El otro día comentaba las propuestas, (o eso supongo) de Niño Becerra, en las que parece que proponía entre otras cosas reducir a la mitad los ingresos de toda la población para salir de una situación. En este post me gustaría señalar un comentario que recoge gran parte de cierto esquema que se repite con bastante frecuencia.
“… con todos los respetos por tu posición hay algo que es incuestionable: Si yo tengo una idea para montar una empresa, estoy dispuesto a jugarme el dinero y en caso de que le vea viabilidad contratar a una persona, estaré creando empleo. Para que esto se produzca es para lo que hace falta flexibilidad laboral, salarios en función de lo que yo pueda pagar según vaya la empresa, bonificaciones (piensa que si contrato a un desempleado cotizaremos a la S.S. y el Estado se ahorrará la prestación o subsidio de desempleo).
Bueno pues eso es la economía real. Lo del reparto independiente de empleo sufragado por todos y para todos queda muy bonito, pero pregunto: Quien pone el dinero? Qué tipo de trabajo hacemos que cree valor? Quien gestiona la empresa?
Esto es la clave para que este pais salga adelante. Lo demas son paños calientes que SI NOS LLEVAN CADA VEZ MAS A LA MISERIA”
Pues una vez más me veo cuestionando algo que no es ni mucho menos incuestionable. Nos encontramos con un diagnóstico y unas recetas que parten de una visión exclusivamente centrada en una empresa y además, lamento decirlo pero con un grave error de concepto y cierto olvido principal: ¡El cliente!.
En este sentido tenemos que entender que un sistema económico es un conjunto de agentes y relaciones que buscan convertir recursos finitos en bienes para su consumo. En definitiva, se organizan a los agentes y los recursos para conseguir producir unos bienes que se destinarán a su venta para su consumo. Esta definición básica se olvida hasta el punto de que todo se mira desde el punto de vista de cada una de las empresas, (ni tan siquiera de todas las empresas en su conjunto), y en el corto plazo, (ni tan siquiera mirando más allá).
En este sentido, se ha conseguido que las empresas dispongan de la flexibilidad máxima, lo que ha provocado en primer lugar que el riesgo se ha trasladado. Es decir, no es compatible el concepto de arriesgar con el concepto de trasladar el ajuste. Si en una empresa están los empresarios y los trabajadores, lo que no tiene sentido ninguno es que estemos asumiendo sin ningún problema que si las cosas van bien, la rentabilidad sea de la empresa que lleva la iniciativa, consigue gestionar para ser competitivo, invierte y demás, pero que si un poco después las cosas van mal, serán los trabajadores los que se tengan que ajustar. Esto rompe el binomio básico de rentabilidad y riesgo.
Pero es que además lo que nos encontramos en una situación como la actual es que todas las empresas tratan de despedir o reducir sueldos, (y sin demasiados problemas gracias a las sucesivas reformas laborales), y además nos encontramos con todo tipo de sectores de bienes básicos en los que las empresas tienen todo el poder, (incluido el uso del gobierno), para subir los precios. Esto significa que directamente la clase media se ha ido, (y se está proponiendo más aún), de tal forma que al final no existe movimiento económico que al final es lo que genera el empleo. Hoy las empresas pueden adaptarse sin problemas a los precios que la sociedad puede pagar y a la cantidad que la sociedad puede comprar, pero sin embargo estos precios y estas cantidades son cada vez menores, porque cuando cada una de las empresas piden que se bajen los sueldos y se genere inestabilidad, lo que están es pidiendo que se haga todo esto a todos los clientes.
Eso es lo que en realidad es la economía real; empresas ofreciendo a personas que en su mayor parte consiguen sus ingresos del trabajo, (de esto se basa el capitalismo). No se puede hablar de economía sin tener en cuenta algo que se ha llamado “economías domésticas”, y por supuesto tampoco se puede hablar de mercados, sin tener en cuenta que siempre son un lugar donde exista oferta y demanda.
No habrá empresas, sino hay clientes; no hay clientes sino hay empresas. Esto está claro y todo esto lo sabe todo el mundo…¡menos muchas empresas!!!!.