El otro día comentaba las declaraciones de Oliu, (Banco Sabadell), que afirmaba que no se estaba rescatando a la banca, sino que se rescataba a los depositarios. En un par de comentarios se opinaba que se estaba salvando a los depositarios para evitar el caos social que vendría si los bancos caen.
Por diversos motivos, no estoy muy de acuerdo con dicho diagnóstico. Es decir, todo lo que está acaeciendo no es para salvar a los depositantes de dinero en las entidades españolas, lo que no quiera decir que las personas que contratan depósitos aparentemente pudieran verse beneficiadas de las medidas, (y es importante entender que estoy usando la palabra “aparentemente” de forma consciente).
En primer lugar, me gustaría que se reflexionase sobre el motivo que supuestamente originaría estas acciones: “evitar el caos social”, pero asumiendo una distinción entre determinados países. Recordemos que cada vez más evidentemente se comprueba que las decisiones se toman en unos países determinados, de tal forma que otros países, (entre ellos España), tienen un papel más bien pasivo. Por tanto se debería preguntar: ¿Se está intentando evitar el caos social en España, Portugal, Grecia, Irlanda…?, y con la advertencia lógica de que es distinto esto a preguntarse si ¿se busca el caos social en estos países?.
En mi opinión creo que hay argumentos más que suficientes para contestar que evidentemente nadie desea el caos social en ninguno de estos países, pero que no sólo no se está haciendo absolutamente nada por evitarlo, sino que se toman medidas que llevan invariablemente a tal situación. Es decir, todas las medidas que se están tomando llevan a una situación de caos, por supuesto no buscado, que se asume como un efecto secundario de lo que se busca realmente. Pensemos que en Grecia, se está planteando el enésimo ajuste de presupuesto y se han rechazado por la troika unos planes que incluían la reducción en gastos de armamento, para pasar a recortar pensiones, empleo público, sueldos,… En España estamos en la misma situación, y ya tenemos una petición de la comisión para que en las reformas estructurales se lleve la subida de las tarifas eléctricas…. En fin, tenemos miles de ejemplos, a lo largo de varios países, de medidas que se toman y medidas que no se toman que tienen todas en común la existencia de determinados beneficiados y que además son gotas que mojan una situación que ya es dramática en muchos casos.
Si se quisiese evitar el caos social, habría medidas para evitar el caos social, y no tendríamos una situación en la que cada vez que se aprueba un “plan definitivo”, (y van unos cuantos), tenemos a los mercados financieros disparados y la gente acojonada. No tendríamos una situación en la que al cabo de un tiempo, (cada vez más corto), los mercados financieros se derrumban porque “no se creen las soluciones”, mientras la sociedad sigue un proceso de derrumbe sin que ningún indicador social haya tenido el mínimo repunte, (¡y no importa!).
De hecho importa tan poco, que lo que se hace es no mirar, engañar e inventarse datos nuevos a cada paso, (¿IPC a impuestos constantes?), para tratar de contener la visualización de los efectos para tratar de que el deterioro social no suponga un problema, lo que es sustancialmente distinto a tratar de que el deterioro social se frene.
Tras una reflexión sobre el aspecto general, me gustaría reflexionar sobre el punto más concreto. Es decir; de la frase: “se está salvando a los depositantes para evitar el caos social”, me gustaría centrarme en la parte de “¿se está salvando a los depositantes?”.
Por partes, nos encontramos con una gran distinción entre pequeños ahorradores que buscan riesgo, (una minoría), y aquellos que buscan seguridad. Entre los que buscan seguridad nos encontramos fundamentalmente con aquellos que buscan imposiciones a plazo fijo. ¿Se ha protegido a estas personas con el fin de evitar un caos social?. La respuesta es muy sencilla; por supuesto que no. Tenemos mil ejemplos como la ley Salgado, aplaudida por todos, que se basaba en limitar los pagos precisamente a los depósitos, (que tan sólo ha sido derogada cuando las necesidades de efectivo son tales que se estaría dispuesto a pagar lo que sea, incluso a costa de que una parte importante se fuese al FGD), hasta el propio desmantelamiento del FGD, pasando por el bochornoso papel de las autoridades haciendo la vista gorda ante la comercialización masiva de productos que “son casi como depósitos, pero no cubiertos por un fondo de garantía que no tiene ni un euro”.
Evidentemente en toda esta situación es imposible detallar cuantas personas han perdido sus ahorros, adquiriendo productos financieros en los que no tenían posibilidades de ganar, a unos precios completamente surrealistas sin que nadie hiciese nada por evitarlo. ¿Es coherente una supuesta intención de evitar un caos social con un entorno en el que se empuja a los ciudadanos a un abismo?.
Respecto a que no hay una distinción clara en una frontera que podría estar en los clientes de fondos de inversión, (que quizás sea el instrumento que marque para los clientes un cierto compromiso). Aquellos que buscan una elevada rentabilidad a cambio de aceptar un riesgo, ya han aprendido hace tiempo que se deben salir de las recomendaciones de las entidades financieras, (o que por lo menos han de tomarlas con cierta cautela). Y esto se ha hecho porque nos hemos encontrado con informes absurdos y recomendaciones de extrema locura. En este grupo, no ha existido ni la más mínima responsabilidad de la banca, lo cual es importante por mucho que se hable de que asumen riesgo, confundiendo riesgo de inversiones con riesgo de engaños. Sin embargo, se puede entender que las pérdidas de personas que han tomado decisiones incorrectas, aunque vengan derivadas de informaciones no correctas, en decisiones en las que asumían riesgo difícilmente pueden degenerar en Caos Social.
Pero para más inri, nos encontramos con activos financieros que han sido vendidos a personas mayoritariamente, (con o sin conocimiento), y por otro lado nos encontramos con otros activos financieros que son vendidos a inversores. En unos casos nos hemos encontrado con todos los organismos comprando o aceptando una serie de activos y en otros no. Se han llevado programas de compras de activos sanos, ilíquidos, tóxicos y todo lo que se nos ocurra, en cantidades industriales, y en secreto o en público por parte de muy diferentes agentes y por cantidades astronómicas. Pero curiosamente, a nadie se le ha ocurrido jamás intervenir para incrementar los precios de determinados productos; (¿algún banco central ha comprado una sola participación preferente? o incluso ¿algún título de deuda en manos del público?). En definitiva, si lo que preocupase es el caos social, se hubiese por lo menos discutido alguna medida para salvar la situación de algún ciudadano; pero en realidad lo que ha habido es un salvamento descarado de inversores, incluso a costa de destrozarlo todo.
Por tanto, no estoy en absoluto de acuerdo con que se haya salvado a nadie con tal de evitar el caos social, sino que se ha tratado de hacer lo que sea para tratar de evitar (o retrasar) el caos social en nuestro país o similares, que viene generado por un buen número de prácticas que impactan directamente sobre todos los ciudadanos, y todo ello para salvar a los inversores y por ende a otros caos, pero no precisamente al caos social en España.