En la entrevista en El País a Lagares, (en la que se le llama Economista), aparecen unas cuantas burradas dignas de estudio, (con perdón para los burros). Una de ellas impacta directamente sobre la progresividad:
Pregunta: “Trasladar el peso de la imposición desde los impuestos directos a los indirectos supone una pérdida de progresividad”.
Respuesta: “No, por un motivo. El IVA es neutral. Y los cambios en los impuestos directos no suponen pérdida de progresividad porque esta se calcula con todo el sistema y porque la rebaja de la tarifa del IRPF lo compensa. La rebaja del tramo mínimo, que pasaría del 24,75% al 20%, es mayor que la rebaja del tramo superior, del 52% a algo menos del 50%. Además, el aumento de los mínimos de exención favorece más a las rentas más desfavorecidas.”.
Y esta respuesta es completamente falsa. Absolutamente todo el mundo sabe que los impuestos indirectos son regresivos, (ya explicado en su día), y jamás son neutrales. Es algo completamente básico y muy sencillo de ver. Tanto que incluso la propia pandilla de vendehumos reconocen directamente que la medida de pasar del tipo reducido al tipo general la mayoría de los productos impactará especialmente en aquellos colectivos más vulnerables, lo cual es la definición pura de progresividad.
Pero sin embargo, en el propio trabajo, queda más o menos claro que la progresividad les parece como poco prescindible, ya que no aparece como ninguno de los principios que inspiren la reforma. En la página 39 del documento nos explica perfectamente que la progresividad se está atenuando mediante el uso de los tipos nominales, y prefieren hacerlo en base a los mínimos personales y familiares, (lo cual es una falacia increible). Pero sin embargo, lo que parece olvidar este personaje es que , como ayer hemos visto, proponen dejar sin cambios el mínimo personal y proponen además eliminar la reducción de los rendimientos del trabajo.
Por tanto, en lo que respecta a IRPF, según sus propias conclusiones se elimina progresividad, (aunque mienta en la entrevista), y sobre todo, teniendo en cuenta que la progresividad del sistema tributario se consigue con la integración de todos los impuestos, está claro que a medida que se reduce el peso de la imposición directa y se introduce mayor ponderación a los impuestos indirectos, al final lo que se consigue es una mayor regresividad.
Para defenderse, en la página 77 del informe nos cuentan su opinión sobre la progresividad fiscal: “las consideraciones de progresividad fiscal son siempre subjetivas y han de medirse en el contexto de los países de nuestro entorno y también de nuestros competidores”; “No hay sistema fiscal más injusto que el que, por mantener niveles formales pretendidamente elevados de protección, de equidad o de progresividad, se traduce en un sistema inviable que conduce a la elusión y al fraude fiscal”.
Podemos poner muchos más ejemplos en los que en realidad el informe lanza toda una serie de proclamas en contra de la progresividad, pero lo curioso del caso es que, opiniones aparte, estos vendehumos se han olvidado de que la constitución española; (esto que los políticos sacan a paseo cuando les viene bien e ignoran cuando les viene mal), impone al respecto de los impuestos que
“Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio.”.
Por lo tanto, me parece perfecto todo el desarrollo del panfleto explicando por que no usar los principios de igualdad y progresividad, pero aparte de no ser económicamente algo bueno, resulta que es algo que choca expresamente con lo marcado en una constitución española, que resulta que es la ley fundamental del reino de España.
Claro que esto de las leyes tampoco les molesta demasiado cuando hablan de eliminar con carácter retroactivo determinadas normas.