Tras la retirada de la ley del Aborto comienzan las escaramuzas entre los pro y los anti de turno, con argumentos de todo tipo. A título de aclaración previa, tengo que decir que no pienso meterme en debates ideológicos; cada cual tiene su opinión ideológica y (salvo excepciones) todas tienen su explicación y argumentos.
Aclarado esto, nos encontramos con alguna gente se sale del tiesto en un raro afán por buscar argumentos a favor o en contra del aborto. En particular, me llama la atención el caso de McCoy, en cotizalia, que viene a decir que la retirada del aborto es una decisión ruinosa desde el punto de vista económico en un artículo que se titulado: “la ruinosa economía de los abortos condena a España”.
El argumento de su post es sencillo y parte de un diagnóstico certero: tenemos un problema demográfico severo . A continuación nos ofrece un repaso de todas las estadísticas que demuestran que en España apenas hay niños.
Vale; ¡Hasta aquí, de acuerdo! . Luego nos cuenta que esto genera una serie de problemas, sobre la productividad, demanda, consumo… En este punto llama la atención sobre uno de los problemas señalados: “La falta de mano de obra limita el output y encarece el factor trabajo”. Si unimos esta idea a otro problema que identifica (que implicará que las viviendas no se encarecerán), podemos sacar una conclusión de lo que Mc Coy ve como problema; resulta que se encarezcan unas cosas es un problema y que no se encarezcan otras no lo es. Sé que no estoy descubriendo nada nuevo, sin embargo hay que dejarlo claro.
Una vez hecha está aclaración, reitero que estoy de acuerdo en que los problemas de natalidad en España existen y son graves. Pero debemos recordar (ya que casi todo el mundo lo olvida) que la evolución demográfica es (además de un problema fuente de dificultades) uno de los indicadores más potentes de la situación económica. Es decir, Alberto Artero relaciona exclusivamente (en el diagnóstico, porque luego en las soluciones lo amplia) el problema (demográfico y económico) con los 112.000 abortos anuales, (no tengo ni idea de dónde saca este dato que por otra parte no coincide demasiado con el INE), pero este razonamiento no es real; sólo el sesgo antes mencionado explica que se considere esto real.
Los abortos se refieren a los embarazos no deseados, cuando el problema en realidad se refiere a los embarazos deseados que no se producen. A ver cuando entendemos que el grave problema para la natalidad está en que tenemos a cerca de 18.000.000 trabajadores (esos del output) que han sufrido toda suerte de presiones para que abaraten el precio de su producto (lo cual viene a ser el salario, conocido también como medio de vida) y se flexibilicen; lo cual afecta, según teoría económica básica, a la productividad (se usará intensivamente el factor que se abarata lo que hará bajar su productividad). Tenemos a un 27% de la población en riesgo de pobreza, y tenemos toda suerte de presiones para que los output de las empresas se encarezcan
Y parece que cuesta entender que los outputs que quieren los analistas que se encarezcan (como la vivienda, agua, electricidad, comida, petróleo, peajes…) son también conocidos como coste de la vida. Y todo esto con la brocha gorda, porque si nos centramos más en aquellas franjas de la población en edad fértil los resultados son brutales.
Es decir, ¿cómo es la situación de los ciudadanos españoles en edad de procrear? Sueldos que no llegan para independizarse, sin un mínimo de estabilidad para pagar unos precios de locura en todos los bienes básicos y sin más red de seguridad que unas familias exhaustas y un estado que no puede prestar servicios porque está demasiado ocupado en salvar mercados financieros. Por si esto no fuera suficiente, tenemos a todos los analistas recomendando bajar los sueldos (en particular los de los jóvenes), introducir más flexibilidad (sobre todo para los jóvenes) y hacer lo necesario para subir los precios de los productos (aquéllos que eran el coste de la vida), porque una vez que se han bajado los sueldos, facilitado los despidos, subido los impuestos a la gente y hecho lo imposible por recuperar los precios de los bienes básicos para la vida, resulta que alguien llega a la conclusión de que no ha funcionado y propone bajar los sueldos, subir los impuestos indirectos, hacer lo que sea necesario para que los precios suban y que sea más fácil despedir.
El problema demográfico (macroeconómico) viene derivado de que una inmensa mayoría de los ciudadanos en edad fértil coincide en calificar como locura irrealizable tener hijos y formar una familia. Esto no es más que una obviedad constatada a lo largo de la historia. Cuando las personas prosperan mejora la natalidad. Cuando las personas tienen problemas la natalidad se reduce.
Pero claro, se prefiere obviar la situación de las personas y echarle la culpa a valores sociales, a la falta de valores familiares (olvidando que formar una familia es hoy utópico para los que se supone tienen que formarla), a la posibilidad de abortar y a la inexistencia de ayudas públicas a la natalidad. Y como le echamos la culpa a esto, lo que hacemos es pedir campañas para generar valores sociales (y luego criticamos las campañas), pedimos ayudas públicas (criticando y pidiendo que se elimine el cheque bebé porque no sirve para nada y no es más que un gasto electoral) y pedimos medidas de conciliación (a la vez que medidas para que las empresas puedan adaptarse a sus completas necesidades).
De hecho, lo curioso del caso es que tratando a los ciudadanos como tales (en lugar de ser oferta para el factor trabajo, demanda de bienes de las empresas y súbditos para pagar quebrantos varios de “emprendedores de champions en el mercado de los despachos”), resultaría con toda probabilidad que algunas de las personas que hoy deciden abortar en base al “¿cómo voy a traer un niño a este mundo?” cambiarían su decisión. Lo que está claro es que me cuesta imaginar una pareja o persona que decida hoy traer un niño al mundo y que decidiese abortar por ser las perspectivas de sostenerlo mejores. En cambio no me cuesta nada imaginar abortos derivados de la imposibilidad de atender a un hijo o pagar educación en el contexto de hoy en día.
Por cierto, y al respecto de la ideología, claro que hay personas que no están interesadas en tener descendencia por razones ajenas a la economía. Del mismo modo que hay estas personas, es imposible defender que esto genera un problema macroeconómico, teniendo en cuenta que existe un cierto estigmatismo social frente a aquellas personas que decidan no tener hijos. ¿Cómo va a ser un problema la ideología en un país en el que se mirará raro a aquella mujer que manifieste no tener reloj biológico?.
¿Las ayudas? Imaginen la conversación de una pareja hoy:
- ¿Tenemos un hijo?
- Pero si tienes un contrato por horas que te da un sueldo de 500 euros, que no te llegaría ni para pagar los gastos de la casa de los padres con los que vives, siempre y cuando no te echen y recuerda que yo estoy en el paro.
La parte interesada en tener el hijo a costa de lo que sea dirá:
-¡Que nos dan una ayuda de 2.400 € al año, mientras no llegue el FMI!.
¿Habrá ganado la discusión?. Y ahora, si quieren comiencen la conversación con el “¡estoy embarazada!, ¿Qué hacemos?” (por si alguien quiere en serio ponerse a evitar abortos).
Y ya para nota el que quiera ver problemas de natalidad, cuando valore cualquier medida que se proponga, que se haga un análisis de los argumentos para esta pareja. Por ejemplo, tenemos que incrementar lo que los ciudadanos pagan por la universidad.
Esta conversación también nos servirá para el argumento numantino de defensa de las posiciones del sesgo antes mencionado. “Estas medidas son inevitables, no queda otra opción y similares”. Estas medidas claro que son evitables (de hecho son una locura absurda que nos lleva al desastre); pero independientemente de esto, lo que está claro es que si no queda otra opción que pedir cosas que impidan a la gente crecer, no es posible quejarse después de que la gente no crece. Si eran inevitables las causas por las que la natalidad cayó, pues será inevitable la caída; si no eran inevitables las causas, los efectos (la baja natalidad) sí que lo son porque se han tomado las decisiones que nos llevan al desastre.
Y para acabar, con el fin de evitar polémicas innecesarias. Una cosa es discutir si el aborto está bien, mal o regular (todos tenemos nuestra opinión); otra cosa es discutir si tal o cual norma es buena, mal o regular (lo repito: todos tenemos nuestra opinión); Y tenemos una tercera cosa (que a diferencia de las anteriores “cosas” es en la que he entrado). Relacionar el aborto, que en España es libre desde 1985, con la situación actual es muy absurdo, a menos que el problema económico (otra cosa son otro tipo de problemas que tienen mucha importancia en todo lo que no sea un blog económico) sea hoy que hay muy pocas personas menores de 30 años (que no parece que sea el principal problema). Más absurdo si tenemos en cuenta que el año 2014 es el año 7 tras 2007 (las matemáticas nos llevan a decir que en aquellos momentos en lugar de poner 30 años para la edad de estas personas tendríamos que poner 23);
Es más, resulta que no acabo de entender la culpa que le atribuye McCoy al aborto, cuando resulta que hace poco más de un año, tenía que colocar un post en el que le respondía a lo que entendía que era una salvajada cuando afirmaba: “Sólo parece quedar lo históricamente inevitable: un conflicto bélico que provoque un ajuste salvaje de los factores de producción. Terrible. “
O sea que no acabo de entender absolutamente nada. Hace un año se trataba de matar gente; pero ahora resulta que se trata de no matar neonatos, porque esto es un problema. ¿Será quizás que la solución es que nazcan, para luego tener que buscar una solución que sea eliminar más “factores de producción”?. En mi opinión se trata de buscar la forma en que los que estamos tengamos sitio, pero lo que ya no se puede defender de ninguna forma es que defendamos como solución una guerra o una catástrofe que haga reducir la población, y luego quejarse de que la demografía está fatal y pedir prohibir el aborto en base a que esto es un problema económico. Problema económico que a lo mejor se agrava con la tontería de asumir los costes de la educación de estas personas menores de 30 años y que los mejores (o los que puedan) se vayan al extranjero.
y el colmo de este absurdo viene en atribuir al aborto unos problemas que tendremos en el futuro, cuando estos problemas surgieron ya hace algún tiempo. ¿O es que la demanda baja, el precio de las casas cayendo, la productividad a la baja y demás son el resultado de que se va a seguir abortando en el futuro?.