Un tal Jaime Botín, que resulta que ahora es alumno de filosofía, carga en un artículo de opinión contra la hipocresía de los otros, amparándose o relacionándola de alguna forma en que estamos asistiendo a un fenómeno de la moral católica que, a su juicio viene derivada del Franquismo, y que es una de las causas del deterioro moral de la sociedad española. También afirma que las encuestas no parecen reflejar la preocupación por el deterioro moral de la sociedad.
Lo primero es aclarar un par de puntos; el primero es que es absolutamente normal que el conjunto de la sociedad no manifieste preocupación por el deterioro moral de la sociedad; es tan evidente como el incremento de la preocupación por problemas derivados de la corrupción. Parece increíble, entendiendo estas dos cosas, que la gente es capaz de distinguir entre la sociedad en su conjunto, (el conjunto de ciudadanos), y determinados colectivos que son un verdadero cáncer para esta. Los políticos, los financieros y alguno más no son representativos de la sociedad, y además creo que cada vez está más claro que además no nos representan. No soy alumno de filosofía, pero puedo decir claramente que me admira la sociedad en su conjunto, (y sobre todo no acabo de entender como está aguantando), pero me repugna y me asusta la deriva de las personas en las instituciones.
Lo segundo es que esto no tiene demasiado que ver con el franquismo, por razones tan obvias como que este deterioro se está comprobando en muchísimos lugares del planeta. Puede existir relación entre la corrupción y la moral católica, pero como poco debería ser explicada y sería muy discutible.
En todo caso, la clave de una forma de pensar la encontramos en un segundo artículo, en el que expone la moral católica como excusa para los ataques que ha recibido tras el primer artículo. El caso es que llama la atención el primer artículo, teniendo en cuenta el pasado reciente de este personaje, (aunque como banquero en lugar de como alumno de filosofía). Recordemos que hace poco descubrimos que llevaba unos cuantos años sin pagar impuestos, con una fortuna escondida al fisco, que a su vez se libró (y toda la familia) del delito fiscal porque Hacienda no actuó como con el resto de personas; que incumplía flagrantemente una participación en Bankinter que debía comunicar según las leyes; que a su vez este proceso fue suspendido en base a una interpretación única de unas normas salvajes y que incluso cuando ha desaparecido la causa de suspensión, no ha sido inhabilitado cuando las normas lo obligan.
Pues una vez recordados estos antecedentes, resulta que en el segundo artículo nos encontramos con la respuesta, en el sentido de que recordar esto es un ejemplo claro, según el alumno de filosofía, del “y tú más” típico de la moral católica. Curioso argumento ya que entiendo que independientemente de la religión, es fácil entender que no es un “y tú más”, sino más bien una combinación del “y tú también”, acompañado de un: pero, “si a ti te beneficia”.
Pero lo que más llama la atención son las explicaciones que nos dan. La primera es que en 2010 decidió voluntariamente declarar en Hacienda ese patrimonio oculto, sin que hubiese ninguna comunicación, investigación o acusación de Hacienda, (¿y no se quejará del funcionamiento de Hacienda que se ha olvidado de investigarle?). En todo caso, lo que es obvio es que durante muchos años no ha pagado los impuestos que corresponderían. Y lo peor es que se ha librado de todo tipo de culpa por ello. Suficiente motivo como para que el hecho de quejarse de la moral de la sociedad suene a puro cachondeo.
La segunda explicación se refiere a la no comunicación de su participación en Bankinter. Y la explicación es alucinante; en primer lugar nos cuenta que a Crédit Agricole, sí que le comunicó la situación en todo momento y lugar, mientras que al resto de accionistas entiende que “aprueban que el mayor accionista del banco haya dedicado la vida a defender su independencia y prosperidad, comprometiendo en ese empeño la mayor parte de su fortuna, dentro y fuera de España.”.
Independientemente de que esto no excusa el hecho de no cumplir la ley, y tampoco el hecho de que este incumplimiento, por ahora, no tenga efectos, lo que está claro es que resulta que hay accionistas de primera y segunda. Si es cierto que los segundos están contentos, lo tendrán que decir ellos, pero desde luego, deben ser tratados con un mínimo de respeto.
Por descontado, y ante la queja de que parece que no puede decir nada, pues en mi opinión lo que puede hacer es decir lo que quiera; claro que a veces es mejor callarse. Y por supuesto, si este post es un ejemplo más de la moral católica estaríamos ante un grave problema, ¡para los católicos, para mi, y desde luego para los profesores de filosofía!