Lanzaba ayer la idea de que la llamada desesperada de Obama a Zapatero, sugería que los problemas principales en la actualidad están en Estados Unidos. Por otra parte, sugerí que frente a las conclusiones de que la intervención del BCE comprando deuda pública en mercados secundarios, no significa la pérdida de independencia de esta entidad respecto a los gobiernos.
Las razones son claras. Tanto el BCE como Obama, están intentando a la desesperada salvar los mercados financieros y evitar, (o retrasar), su derrumbe. En lo que respecta al Banco Central Europeo, las razones son obvias y en todo caso no han hecho otra cosa que tratar de beneficiar a los mercados financieros, desde el momento único de su constitución.
El caso de Obama es un poco más esquizofrénico, ya que se está mostrando especialmente beligerante con el sistema financiero. Por supuesto, parece que esta pose de beligerancia no es más que marketing de cara a la galería, ya que si bien mantiene un discurso duro con las entidades financieras, ha aprobado todas y cada una de las medidas que han sido necesarias para salvar el sistema financiero. Tal aparente contradicción sólo puede ser explicada porque por un lado necesita salvar el sistema financiero y que por otro lado necesita una excusa perfecta para justificar el hundimiento de la economía cuando se derrumbe este. (tratado en el post de Obama y la guerra, con los bancos).
La realidad es que el poder de los mercados financieros está en las pensiones de Estados Unidos, (también tratado en el post de “riesgos de los sistemas de seguridad social privada”), y es muy sencillo de verlo. La caída de los mercados financieros, supone automáticamente la caída de valor de los activos de los inversores institucionales, y en consecuencia el valor de los planes de pensiones privados. Y este es el grave problema que nos encontramos. Tras la explosión de la burbuja punto.com, lo que ocurre una y otra vez es que las personas jubiladas de Estados Unidos dependen de que exista una burbuja continua, para sobrevivir. Es así de sencillo; se han cargado tintas contra los bonus, pero la realidad es que el mayor problema es que la caída de los mercados financieros supone la inmediata depresión de Estados Unidos al encontrarse de repente con un colectivo importante que perderá sus ingresos de forma irremediable.
Este es el grave problema que nos encontramos hoy, y es lo que induce a OBAMA, a la Reserva Federal y a todo el mundo a montar de forma descarada cualquier tipo de burbuja, por mantener el sistema en pie. Simplemente hoy no queda otra opción, salvo la gran depresión, aunque desde luego es completamente absurdo pensar que se va a poder evitar, si no se aprueba un nuevo New Deal y una nueva arquitectura económica, (ojo, que no he dicho financiera).
El carry trade, ha sido la única forma de tratar de parar el desplome completo del sistema financiero y por tanto de la economía de Estados Unidos, y las medidas que se están tomando ahora en todo el mundo van de una u otra forma para tratar de mantener por un poco más de tiempo este sistema.
Si nos damos cuenta, nos encontramos con unas cuantas diferencias en función de si estamos en Estados Unidos o en Europa. Mientras en Estados Unidos se plantean acciones para recuperar el poder adquisitivo de los ciudadanos, (limites en la variación de tipos de interés en las refinanciaciones, bajada de las cuotas de las empresas por el importe que suban los sueldos a los empleados..), se trata de que en Europa se han de generar valor en las empresas cotizadas. Esto quiere decir, que tenemos que cambiar los parámetros de las cuentas de las empresas y por tanto imponer todos aquellos cambios normativos que incrementen la posibilidad de obtener beneficios de estas. A poco que analicemos el IBEX, (que son las empresas en las que se invierte mayoritariamente desde el exterior y desde los fondos de inversión institucionales), comprobamos que la mayoría son banca, Telefónica y constructoras.
Si bien la banca depende del poder adquisitivo de las personas, la protección al sistema financiero es brutal, de forma que el estado, las normas y la legislación compensa sobradamente los efectos perversos de la caída de los ingresos de los consumidores en dicho sector. Por lo que se refiere a Telefónica, estamos hablando de un monopolio, con unas características bastante definidas que le confieren una gran estabilidad, y las constructoras, dependen del sector público.
Por tanto, se tomarán todas aquellas medidas que sean necesarias para subir el valor de estas empresas y el resto del entorno económico no importa absolutamente nada. Bajadas de sueldos, flexibilidad laboral,… todas y cada una de las medidas que se plantean tienen la ventaja de que a corto plazo, mejorarían las cuentas de las cotizadas y en consecuencia su valor.
Por supuesto, todos los gastos del sector público, se dividen en dos tipos, aquellos que generan un beneficio para alguna de estas empresas, (planes de fomento, inyecciones a los bancos,…), y otros que simplemente no. Pues estos segundos, son los que se han de eliminar a toda costa. No deja de ser curioso que se baje el sueldo a los funcionarios, pero no se toca ni un solo contrato público. Por supuesto, la reforma de la seguridad social planteada, al igual que la congelación de pensiones, presenta una gran ventaja al incentivar que se contraten planes de pensiones privados, lo cual significa que entraría más dinero en los inversores institucionales, lo cual implicaría entrada de fondos en los mercados financieros, (completamente necesario para mantenerlos en pie).
Las diferencias entre Estados Unidos y Europa, también alcanzan a las estadísticas facilitadas, que siempre son las que se necesitan en cada momento. Es curioso como en España se siguen, (para intentar explicar el IBEX), valores como ingresos de los consumidores, indicadores de Michigan o Chicago, viviendas iniciadas en USA. No deja de ser sorprendente que estas variables que tienen efectos en el IBEX se refieren a aspectos macroeconómicos de Estados Unidos y que en España en la mayoría de los casos, ni se facilitan.
El problema de este sistema es que simplemente no se ven los efectos perversos. Fondos extranjeros invierten en España, por lo que en principio todos estamos contentos, hasta que de repente el dinero se retira de España, lo cual parece un drama.
Sin embargo, nadie parece darse cuenta de que el dinero que invierten los fondos europeos, no se destina a actividades productivas. Asumimos que inversión en España significa automáticamente una mejora de las capacidades productivas del país, pero sin embargo, nadie se para a pensar en esta situación. Realmente, lo que ocurre es que se compran y venden acciones montando una burbuja que al final se traslada a la economía, vía los ajustes que hay que hacer para lograr generar ese valor. Dicho de otra forma, para que el valor de Telefónica sea alto, lo que tenemos que lograr es conseguir una mejora continua de las cuentas de Telefónica, de tal forma que los clientes debemos pagar cada vez más, y los proveedores y trabajadores han de cobrar cada vez menos.
En base a esa diferencia, y la necesidad de incrementar los beneficios año tras año, para mantener la burbuja financiera, es donde está el coste de la sociedad española a este proceso. Tenemos que entender que las políticas hace tiempo que no se hacen siguiendo criterios económicos y de hecho imponemos medidas que provocarán claramente una gran depresión, con el fin de mantener atractivas las inversiones financieras en España.
Desde luego, todo el mundo tiene claro que la subida del IVA va a generar un efecto dramático en la Economía, pero no en la gran banca, (exenta de IVA), ni en las energéticas, (bien completamente inelástico), ni en la construcción de obra pública, (contratan con el estado).
Todo el mundo es consciente de que la caída de los ingresos de las personas va a suponer efectos considerables sobre todas las empresas, pero curiosamente no sobre las anteriores. Y si nos damos cuenta, los mayores efectos del deterioro de la situación de las finanzas individuales de los ciudadanos, los sufren las entidades financieras, que cuentan con el respaldo hasta límites insospechados de la banca.
Es curioso por otra parte ver, como los bancos centrales se preocupan por la inflación y los precios de las commodities, (oficialmente), mientras por otra parte se prestan a financiar a precios ridículos estos mercados, inundándolos de dinero. Si de verdad quisiesen luchar contra las commodities, la mejor solución sería drenar liquidez en el sistema financiero.
Si revisamos los sistemas fiscales, comprobaremos que la especulación financiera paga menos impuestos que el trabajo o el desarrollo de actividades productivas a través de empresas. En todo este panorama el problema es que la especulación lo que hace es detraer fondos de la economía, empeorando el lugar donde se obtienen los rendimientos, ya que no deberíamos olvidar que los fondos no acaban en actividades que incrementen la capacidad de una economía, sino en aquellos sectores donde exista una posibilidad de drenaje más rápido de fondos.
Dicho de otra forma, el hecho de que tengamos los servicios de telecomunicaciones más caros de Europa, y los sueldos más baratos, lo que provoca es que la acción de telefónica tenga una capacidad de revalorización mayor, pero a su vez significa que el coste de los servicios para consumidores y empresas sea superior, lo cual significa que la renta disponible para otros bienes y servicios sea inferior. Esto limita las oportunidades de negocio para otras empresas que pagan el esfuerzo de los consumidores.
Este es el coste del proceso de Carry Trade para los mercados europeos y sobre todo para las economías periféricas. Pagamos la gasolina más cara, las telecomunicaciones más caras, la banca más cara y tenemos los menores sueldos. La conclusión es clara; nuestra sociedad está destinado muchos más recursos que los demás países a pagar unos servicios en virtud de las actividades especulativas.
Por supuesto, esto es un camino en el que a cada paso del proceso, la economía real empeora, a la vez que los mercados financieros parece que mejoran. Es desde esta óptica donde nos encontramos con las medidas de bajadas de sueldos, deflación para casi todas las empresas y todos los rescates a los bancos.
El problema es el de todas las burbujas, ya que si sacrificamos a la economía real para hacer subir los mercados financieros, tenemos el problema que estamos causando una gran depresión que queda completamente oculta, hasta que estalla.
Es posible que con medidas draconianas tengamos ahora la posibilidad de retrasar un poco los mercados financieros, pero lo que está claro es que la situación a la larga no tiene ninguna otra salida y por supuesto, debemos entender y analizar muy bien si nos interesa retrasar la caída de los pensionistas del sistema anglosajón. Aunque por supuesto, esta no es la pregunta clave. La pregunta que nos debemos hacer es: ¿hasta cuándo podemos mantener el sistema así?. ¿Cuánto es el nivel de miseria que podemos soportar?.
Y tomar decisiones teniendo en cuenta lo que en Estados Unidos pase. O Estados Unidos cambia su modelo de crecimiento, y de pensiones; o tendremos que valorar definitivamente, la forma de aislarnos, para que no nos arrastre intentando mantener un sistema completamente demencial en pie.
En España, sólo nos queda por tanto, revertir todas las decisiones que nos han traído a esta situación, luchar, apretar los dientes y desde luego plantear el escenario de si esto es en medio de un proceso global a nivel mundial o si tendremos que salirnos nosotros. La diferencia entre estos enfoques va a ser el euro y Europa.
Debemos entender que todo está conectado y en este sentido si caen los mercados financieros, se repatrían las inversiones, de tal forma que el euro cae, y la banca de inversión de USA se va a tomar vientos, llevándose las commodities y las pensiones por delante. Si comienza con la caída del euro, las inversiones se repatrían, de forma que la caída del euro se acelera y seguimos el proceso.
La única opción es soltar las amarras al proceso antes de que nos siga arrastrando. Si es Europa, habría que buscar la solución europea. En caso de que Europa no meta en cintura al BCE, lo mejor que podemos hacer es salir del euro, devaluar y arreglar el interno, parando la sangría.