Hace unos días se publica en El Economista un artículo donde se describe como Estados Unidos ha tomado cartas en el asunto de las renovables. El problema es del todo conocido. Tenemos la energía eléctrica más cara de toda Europa. Esta tontería alguien debería tenerla en cuenta cuando se habla de la competitividad, y sobre todo del poder adquisitivo y plantearse que es lo que ocurre, sobre todo teniendo en cuenta que no sólo tenemos la energía más cara, sino que aún por encima los sucesivos gobiernos no hacen más que reconocer déficits inventados, en el que caben todo tipo de gastos.
El problema es que en los gastos tenemos de todo, un oligopolio en el que nadie se mete, concesiones administrativas a precio de oro para salvar negocios determinados, subastas de energía en las que no cree nada, beneficios caídos del cielo, nulo interés en invertir para reducir costes, primas desorbitadas a determinadas instalaciones… En fin, todo un cachondeo en el que a cuenta de slogans y mucho cuento, (incluido medioambiental, a menos que alguien me diga algún sector en la historia que se ha desarrollado imponiendo cuotas y derecho a cobrar salvajadas), que en definitiva lo que provoca es que aunque cada vez consumamos menos electricidad y aunque sobre mucha capacidad, el hecho de que tengamos que salvar a todo el mundo que se ha ido a este sector tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, supone que directamente ya se alcanza un límite.
Las subidas de electricidad y por tanto los beneficios para todo el mundo han sido evidentes, y cada trimestre escuchamos aquello de la pequeña parte de la subida que habrá que repercutir y que se necesita subir un 20% las tarifas.
Pues está claro que el PP, parece que se ha plegado a los intereses de los fondos de inversión USA, que básicamente presionan para cobrar más, aunque tal y como reconoce el artículo si entrasen en funcionamiento todas las instalaciones que se preinscribieron, tendríamos un déficit de 70.000 millones de euros. ¿Cómo va a ser 70,000 millones, (el 7% del PIB)el déficit que nos encontramos después de tener las tarifas más caras de Europa?. Supongo que tan sólo esto debería hacer pensar, que aquí lo que estamos haciendo es sostener a demasiada gente.
Pero como ya parece que no hay demasiado recorrido en la electricidad, (recordemos que en Abril hemos tenido el enésimo tarifazo, este nuevo del PP después de tirarse unos cuantos años criticando los del PSOE), ahora parece que está empeñado en ofrecer los beneficios a todos estos de otra forma.
Hace unos meses hemos asistido a un conflicto entre las de renovables y las tradicionales, en las que directamente se hacían unas cuantas cuentas, en las que cada uno de los bandos sacaba los informes de lo que están cobrando de más el otro bando. Supongo que alguien habrá dicho algo, (aquello de competir no se lleva demasiado por estos términos y aquí todo el mundo acaba poniéndose de acuerdo para sangrar al pobre españolito), porque esta guerra acabó y el gobierno ha encontrado una forma de contentar a todo el mundo.
La solución que parece que se impone es la creación de un céntimo verde, que ni es céntimo, ni es verde). Como siempre nos vamos a las gasolinas y según el economista, también en lugar de meter en vereda a alguien lo que se hace es buscar otra forma de cobrar, y ya que estamos con las autopistas, autovías, (y demás historias para salvar a las concesionarias que también son de fondos extranjeros en su mayor parte), lo que se propone es cobrar 5,3 céntimos por litro al gasoil y 4,6 céntimos por litro a la gasolina, que por cierto también lleva el impuesto de hidrocarburos, el IVA y el céntimo sanitario. También introducirán un sistema de subasta, que al igual que lo de la palabra verde, es otra palabra que genera ingentes beneficios a todo aquel que la pronuncia. ¿Cómo va a ser mala una subasta, aunque siempre ganen los mismos y siempre acaben siendo un tema oscuro donde los haya?.
Imagino que unos cuantos me dirán que esto es por la ecología, (no hace falta mejor cosa que poner un adjetivo verde), y por tanto que soy un poco retrogrado, pero es que yo juro que mi coche no consume menos por el hecho de que me claven. Es decir, si el 1 de julio ponen esta tarifa, mi coche consumirá exactamente lo mismo que hoy, y por tanto, salvo sorpresas de última hora y que alguien me demuestre lo contrario contaminará exactamente lo mismo. Evidentemente se consumirá menos gasoil, porque de la misma forma que el consumo eléctrico es un buen indicativo del éxito de las huelgas, a medida que se va imponiendo el saqueo a los ciudadanos, se va paralizando el país.
Van siendo horas de que algún gobierno recuerde que el sector energético es un sector estratégico en un país, y que la medida de ir plegándose a los intereses de todo el mundo que tiene corbata y que representa a inversores (me importa tres pimientos que sean extranjeros o nacionales), nos lleva a un desastre total y absoluto. Sobre todo porque no se trata de pagar lo que sea por lo que sea, sino de conseguir producir energía lo más limpia, lo más barata y lo más abundante posible, en lugar de innovar diseñando estructuras financieras para sangrarnos por todos lados.
Y va siendo hora de que se entienda que el problema es que no se puede pagar sin rechistar todo lo que de fuera vengan a pedirnos, (¿y luego alguien se pregunta por qué demonios estamos arruinados si pagamos lo que sea a quien sea?). Y ya de paso que el problema que ocasiona que nos sangren no es que se acaba notando. El problema que tenemos para pagar estos precios de la electricidad es que no podemos, (por muchos intereses que tengan unos cuantos), y si ya no se puede aceptar más pagos, no se puede, por mucho que nos digan que lo paguemos en las gasolinas, (donde por cierto, también está metido hasta el tato para salvar negocios y generar plusvalías).
Y ya que estamos recomendación al PP. Parece que han copiado el modelo de los ciberpepiños en todas las noticias deslizando las consignas que les interesan. Pues como ocurrió con el PSOE, me gustaría recordar que quizás engañen a la gente y esta no sepa cómo nos arruinan, pero al final el cómo no importa demasiado; lo que importa es que nos arruinan mientras los beneficios se van de otro lado.