Hace ya algún tiempo que exponía en un post los indicios para defender la existencia de actuaciones irregulares en el Partido Popular. Desde entonces, lo único realmente nuevo es todo el trasiego de atropellos relacionados con Barcenas y la presentación de las cuentas del partido, (que no aportaban nada o incluso empeoran la situación) y la presentación de los IRPF de Rajoy, que desde luego son muy coherentes con los hechos de los que se acusa al PP. Acababa aquel post afirmando que en el caso de conocer las declaraciones de IRPF del resto de dirigentes que aparecían en las listas podríamos obtener más conclusiones.
Sin embargo, la primera noticia que me gustaría señalar es la que no se ha producido. A pesar de la promesa de que en la semana siguiente se harían públicas las declaraciones de la renta del resto de los dirigentes, esto no se ha producido finalmente. La única explicación que se me ocurre es que alguien ha caído en la cuenta de la información que mostraban.
También está pendiente la auditoria (que a pesar de que se manifestó que ya estaban trabajando en ella), ahora resulta que no hay auditores que la quieran hacer; y sobre todo el hecho de que se registren en algún lugar público las cuentas para que alguien las diligencia y evite ulteriores manipulaciones. Esta es una de las medidas propuestas en el debate del estado de la nación, para luchar contra la corrupción, pero no se ha realizado en ningún caso y lo realmente triste del caso es que las únicas cuentas registradas, (eso sí, ante notario), son precisamente las de Bárcenas, lo cual no deja de tener su coña, ya que en las empresas normales, lo que se espera encontrar registrado es lo oficial.
Respecto a este notario, supongo que alguien tendrá que aclarar si comunicó al Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infracciones Monetarias, tales hechos, (que parece que no, dado que se le ha tenido que requerir tal información). Al final según la ley de blanqueo, los notarios deben mantener diligencia reforzada con los cargos públicos o personas públicas, (como es el caso), En todo caso supongo que alguien debería comprobar, (y lo mínimo es llamar a declarar al notario) la existencia de unas instrucciones de “hacer pública la información, en caso de entrar en la cárcel”. Esto es importante, porque no se me ocurre un indicio más claro de que está sirviendo a la comisión de un delito.
Pero lo que más sobresale es el lío confeso en el que se ha metido el Partido Popular a costa del despido, (o lo que sea de Barcenas). Recordemos que en un primer momento se conoció que el Partido Popular seguía manteniendo en plantilla a Sepúlveda. Tras una intervención de Floriano en la que batía un record de burradas para justificarlo, finalmente se dice que se despidió al famoso Sepúlveda, del que no se supo jamás que hacía y que no aparecía por el partido, con existencia de indemnización. (lo cual será importante), y parece que una baja voluntaria en la seguridad social.
Lo primero que debemos tener claro es lo que ocurrió en estos meses pasados, y para esto debemos tener en cuenta la definición de simulación que consiste en la declaración de un contenido de voluntad no real, emitida conscientemente y de acuerdo entre las partes para producir con fines de engaño la apariencia de un negocio jurídico que no existe, o que es distinto al que realmente se ha llevado a cabo, (más o menos textual lo podemos encontrar en cualquier manual). Por tanto existen muchos indicios que el contrato de trabajo de Sepúlveda corresponde exactamente a esta casuística; principalmente porque nadie ha acreditado que Sepúlveda realizase trabajo alguno, ni tuviese relación de dependencia alguna, entre otros requisitos de un trabajo. Y esto es delito y lo sería aún en el caso de que no existiesen fondos públicos por medio.
Pero si la relación laboral plantea muchas dudas, extraña y mucho el pago de una indemnización de despido en este caso, ya que, en caso de que el contrato de trabajo no fuese simulado, podría ser perfectamente un despido disciplinario y por tanto procedente, (ya sería el juez quien en su caso lo calificase como improcedente), pero que esto no es en absoluto compatible con una baja voluntaria.
Pero si las dudas no fuesen más que evidentes, luego nos encontramos con la noticia de que Luis Bárcenas también estaba cobrando del Partido Popular; la primera distinción es que a diferencia del primero si existían noticias de que por lo menos esta persona tenía despacho, coche y secretaria en el Partido, lo que supone que sería más fácil demostrar que existía una relación laboral. Pero como no era políticamente correcto admitir una relación laboral incómoda nos encontramos con que en este caso se afirma que Luis Bárcenas fue despedido, en la fecha en la que consta en la seguridad social como readmitido, y nos encontramos con la explicación del finiquito diferido. La defensa del Partido Político es en este caso que todo era una simulación, lo cual curiosamente además de políticamente incorrecto, supone confesar unos cuantos delitos y añade otro indicio a mayores acerca de la no realidad de las cuentas del partido popular.
Por partes; en la seguridad social consta que Luis Bárcenas era trabajador hasta el 31 de enero de 2013. Si esto no es cierto; tendríamos una falsedad ya que cuando supuestamente se despidió a Bárcenas se envió un alta a la seguridad social. Por ejemplo, he tirado de google buscando noticias para tratar de analizar el tema y nos encontramos por ejemplo que hace dos días, la policía detiene a veintitrés personas por simular contratos de trabajo, (aunque sea para conseguir papeles).
En un raro ejemplo de burrada llevada al extremo, nos encontraríamos con una doble simulación: si Bárcenas no trabajaba para el PP este alta sería simulada. En todo caso, bien se haya simulado un contrato o bien fuese un despido con diferimiento…; nos encontraríamos con otra falsedad.
En la baja, parece que consta una baja voluntaria también en el caso de Bárcenas. Una baja voluntaria es la solicitada por el trabajador de tal forma que el Partido Popular habrá presentado una carta y habrá firmado los documentos de baja. En caso de que esto no sea así, resultaría además que tendríamos una falsedad en el documento. Lo mismo ocurre con el caso de Sepúlveda. En ambos casos hay indicios de que la baja no es voluntaria, (en un caso por el hecho de que se le pague indemnización y en el otro por la mera presentación de una demanda que sería contestada fácilmente en caso de existir cualquier tipo de documento firmado por el extesorero).
Por tanto, los indicios de que en las bajas se falsearon las circunstancias de la baja son abrumadores también.
El problema para el partido popular es que además nos encontramos en un país en el que, dado un cierto problemilla con despidos de gente, desgraciadamente el tema despidos del ámbito laboral lo tenemos bastante fresco. Por lo tanto todo el mundo sabe cuándo puede ser despedido, porque y sobre todo que si se dimite se pierde todo, (de ahí que todos los trabajadores españoles saben que han de tener mucho cuidado con lo que se firma).
Pero lo más curioso es que la peregrina idea de la transparencia de la contabilidad del PP se ha ido a tomar viento incluso para los más ilusos. En primer lugar porque resulta que no aparece contabilizada la indemnización de Luis Bárcenas, (de existir, supondría que las cuentas que nos presentaron tampoco responden a la realidad) y en segundo lugar porque no será una entidad tan transparente cuando de repente nos encontramos con un entorno en el que no sabemos quién puede estar trabajando o cobrando sin trabajar dinero que viene en gran parte del estado. Con razón de repente Cospedal empieza a tener un problema de tartamudeo, (¡bastante merito tiene haber llegado hasta aquí).
Pd. Acabo de leer que el PP ha rectificado en la seguridad social la baja de Sepúlveda. Por lo tanto parece que o han dicho que la falsedad en la baja es un error o resulta que han cometido realmente un error de novato en un tema de puro trámite que deberían mirar con cuatrocientos mil ojos (otro más que sumar a la larguísima lista de despropósitos de quien nos manda).