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Recientemente he leído varios artículos sobre el multiplicador de la economía, tratando de explicar los efectos de los recortes en esta situación. Esto se ha de entender en el contexto en el que ahora se está cambiando un poco el discurso, abandonando un poco el concepto austeridad para aprobar unas medidas en pro del crecimiento, que curiosamente recuerdan mucho a las tomadas antes. En estas discusiones, me ha sorprendido, ¡y mucho!, los analistas que nos cuentan que el gobierno o determinadas instituciones pensaban que el multiplicador es menor que 1 o incluso que alguna gente defienda que el multiplicador es menor que 1.

En primer lugar, me gustaría dejar claro que el multiplicador hace referencia al incremento de la renta de un país cuando se realiza una política fiscal expansiva, (reducir impuestos o incrementar gasto público, entre otras). El proceso lo he explicado en varias ocasiones, (como por ejemplo cuando trataba de explicar porque no iba a reducirse el déficit, se iba a desplomar el consumo y nos íbamos a pegar un batacazo o cuando trataba de explicar en 2010 lo que iba a ocurrir con los recortes que puso en marcha ZP), pero en resumen lo que quiere decir es que si se incrementa el gasto, alguien obtiene estas rentas, (gasto es ingreso de alguien), que en parte se destinará a consumo y por tanto en ingresos de otra persona. En definitiva, que circulará la renta y provocará unos efectos mayores que el inicial, porque los secundarios siempre sumarán.

Por tanto, el multiplicador hace referencia a un efecto ¿multiplicador?, (no puede decir nadie que esto es muy obvio), en el sentido de que tenemos unos efectos que multiplican el inicial. Esto que puede parecer muy obvio, parece que no lo es tanto para aquellos que entienden que el multiplicador es menor que uno; Porque.. ¿Qué ocurre si el multiplicador es 0,5?.  Pues que nos encontraríamos de repente en una multiplicación por 1 y luego por una división entre 2. Algo mejor, por cierto que el “multiplícate por cero” que popularizó la serie de los Simpson, (y que debo mencionar que no se refiere precisamente a que no se varíe el resultado final, sino que pase a ser eso: cero).

Por tanto el multiplicador por sistema siempre es mayor que cero, tal y como nos encontramos en el desarrollo de su fórmula que es la unidad dividida por uno menos un número menor que 1, (y que yo sepa un cociente entre un número y un número menor que el numerador siempre da un valor superior a 1).

Por tanto, se pudiera llegar a entender que se discuta el concepto de multiplicador, pero jamás decir que este es inferior a la unidad, porque no tiene en absoluto sentido. En todo caso debemos tener en cuenta que estos análisis son ceteris paribus. Es decir, puede decirse que las reformas son necesarias para modificar el valor del multiplicador, de forma que al final compensen los efectos puros y duros de la política fiscal.  Es decir, en la situación actual se puede entender que el multiplicador negativo provoca unos efectos negativos sobre la actividad que multiplican los recortes, pero que gracias a las reformas lo que se consigue es incrementarlo de alguna forma, de tal forma que al final de todo, quedase en un valor inferior a cero. Esto encajaría de alguna forma con aquella teoría de que las reformas servirán para el crecimiento y que compensarían la caída de actividad derivada de las políticas de austeridad.

Este argumento, que jamás podría ser considerado con la existencia de un multiplicador negativo, (serían dos fuerzas en lugar de una, lo cual es un matiz importante a considerar si pretendemos entender esto), tampoco parece que se sostiene demasiado. No lo parece desde un punto de vista puramente empírico y tampoco tiene demasiado sentido si entendemos mínimamente el proceso de circulación de la renta, (aquello de que la gente trabaja y monta empresas para conseguir los recursos suficientes como para comprar los productos que la gente produce mediante su trabajo y empresas), y por supuesto si se entiende el multiplicador.

Desde el punto de vista empírico, tendremos que los recortes efectivos han sido muy inferiores a los realmente estimados, (por esta razón estamos con planes periódicos de ajuste para compensar las desviaciones), lo que significa llanamente que las políticas restrictivas en realidad no lo serán tanto. Debemos tener en cuenta que en cualquier caso, el análisis lo deberemos hacer sobre el recorte efectivo del gasto y no sobre el recorte en una serie de excel que sistemáticamente no tienen su reflejo en la realidad.

El punto importante es importante, ya que mientras discutimos del multiplicador, no nos damos cuenta que el numerador apenas está cambiando, pero olvidamos que el multiplicador, (ese que unos dicen que es menor que uno) es el que está variando. El multiplicador, como ya he explicado en los dos post anteriores, o como he colocado antes, depende de la propensión marginal al consumo, (o mejor dicho de la proporción de renta destinada a consumo, que en realidad es lo que marca la circulación de la renta) y de los impuestos.

La propensión marginal al consumo, dependerá de la parte de renta que se destinará al consumo en una economía, y esto depende, y mucho, de la distribución de la renta. Las rentas bajas destinan una parte mucho mayor de su renta al consumo, mientras que las rentas altas cuando se ven incrementadas, incrementan el patrimonio, pero apenas el consumo. Por tanto, a medida que se toman determinadas medidas que impactan sobre las rentas bajas y favorecen a las rentas altas, se modifica la propensión marginal al consumo, reduciéndola, (el consumo que se pierde en un lado no se incrementa en el otro en la misma proporción, y en ocasiones ni tan siquiera en términos absolutos). Esto implica que el valor del multiplicador se reduce, (aunque siga en positivo).

Este efecto se ve complementado con la confianza del consumidor, de tal forma que en la situación actual, todo aquel que estima que va a tener o puede tener problemas en el futuro, cerrará el grifo y se completa con la presión fiscal que se vuelve a cegar con las mismas personas.

En definitiva, lo que tenemos es una paralización de la economía, pero no precisamente por una reducción de gasto o incremento de ingresos públicos, (que no se ha producido ya que el déficit apenas se ha reducido), sino derivado de toda una serie de reformas que se han vendido como necesarias para el crecimiento y el empleo, y que en realidad son todo lo contrario, de tal forma que se ha destrozado el crecimiento y por supuesto el empleo.

Si nos damos cuenta, por estas razones son importantes determinados valores macro en entornos que realmente importan, (en USA los ingresos personales y la confianza del consumidor son aspectos claves, igual que serían aquí si importase algo la economía para determinar la evolución de los valores bursátiles, lo que ocurre en aquellos países donde las empresas dependen de acudir al mercado). Y por estas razones resulta que para salir de la crisis de los años 30 resulta que se tiró del “new deal”, que tenía unas medidas para incrementar la renta, (o mejor dicho parar la debacle), pero con otras muchas medidas que directamente eran para lograr una mejor distribución de la renta e incrementar la confianza de los ciudadanos. O sea, crear una clase media que es vital para la economía, por mucho que se empeñen algunos en llevar la contraria a la historia.

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