En este fin de semana, de casualidad me he enterado de dos noticias que han pasado bastante desapercibidas, o por lo menos que yo no había visto por ningún lado. Las dos noticias son dos anécdotas clave para entender las actuaciones de los gobiernos, que hace bastante tiempo que han perdido el norte.
La primera tiene cierta antigüedad y se refiere a una novedad de las actuaciones de la Agencia Tributaria, que se dedica ahora a ir a embargar las cajas de los negocios en horario comercial y de hecho buscando la existencia de clientes para generar un coste más a las personas que mantienen deudas con hacienda.
Es decir, de repente nos encontramos que el personal de hacienda en lugar de dedicarse a actuar como tal e investigar fraudes en determinadas capas, lo que hacen es convertirse en una versión moderna del cobrador del frac.
Lejos de hacer algo para evitar ciertas tácticas que ya he comentado, tenemos a las administraciones públicas lanzándose a tácticas de dudosa legalidad, (en el caso de Hacienda se dirige contra empresas y no contra ciudadanos, lo cual es una diferencia en según qué casos).
Evidentemente la hacienda pública tiene que tener instrumentos para cobrar las deudas, pero siempre evitando atentar innecesariamente contra las personas, por mucho que tengan un comercio y por tanto sean especialmente susceptibles a determinadas actuaciones. Sí quieren argumentos para defender esto, no hace falta más que escuchar lo que dicen desde cualquier banco cuando se les pide cualquier información, a pesar de que todo el mundo ya ha asumido que los balances de las entidades financieras esconden de todo.
¿Por qué se va a someter a escarnio público a los pequeños negocios?. Pues sencillamente porque son débiles, y en gran parte son una parte débil porque se han diseñado todos los procedimientos para que así lo sean. Estos negocios son los que en primera línea están asumiendo todos los golpes de una situación en la que se están destrozando a los clientes, y eso es lo primero que se ha de solucionar.
Hasta ahora cuando un comerciante se ponía a mirar a la gente que pasa por la puerta, verá pasar a las personas a las que se le han metido tantos golpes que no pueden comprar, (o no quieren comprar porque estamos todos acojonados por la siguiente), o bien a los inspectores de hacienda que buscan añadir con escarnio público una nueva penalidad a las que ya tiene.
En cuanto a la otra noticia, tengo que decir que en un primer momento me ha parecido que venía de elmundotoday.com; Esta noticia, no va a tener tantos efectos prácticos, pero ilustra el cachondeo al que nos tienen sometidos. Cachondeo tan extremo que ya incluso hace reír.
“El presidente del Consejo del Poder Judicial, Gonzalo Moliner, ha entregado esta tarde los premios 'Calidad de la Justicia 2012', que en esta última edición han recaído en el Ministerio de Justicia, la Dirección General de Modernización de la Administración de Justicia de la Generalitat de Cataluña, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Badajoz, la Oficina Judicial de Durango (Vizcaya), el Consejo de Procuradores de España y el Registro Civil de Guadalajara.
El CGPJ también ha decidido atribuir una mención específica en la modalidad de la 'Justicia más accesible' al Ministerio dirigido por Alberto Ruiz-Gallardón.”
Luego se explica que el premio viene derivado de dos proyectos del ministerio, que no tienen nada que ver con las recientes reformas conocidas de la justicia, (y tampoco parece que tengan demasiado que ver con actuaciones recientes del ministerio de justicia), pero desde luego la explicación y la oportunidad recuerdan y mucho a la condecoración de los miembros de la UIP tras la semana del “¡que soy compañero, coño!”.
En definitiva, que el Consejo general del Poder Judicial, le dé un premio a la calidad en la modalidad de “justicia más accesible”, en medio de una reforma en la que absolutamente todo el mundo está de acuerdo en que lo que hace es restringir el acceso a la justicia no es otra cosa más que cachondearse del personal.
Mal vamos en un país en el que Hacienda se pone a competir con el cobrador del frac, mientras ignora a los fuertes, a la vez que se envían notas de prensa y mensajes a la opinión pública que destrozan a los medios que tratan de parodiar la realidad, que no tienen absolutamente nada que hacer en un entorno en el que cada semana se supera la animalada.
La única esperanza es que los funcionarios de Hacienda sean lo suficiente responsables como para actuar como lo que son; el contrapeso a un poder político y plantear todo lo que sea necesario para evitar estas acciones y que los jueces, abogados y fiscales continúen luchando contra las injusticias del ministerio de justicia, para que el premio, vendido como si fuese a Gallardón, sea entregado a título póstumo, (en sentido figurado por supuesto).