Ayer he comentado que la idea del eurobono, implicaba un grave problema para España y me gustaría comenzar a explicarla;
Para entenderlo mejor, lo que debemos hacer es pensar en la situación de Argentina, antes de su suspensión de pagos; y en cómo llegó a una situación en la que intentaba mantener la paridad con el dólar, a toda costa; Evidentemente devaluar tiene unos efectos muy negativos en la economía, que sólo son mejores a los de no devaluar cuando se necesita. Argentina, sin embargo tenía un gran problema si devaluaba, y no es otro que su deuda estaba definida en dólares. El problema de definir tu deuda en moneda extranjera o nacional es clave ante una devaluación, (ya lo explicaré en el siguiente post).
Ese problema es parcial en el caso de España, ya que puede salir del euro, devaluar y evitar el default, porque cuando España emite deuda pública lo hace en moneda nacional, (ver el post de efectos de la salida del euro sobre deuda e hipotecas).
Sin embargo, mediante el sistema del eurobono, la gran diferencia es que es un organismo, (no Español), el que se endeuda y presta al reino de España. Automáticamente nuestra deuda externa, pasa de estar denominada en moneda nacional a estar denominada en moneda extranjera, lo cual elimina la diferencia con la situación de Argentina.
En definitiva, podemos entender que para España, viene a ser el equivalente financiero a la quema de las naves de Hernán Cortés. Tal medida puede pasar a la historia como un acto heroico, o como una locura de proporciones bíblicas. Por supuesto dependerá del éxito, que definirá la diferencia entre ser valientes o simplemente suicidas.
Y entonces, para analizar si es una buena medida o no, tendremos que analizar las posibilidades de éxito de la medida. Y para esto, lo primero que debemos preguntarnos es ¿Qué cambia?. Creo que es algo que debemos preguntarnos todos; ¿Qué se busca?, ¿Qué cambiará la situación?. Y para entender el cambio que supondría la implantación del eurobono la realidad es que se facilita el endeudamiento. Realmente tenemos un activo financiero que permite reducir los costes de endeudamiento, diluyendo deudas de distintas calidades entre el conjunto y creando un activo mucho más líquido. Pero desde luego, no hay mayores diferencias.
Por tanto, el eurobono puede ser un buen instrumento en el caso de que existan problemas para endeudarse. Por supuesto, hoy tanto los países, como las personas, como las empresas tienen ciertos problemillas para endeudarse, por lo que una primera aproximación a la citada medida, puede llevarnos a concluir que puede mejorar la situación y en consecuencia, podríamos asumir los riesgos de la decisión confiando en los posibles beneficios futuros.
Está claro que la implantación del eurobono, tendría un efecto inmediato positivo, (incluso sobre las cuentas de los distintos países, ya que los intereses a pagar son gastos que como tales generan a su vez déficit).
Es posible que surjan muchos análisis que simplemente no vean más allá, pero esto es olvidar otra vez las causas de la crisis. Si nos damos cuenta, todo el mundo parece ver los problemas cuando el agente de turno, (ahora mismo los países), llegan al límite del endeudamiento. Sin pararse a pensar que el endeudamiento excesivo no es un problema, sino que es la primera consecuencia del problema.
El problema no es que los países no puedan endeudarse; el problema es que los países han sido conducidos a una situación en la que se han tenido que endeudar hasta que no han podido más, (igual que las personas, familias, empresas). Espero que no nos quedemos en aquello de “nadie obligó”, porque realmente sería una explicación muy simplista de las cosas, que oculta un “nadie quiere endeudarse”, que sin embargo nadie dice.
El problema es que los estados, (y personas, y empresas), han de afrontar unos gastos muy superiores a los ingresos. Por supuesto, hay diferencias enormes entre las razones por las que unos y otros tienen ingresos menores a los gastos. Y desde luego, todo el mundo ha cometido errores, (en base a informaciones que en el mejor de los casos eran inexactas).
Y ese es el problema de esta solución, tal y como mediante las titulaciones de hipotecas donde se colaba y agitaban un poco hipotecas de distintos riesgos, la realidad es que al final todo depende de que las personas que estaban pagando las hipotecas pudiesen pagar. En el caso de los países, la situación es muy similar, aunque evidentemente distinta.
Los países de la zona euro tienen condiciones muy distintas, y (tal y como he explicado en el post detipos de cambio fijos y tipos de cambio flexibles), la realidad es que el problema es la homogeneización de las economías, que a la larga genera problemas con la moneda, que entre otras cosas es la valoración de la economía. Esto nos lleva a que o se hace una integración de las economías o realmente no existe la mínima posibilidad de mantener la misma moneda.
Para explicarlo mejor, podemos entender que los paquetes de hipotecas, hubiesen funcionado si los hipotecados hubiesen tenido las mismas condiciones subyacentes. Es decir, si aquellas personas que estaban en una situación más precaria mejorasen; y no precisamente por tener la posibilidad de endeudarse más. Dicho de otra forma, si las condiciones (ingresos y gastos), de las personas con ingresos más bajos se acercasen a las de las personas con ingresos más altos, el producto no hubiese estallado.
Supongo que será una obviedad el decir que el acercamiento no tiene ningún sentido si fuese al revés. Dicho de otra forma, si las personas con una economía más saneada, deterioran sus condiciones, podemos entender que el grupo se homogeneíza; pero sin embargo el activo se desploma y la realidad es que al final todo el mundo pierde. ¡Claro que no en la misma proporción, sino que la situación final depende en gran medida de la situación inicial!.
En el caso de los países la realidad es igual de simple. Si todos los países emiten deuda conjunta, lo que estamos haciendo es diluyendo deudas “complicadas”, con deudas “valoradas”, en el sentido de que en un primer momento todo irá muy bien. Sin embargo, la solvencia en definitiva de los países, va a depender de las condiciones fiscales de estos y a su vez, las condiciones fiscales de estos, van a depender de las condiciones económicas del país, o lo que es lo mismo, de los ingresos de sus ciudadanos.
Tal y como las subprime sólo podían funcionar si las condiciones de los deudores más precarios mejoraban, en el caso del eurobono, sólo puede funcionar si las condiciones económicas, (no financieras), de los países en situación más débil mejoran.
En noviembre de 2009, he colgado un post acerca de este tema que había llamado “Criterios de convergencia: Inflación”, donde trataba de explicar un poco este proceso y las razones por las que la moneda única estaba en problemas graves. La razón es que los criterios de convergencia que tenemos, en realidad provocan divergencias en las economías, lo cual a su vez lleva al colapso de los países y a la situación actual.
Si analizamos un poco la situación comprobaremos que la situación de los ciudadanos de los distintos países es completamente distinta. Los ingresos, precios y condiciones a los que se enfrenta un griego, no son iguales, (ni parecidas) a las de un alemán o un español.
En realidad estamos exactamente en la misma situación que cuando hemos tratado de salir de la crisis buscando nuevos instrumentos para reactivar el crédito. Lo que han conseguido es que cada vez más personas, empresas y ahora países se encuentren en problemas porque no se busca la razón última de lo que está ocurriendo, y que no es más que la existencia de unas profundas razones económicas para explicar todo lo que está ocurriendo, que se tapan y esconden bajo una cantidad ingente de dinero y de instrumentos financieros que simplemente lo tapan todo hasta que de repente todo estalla.
Las tensiones de los países periféricos del euro, viene determinada por lo mismo que han venido en Argentina, y la realidad es que mientras no exista una convergencia clara, no existe posibilidad alguna de que el euro funcione. Podemos tapar y diluir, de tal forma que al final los riesgos, o mejor dicho los efectos del castañazo, se reparten entre los distintos países, pero esto tiene un límite.
Un límite que por cierto se incrementa aplicando las medidas que vienen desde la unión europea. Es simplemente demencial que nos encontremos con unas diferencias en los distintos mercados, (que se reflejan en los precios de los distintos mercados), y se tomen una serie de medidas que lo que van a hacer es incrementarlas.
En particular, nos encontramos con el mercado laboral, que en cada uno de los países tiene sus características, que nos llevan a que las diferencias de los precios sean sustancialmente distintas. En el Post en el que me preguntaba si los sueldos españoles eran demasiado altos respecto a los europeos, puse los sueldos de los distintos países según eurostat. Aunque sólo fuese por casualidad, (que no lo es), alguien debería pensar que los países estén ahora en problemas sean aquellos con los sueldos más bajos y en los que menos han crecido. Por supuesto que no es casualidad; pero lo que es demencial es que se proponga que suban en los que tienen los precios altos y que bajen en los que tienen los precios bajos. Porque eso a mí me parece incrementar diferencias.
Y mientras no se igualen las economías de los países, podemos tapar las diferencias con endeudamiento y burbujas; pero que al final explotan siempre. Y esto no se soluciona con el eurobono. Por supuesto, todo eso, incluso asumiendo que las medidas planteadas no nos lleven a una caída en los países periféricos y empeoren la situación de deflación, endeudamiento y consumo que dinamitarán los países, (volvemos a la serie sobre las medidas idiotas)
En todo caso, el camino por el que nos llevan los mercados, no lleva a ningún sitio; y la solución en el plano teórico y de planificación con un mínimo de sentido pasa por arreglar las diferencias subyacentes o simplemente salir del euro cuanto antes. Sin embargo, aunque en el marco teórico puede ser posible buscar la convergencia, la realidad es que, dadas las decisiones tomadas y la velocidad que están adquiriendo los acontecimientos, es casi una utopía pensar que esa decisión vaya a ser viable. No existe diagnóstico, no existe voluntad de cambio de las circunstancias y no tenemos demasiado tiempo, (de hecho no sé ni si tenemos tiempo); por lo que quizás debamos empezar a pensar en decir adiós al euro, y por tanto no aceptar jamás la idea del eurobono, que aunque a corto plazo nos permite mejorar un poco, nos va a complicar en el futuro una situación que ya no podemos definir como sencilla.