El tema de la inflación sigue dando mucho juego para todo tipo de análisis absurdos. Uno de ellos es aquel que nos dice que la inflación es buena para ayudar al proceso de endeudamiento del sector privado y del sector público. Me gustaría tratar de explicar un poco el proceso, para comprobar que, como en tantas veces, lo que es una verdad a medias se está convirtiendo en una gran mentira.
Para esto, empezaremos con la verdad; efectivamente la inflación ayuda a reducir el endeudamiento, pero siempre basándonos en una serie de supuestos que son necesarios para que esta relación se cumpla. Y dado que tenemos que explicarlo todo; voy a poner un simil que entendamos todos para entender lo que quiero decir; si piso el pedal de la derecha en un coche, este acelera es una verdad siempre que tengamos todos claro que se necesita que el motor esté encendido, (y por supuesto que no existan otras averías que lo impidan).
¿Cómo funciona el tema de la inflación y las deudas?. En primer lugar, asumamos que la inflación es la subida general de precios en una economía. Dado que suben los precios en la economía, las empresas obtienen más ingresos, (porque las empresas cobran los precios). Dado que los precios suben, resulta que para mantener el poder adquisitivo los trabajadores y los pensionistas tendrán también subidas de sus sueldos nominales, (importe a recibir en la cuenta corriente o sobre). Dado que todo el mundo ingresa más cantidad de euros, las deudas de cada uno son más fáciles de pagar y los impuestos pagados son mayores, (al ser proporcionales al dinero invertido), de tal forma que los ingresos públicos son mayores, lo que ayuda a pagar la deuda pública.
En primer lugar, y dado que uno de los aspectos que nos encontramos desde hace tiempo es que los sueldos y las pensiones, (entre moderaciones, bajadas y congelaciones), no se revalorizan; por tanto las deudas de las personas no son más fáciles de pagar, sino que teniendo en cuenta esta situación, es absurdo decir que la inflación ayuda a reducir el endeudamiento; de hecho es todo lo contrario.
Es más un contexto con inflación y rentas salariales y similares congeladas, lo que significa es una distribución de la renta para los agentes que cobran los precios, (lo que sube) y pagan los sueldos, desde los que cobran sueldos y pagan precios. Es decir, una situación con inflación y sueldos y pensiones desvinculadas, lo que supone es que se pasa renta de trabajadores y pensionistas a empresas, de tal forma que se facilita el desendeudamiento de las empresas a costa del resto, por la sencilla razón de que la economía no mejora, sino que mejoran las empresas a costa de los trabajadores.
Sin embargo, tampoco esto ocurre; ya que en un contexto de subidas de precios generalizadas, (inflación), es lo que ocurriría; pero el problema es que no estamos en tal situación. En España nos hemos encontrado con IPCs elevados, pero a la vez nos encontramos con numerosas empresas que tienen que bajar o mantener los precios que cobran. En definitiva, no tenemos un contexto de inflación o subidas de precios generalizadas ya que en el IPC nos encontramos con dos problemas fundamentales; por un lado nos encontramos con las subidas de impuestos indirectos que hacen subir los precios de venta al público, pero reducen el importe percibido por las empresas. Por lo tanto, este efecto, lo que provoca es que tampoco encontremos (por lo menos en todas las empresas), la anterior distribución de la renta. Es decir, una parte de la distribución de la renta que se detrae de los trabajadores pasará al estado. Dado que el impacto del IVA sobre los precios de los bienes depende de su elasticidad, es fácil inferir que se distribuirá al estado el IVA de los productos no básicos, (sus precios no subirán y el impuesto será soportado por la empresa).
Y esto se unirá al otro efecto del IPC, está en la cuestión de los bienes básicos. Es decir, cuando hablamos del IPC hablamos de toda una serie de bienes de los cuales algunos son básicos y otros no. Pues de un simple vistazo al IPC nos encontramos que los bienes básicos son los que suben, mientras los otros bajan. Si nos damos cuenta, y combinamos al final todo esto, tenemos claramente que lo que en realidad consigue la situación actual es que aquellas entidades con apoyo para mantener o subir los precios, (productos básicos, sin competencia y mercados regulados o que sí ven incrementadas sus tarifas en función de sus costes), son las que consiguen captar un mayor nivel de renta, mientras que consumidores y la inmensa mayoría de empresas que no están en ese punto tienen cada vez más problemas.
Y la renta es lo que les permite finalmente desendeudarse con mayor o menor facilidad.
Siguiendo esto, un empleado con el sueldo congelado, tiene mayores problemas para pagar las deudas en una situación de inflación que en situación de deflación, de la misma forma que un comercio o un bar, tampoco tiene ninguna posibilidad porque se comerá los efectos de que estemos salvando a las grandes empresas de servicios básicos