Hacía tiempo que no escuchaba el mantra publicitario de que todos los apoyos a la banca, habían tenido como objeto aquello de salvar a los depositantes y no a los bancos. En realidad desde lo de Chipre, queda mucho más ridículo que antes, ya que aquella madrugada de viernes, se comprobó con total dureza que es lo que se busca realmente, al establecer un impuesto a los depósitos, (para salvar el escollo de que legalmente los depósitos estaban protegidos), para conseguir un importe determinado que se usaría para salvar bancos. De hecho, incluso tras la rectificación de la medida, lo que quedó claro es que el orden de asunción de las pérdidas se alteró para que precisamente los depositantes fuesen los máximos perjudicados.
En ese mismo caso, nos hemos encontrado precisamente con la clave de la cuestión por la que se pueden salvar los depósitos nominales; una decisión de tocar los depósitos altera la confianza bancaria y en definitiva acaba destrozando los mercados financieros, por lo que es fácil inferir que los depósitos están “a salvo”, siempre y cuando el coste sobre los mercados financieros sea superior al beneficio de tal medida. Y esto no es tener en mente a los depositantes.
El caso de Chipre ha sido un caso extremo, pero debemos tener en cuenta que los que han decidido, (y parece más que claro que ha sido una imposición de la troika), son los que deciden sobre todo, por lo que hay que tener en cuenta que sus intenciones son las mismas en todos lados.
Sin embargo, sin ir tan al extremo, es fácil entender que desde luego no todo se ha hecho para salvar los depósitos y de hecho es fácil entender que incluso los tenedores de depósitos han asumido costes que no les corresponden, lo cual no es una quita, pero tiene los mismos efectos.
Por ejemplo, en el caso de los depósitos nos hemos encontrado con el único caso donde desde el Banco de España y los gobiernos se ha actuado de forma recurrente para bajar el precio de la remuneración. La ley Salgado, los limites a los tipos que las entidades podían pagar, la inacción absoluta ante la no competencia de las entidades y finalmente las recomendaciones de bajar los tipos de remuneración de los depósitos a plazo, así como el cachondeo de ver como se permite que las entidades financieras sigan cobrando unas comisiones que no corresponden a los tenedores de depósitos, sin ningún problema, son algo evidente y que con frecuencia olvidamos.
¿El efecto cuál es?. Al principio en Chipre se pactaban unas quitas del 6,75% para aquellos depósitos inferiores a 100.000 euros. En España, sin embargo, aún no se ha planteado esta medida, pero sin embargo a finales del año pasado, (tras unas cuantas intervenciones para moderar los tipos de interés que pagan los bancos), era normal encontrar ofertas superiores al 4% de tal forma que para el mismo plazo hoy en día esto es impensable, y precisamente por una intervención del estado.
Hagamos un cálculo rápido y entendamos que la bajada de tipo de interés que se reduzca es directamente una quita en el dinero que tendrán los titulares de los depósitos, e incluso puede que haya sido superior a la quita famosa.
Es decir, imaginemos que una persona ponía 100 en un depósito en el 2010; de esta forma, incluso sin capitalizar los tipos de interés, (y asumiendo que se paga en torno a un 5%, que en el lenguaje neocom serían extratipos), tendríamos que cada año conseguiría 5; lo que en total significa que ante una quita del 6,75% habría conseguido 8,25, (los 15 que hubiese conseguido menos los 6,75 que le hubiesen quitado). Imaginando en España que se hubiese conseguido limitar al 2% los tipos de intereses; ¿Cuánto habría conseguido esta persona, aún sin quita?. Pues 6, lo que curiosamente es menor, que lo que percibiría el Chipriota ¡tras la quita!.
Es fácil entender que además con el sistema de limitar las retribuciones a los depósitos en España se consigue una ventaja adicional, y es afectar a todo el mundo, sin que nadie se entere y lo que es peor, de tal forma que afecta en mayor grado a los que tienen menores ahorros que a los mayores ahorradores.
No se molesten en calcular las diferencias respecto a la situación que finalmente quedó en Chipre. Una persona con unos ahorros de 20.000 € se habrá visto muy beneficiada en Chipre, mientras que aquí está corriendo con la responsabilidad de que los bancos no paguen unos tipos altos, (¡a ver si esto de que los bancos no paguen tipos de interés de acuerdo a ley de oferta y demanda es una salvación de las personas), mientras que en Chipre se ha librado completamente. En cambio una persona con ahorros elevados, en Chipre sufre un golpe salvaje, mientras que en España pierde menos.
Existe una diferencia importante entre una quita y recomendar un pacto para reducir en el tiempo los rendimientos de los depósitos. Una cosa llama la atención y otra no, pero curiosamente nadie parece ver las similitudes, y las similitudes son tan evidentes, que en uno y otro lugar, resulta que todo el mundo se sacrifica y al final resulta que curiosamente todos los intentos han ido para recapitalizar entidades y jamás he escuchado ni tan siquiera una insinuación en la que se diga que hay que recapitalizar a los depositantes, ni a los deudores, ni a los trabajadores, ni a nadie.