Ya he puesto en varias ocasiones, que ante cualquier medida que trate de mejorar la posición de los consumidores frente a las entidades financieras, nos encontramos siempre con el argumento de que esto dejará fuera del mercado financiero a todo el mundo. Por ejemplo, hace poco nos hemos encontrado con medidas tomadas por la junta de Andalucía que han sido contestadas de esta forma por Guindos.
Este argumento, (el de no restringir el crédito), ha sido justificado una y otra vez en la tramitación de la ley hipotecaria. De hecho, este argumento se ha usado tanto como para denegar la dación en pago, como la ley de segunda oportunidad que se planteaba al principio como opción a la dación en pago.
Sin embargo, es más que curioso comprobar como de repente nos encontramos el viernes pasado con un consejo de ministros, nos hemos encontrado con unas cuantas declaraciones de intenciones; por un lado se trata de estimular el crecimiento y el crédito y por otro lado se presenta la ley de segunda oportunidad, (habrá que ver en que consiste), para pymes y autónomos, que no pueden acceder, (por razones múltiples a la ley concursal). Y digo que sorprende porque en esta ocasión no hemos escuchado en ningún momento aquello de que dar una salida a estas personas supondrá que el crédito será más escaso y más caro. Es más, recordemos que se está intentando recuperar el crédito.
Pero más allá de estas incoherencias, lo que me gustaría es hacer un repaso a la situación en la que quedarían los distintos colectivos en cuanto a la responsabilidad y posibilidades de encontrarse en una situación insostenible financieramente.
Respecto a las grandes empresas, normalmente tienen la salida de la declaración concursal, que será el último recurso después de contar con todo tipo de apoyos públicos para que no se pierda dinero. Paradigmático es el caso de las Concesionarias de autopistas, en las que aún intentan “no perder”, teniendo en cuenta que parece que los contribuyentes vamos a asumir las deudas íntegras con las entidades financieras, (estas si que no van a perder). Es decir, en la práctica no es que tengan dación en pago, sino que incluso se sueña con vender a beneficios.
Para las empresas promotoras, existe en la práctica la dación en pago, derivada de esta responsabilidad limitada. Lo mismo ocurre para aquellos extranjeros sin demasiado arraigo en este país, que dado que lo más probable es que abandonen el país, se encuentran con una posibilidad de salida, de forma que a los bancos también les interesa una pronta solución al problema de la deuda y por tanto también obtienen una salida.
Ahora nos encontramos con un sistema que va a facilitar una salida a los autónomos, que se une a la salida a aquellos sueldos que sean muy bajos en unos colectivos determinados que son los que entran en los famosos códigos de buenas prácticas.
Si tenemos en cuenta todas las circunstancias, lo que nos encontramos es que atrapado quedaría tras esta situación, únicamente el colectivo compuesto por aquellas personas con un nomina media, (las más altas tienen toda suerte de esquemas para diseñar todo tipo de estrategias con tal de evitar problemas).
El problema es que podemos repetir esta misma pregunta con todos los demás “ajustes”, o incluso mejorarla preguntando: ¿Alguna medida se ha planteado para mejorar la situación de las personas con una nómina media?. Para después tratar de acordarnos de que precisamente este grupo, (unido al de autónomos que, en muchos casos, no son otra cosa que los anteriores, pero despojados de todo tipo de derechos laborales a pesar de que trabajan para empresas al igual que los asalariados), confirman lo que se ha venido en llamar Clase Media, que es lo que en realidad tira de la economía.
Nunca la economía puede estar bien cuando nos encontramos en una situación en la que se podría definir la clase media, como la compuesta por aquellas personas que ni en el campo fiscal, ni en el campo laboral, ni en el campo de las reclamaciones, o en el campo del gasto público y en temas de consumo o financieros, no tienen ninguna salida más que servir a salvar bancos a toda costa.