Uno de los aspectos obvios que a veces olvidamos es que tanto la flexibilidad como la rigidez operan en todos los sentidos. Es decir; es lógico pensar que si somos flexibles para crecer, lo somos también para caer y en sentido contrario.
En el post de la óptica empresarial, puse una conferencia que en el lejano 2002, pronunció el presidente del círculo empresarial, donde se felicitaba por la flexibilización en los ámbitos laboral, fiscal y normativo en varios países, a la vez que criticaba la rigidez, básicamente en Alemania y Francia.
Desde luego durante bastante tiempo se ha venido defendiendo aquello de que tras el milagro español, o más claramente el milagro irlandés, se encuentra una gran flexibilización de los mercados de trabajo y financieros.
Por supuesto, las reclamaciones de flexibilización, se suceden ahora, bajo el pretexto de volver a crecer deprisa. Sin embargo nadie parece relacionar el hecho de estas flexibilizaciones con la intensidad de la caída.
Evidentemente en el contexto de una flexibilización de las condiciones, es fácil entender que los movimientos se exageran de forma que tanto las subidas como las caídas se exageran.
Parece increíble que resulta que los que en 2002, presumían de una economía muy flexible que consigue unos crecimientos muy superiores a los de otros países, digan ahora que la economía española es muy rígida, en particular el mercado de trabajo, que por cierto es el que ha sufrido el mayor ajuste.
Sin embargo, todo el mundo parece olvidar lo obvio. Tanto la flexibilidad como la rigidez, lo son en los dos sentidos. Dicho de otra forma, es completamente cierto que la flexibilidad permite crecer mucho más rápido; pero también es cierto que esta flexibilidad está en la razón de caídas mucho más pronunciadas.
Desde los años 90, los sucesivos gobiernos, (primero PSOE, luego PP y vuelta a PSOE), han liberalizado el mercado de trabajo a través de varias iniciativas. Muy bien, ello ha permitido crear mucho empleo y generar un crecimiento del país muy rápido. Claro que estas condiciones son las que han generado el modelo productivo que tenemos. ¿Se puede entender el “milagro español”, sin entender que se han liberalizado y deteriorado tanto las condiciones laborales, que era rentable dedicarse a actividades especulativas e intensivas en mano de obra no cualificada.
Por mucho que se nos diga ahora, las caídas tienen mucho que ver con la forma de crecer, y en España se ha decidido hace tiempo crecer de una forma determinada; y esa forma de crecer ha supuesto la forma de caer. El caso es que ahora nos encontramos con que no nos gustan los efectos secundarios de la forma de crecer y lanzamos brindis al viento, con aquello de volver a crecer rápidamente, flexibilizar más, desregular más y en general un “más de lo mismo”, conveniente adornado con un discurso de buscar el “cambio de modelo productivo”, que no es más que una declaración de intenciones absurda a poco que se analice.
Lo triste es que no hace falta ser economista, para entender esto, que al final se encuentra en casi todos los aspectos de la vida. Podemos pensar en salir y disfrutar una noche; pues se puede entender que podemos usar el alcohol para desinhibirnos de una forma “fácil” y “rápida”, por lo que con la dosis necesaria de copas lograremos pasar una buena noche. Por supuesto, toda la diversión que se genera de esta forma, supone al final una resaca de campeonato. Por supuesto, alguien puede darnos la solución al triste inconveniente de una resaca, (que no es más que la consecuencia de una forma de divertirse), y una de las más socorridas es una nueva borrachera. La solución es efectiva, pero tiene un grave problema, y es que realmente el problema de la resaca no se ha solucionado, sino que realmente se ha traspasado a la noche siguiente. Por supuesto, alguien tendría que acordarse de que lo que era un problema menor, (una resaca después de una noche aislada de borrachera, no deja de ser un pequeño inconveniente), a cuenta de la solución puede acabar convirtiéndose en un gran problema.
Imaginemos, si podemos, que en los años pasados no se hubiese creado la famosa dualidad en el mercado laboral; ¿el crecimiento hubiese sido tan rápido?. Por supuesto que no, pero en cambio es fácil intuir que hubiese sido bastante más equilibrado, y que desde luego, alguien se hubiese preocupado por mejorar la productividad. Los sueldos bajos, los inmigrantes que permitían una bolsa de paro amplia, y la especulación permitieron un crecimiento que se calificó de milagro. Podemos considerar casualidad el hecho de que todos los países que se definían de milagro en la conferencia del 2002, estén hoy considerados en quiebra técnica, pero lo cierto es que no podía ser de otra forma.
Hoy tenemos que elegir entre flexibilidad o cierta rigidez, y eso implica renunciar a crecimientos especulares a cambio de evitar caídas dramáticas; o aceptar las leyes más elementales y entender que tal y como crecemos, caemos.
En todo caso lo que me extraña es que resulta que aún parece que no nos hemos enterado de que esta famosa dualidad del mercado de trabajo, ha tenido ciertas consecuencias en la práctica, y no ha sido otra que un derrumbe increíble de todo a la velocidad de la luz, mientras se despedían los trabajadores de la parte flexible. Dicho de otra forma, España ha destruido empleo como ningún otro país de la OCDE, y todo centrado en su parte flexible. Este proceso ha supuesto, (como no podía ser de otra forma), la caída de los colectivos afectados, (jóvenes, principalmente), pero también de empresas, bancos, cuentas públicas. Curiosamente cuando la flexibilidad acabó, porque quedaba solo la parte más o menos estable, (tampoco es para presumir demasiado), del mercado laboral, la caída de la economía se ha frenado. En esto se comprueba fácil que la estabilidad laboral, actúa como un freno, (tanto cuesta abajo, como cuesta arriba). No soy capaz de entender, en consecuencia, como hoy se propone lo que a todas luces es cargarse ese freno. Lo que debemos tener claro es que no me parece apropiado ir en coche cuesta abajo, con problemas en los frenos, y pidiendo que corten más cables.
Vamos, que hasta podría entender que se use el alcohol para evitar la resaca, pero que en medio de la borrachera ¿sigamos bebiendo para anular la resaca?. O dicho de otra forma, podría entender las discusiones por la flexibilidad mientras subimos, pero ¿mientras bajamos?.
Cuando empecemos a recuperar los mercados tendría un mínimo sentido plantear una discusión sobre la flexibilidad, por aquello de que tendríamos que elegir entre crecer rápido, aunque no de forma equilibrada, o crecer de una forma más suave. Pero desde luego en este momento, la discusión es bastante peregrina y sólo se puede entender desde razonamientos del estilo “privatizar los beneficios, socializar las perdidas”, pedir apoyos públicos mientras se pide que el estado no intervenga y demás contradicciones cotidianas de los expertos y lobbys que nos rodean por todos lados.
Por otra parte, con la flexibilidad ocurre exactamente lo mismo que con la desregulación y la seguridad jurídica o la liberalización (que en España es para los demás); es muy fácil pedir flexibilidad en los aspectos que nos interesen y rigidez en los que no nos interese. ¿Queremos flexibilizar la economía?. Pues ahora no parece el momento, pero cuando lo sea, (cuando crezcamos), podemos pensarlo y eso significa flexibilizarlo todo. ¿Tiene sentido que tengamos que avisar con un par de meses de antelación si no queremos renovar el seguro del coche?, ¿tiene sentido pagar una comisión de cancelación de lo que sea?, ¿tienen sentido los blindajes de los directivos y de los consejos?. ¿Tiene sentido penalizar rescates anticipados de depósitos?. ¿Tiene sentido que garanticemos ingresos mínimos a las concesionarias de lo que sea?.
Dicho de otra forma, podemos discutir la conveniencia de construir una economía más flexible o más rígida, pero claro, lo que no deja de ser paradójico es que desde un lado se pida flexibilidad y por el otro lado se pida garantía y rigideces. Esto no puede ser aceptado jamás, por las razones más que obvias. ¿Qué determinados agentes tienen intenciones de mantener una cierta estabilidad en sus ingresos?. Pues a lo mejor debemos tener en cuenta que, dado que esto es un círculo, los ingresos de unos son los gastos de otros. En consecuencia, es fácil entender que o se flexibiliza todo o se ponen rigideces para todo o esto es un caos, (como el que tenemos ahora mismo).
Por supuesto, entendiendo que lo que se quiera es seguir haciendo lo mismo que hasta ahora, alguien tendría que explicar cual es el sitio al que esperan llegar y por que. Es fácil; Si apostamos por liberalizar el mercado de trabajo, tendríamos que explicar porque las sucesivas liberalizaciones del mercado de trabajo no han funcionado. Si pedimos contención salarial, deben explicarnos porque no ha funcionado la de los últimos años. Y supongo que por lo menos debería explicarnos alguien si ha existido algún caso en la historia en los que haya coincidido un empeoramiento de los trabajadores y una mejoría económica. ¡tontería que todos olvidan salvo los historiadores cuando hablan de “el surgimiento de una clase media pudiente permitió avances….” En unos cuantos países y épocas.