A lo largo del verano ha sido impresionante la actividad de Paco Marhuenda, que ha superado de largo el mito de Ramón García, del que se decía que estaba en todos los programas de TVE1. Ha sido muy difícil encontrar un debate en cualquier cadena donde no estuviese el director del periódico de “La Razón”.
Tampoco es necesario ser un gran analista para entender que las razones de esta ultraactividad están en la necesidad de la defensa del Partido Popular tras las irregularidades que están floreciendo a cuenta del llamado “Caso Barcenas”, y desde luego el argumento es “no hay nada probado” y el “todo está bien”. Desde luego, no es el único medio o persona que denominándose periodista se ha dedicado a estos menesteres y por supuesto tales circunstancias no se limitan a la defensa del Partido Popular, sino que todos los días nos encontramos defensas del PSOE, (enfrascado entre otras cosas en el tema de ERES o algunos varios adicionales), de los sindicatos o de la CEOE. Sin embargo, Marhuenda ha sido espectacular y sirve perfecto como ejemplo para un par de reflexiones, sobre todo tras las palabras de Lara, que lo han definido como un buen periodista.
En mi opinión, no tengo nada claro si es bueno o malo; pero lo que sí que tengo claro es que Marhuenda, al igual que muchos otros, lo que no son es periodistas. Realmente la función de un periodista, siempre ha de ser investigar, buscar información que le interese a la sociedad y transmitirla para que los ciudadanos podamos tener la máxima información posible.
Es comprensible que determinadas personas se empeñen en ver una actuación correcta y exquisita, (o incluso un problema menor), en las actuaciones del Partido Popular, o en las actuaciones de los ERE en el PSOE o de los sindicatos. Pero lo que es imposible de entender es que un periodista, ante la acumulación de indicios salga diciendo que “no hay nada” y a explicar de forma adecuada cada nueva irregularidad que se va conociendo. La primera función de un periodista es descubrir cosas ocultas, ¿no?.
Todo el mundo que comete un acto que sabe que no va a gustar, (incluso aunque sea legal), va a tratar de esconderlo y justificarlo; y los periodistas deben ser los que deben mostrar al público aquellos que sean relevantes por su carácter público; esto supongo que es básico. Por lo tanto una persona que no realiza estas funciones y jamás podrá ser considerado periodista.
Pero además normalmente, tenemos una situación en la que existen los dobles raseros. Es decir, si en los sindicatos se cobran sobresueldos, la cosa es justificable no siéndolo en el caso de que sea el PP o viceversa. O incluso, que se critique la actuación de unos, y luego se justifiquen estas actuaciones en base a que los otros también lo hacen. Esta es la típica actuación en la que se defiende al PP, bajo el argumento de “El único condenado por financiación irregular es el PSOE”.
En este caso no estamos ante alguien que se lo cree todo, sino que se cree lo que interesa a determinados intereses y por tanto informa en esto sentido. Esto tiene varios nombres; desde mercenario hasta creador de opinión, pero jamás se puede definir esta situación con el nombre de periodismo.
Teniendo en cuenta estas premisas, Marhuenda, siempre tomado como ejemplo de muchos otros, de todo color y condición, no son directamente periodistas en el sentido que dicha profesión debe tener para ofrecer un sentido y una función lógica a la sociedad.