Se ha conocido toda una serie de medidas adicionales a Grecia, que poco o nada tienen que ver con ajustes presupuestarios. Por un lado se pide que los trabajadores trabajen un día más, además de reducir las indemnizaciones de despido, introducir mayor flexibilidad, (de hecho total), en la definición de turnos, reducir las aportaciones a la seguridad social de las empresas y eliminar el tiempo de preaviso para el despido de los trabajadores.
¿En que beneficia esto a las cuentas públicas de Grecia?. Pues es sencillo entender que directamente tan sólo hay un efecto que es el de rebajar los ingresos de la seguridad social, lo que supone directamente un empeoramiento de las cuentas públicas. El resto de las medidas directamente no tienen impacto alguno sobre las cuentas y por tanto no ayudarán directamente al problema que se supone que tiene Grecia, que es la necesidad de ajuste. O sea que no son las medidas que se imponen para recortar los 12.000 millones adicionales que se le exigen.
Ahora bien, el hecho de que no existan efectos directos, no quiere decir que estas normas sean neutros. En esto parece que esta todo el mundo de acuerdo. Estas medidas tendrán un efecto sobre la economía y en consecuencia sobre el déficit. Es en este punto donde nos encontramos con toda la construcción de dogmas.
Todas y cada una de las reformas que se establecen en este punto, van en la misma medida que lo que se está pidiendo en todos y cada uno de los países, incluido en Grecia, y lo que es más importante, en el sentido de todo lo que se ha hecho en todos y cada uno de los países desde los 90. Y son claramente medidas que tratan de apoyar a las empresas, ofreciéndoles todas las posibilidades imaginables.
En definitiva, todo aquel que crea que esta medida acabará teniendo efectos positivos en la economía, está asumiendo directamente los postulados de la ley de Say, que nos cuenta que toda oferta crea su demanda, y por tanto habría que apoyar en todo caso la oferta, o lo que es lo mismo, las empresas.
Lo que no es posible es entender que la ley de Say ha quedado desacreditada, o pretender que se están llevando actuaciones de carácter keynesiano o cualquier otra explicación y pretender que esta medida va a hacer mejorar las cosas, porque la única forma de entender que estas medidas van a ayudar es entender que sea como sea la situación, y sean cuales sean las circunstancias, lo que deben hacer los gobiernos es apoyar a las empresas.
Sin embargo, en realidad estas teorías fueron desechadas hace mucho tiempo, por un pequeño detalle; han entrado muchas veces en contradicción con la realidad, y de una forma tan aplastante que es imposible encontrar hoy a una sola persona que defienda esta teoría por su nombre, (inclusive todos los que defienden los supuestos, consecuencias y efectos hasta la última gota).
Recordemos que esta premisa, supone que nunca habrá problemas de demanda, nunca habrá problemas de sobreproducción y jamás existirán casos en los que las empresas no podrán vender sus productos. En definitiva estamos ante una serie de efectos que serían materialmente imposibles en el ámbito de esta ideología, pero que lamentablemente están dolorosamente presentes en la realidad actual, tanto en Grecia, como en otros muchos sitios, (por ejemplo España). El hecho de ignorarlos, no sirve desde luego para darle validez de ningún tipo, ya que la realidad responderá a la realidad y a las decisiones tomadas, y jamás a las manipulaciones, mentiras, falsedades o errores de apreciación. De hecho lo que ocurre con frecuencia es que se magnifican los riesgos. No hay nada que incremente más los riesgos de un accidente que el hecho de negar la posibilidad de un accidente.
En realidad, si metemos en la ecuación, un entorno con graves dificultades de poder adquisitivo, las conclusiones sobre lo que va a ocurrir son bastante evidentes, y son conclusiones que por cierto, se ven apoyados por la experiencia.
Todas estas medidas que están ahogando a la inmensa mayoría de la sociedad, que ve reducida su capacidad de negociación con las empresas, y por tanto su capacidad adquisitiva (tanto por la vía de precios como por la vía de sueldos e impuestos), y sus condiciones, nos llevan a una paralización mayor de la economía, lo que supone caída del PIB, y lo que supone más problemas de recaudación, lo que significa más déficit y deuda, y que además son más dolorosos, ya que significa un porcentaje mayor por que sube el numerador y se reduce el denominador en todos los ratios.
En definitiva, todas estas medidas que se han tomado hasta ahora, han llevado a un desastre que era muy fácil de preveer, (a menos que se ignore totalmente a todas las personas como parte de un sistema económico), nos han llevado a un desastre que es muy fácil de ver, y por tanto, nos llevarán a empeorar la situación hasta que se alcance un límite que no puede ser lejano.