en el circulo vicioso en el que estamos.