Tras lo que conocemos como estado del bienestar se encuentran una amplia gama de medidas que impactan sobre las condiciones de la población en general. Asistencia sanitaria, educación, pensiones, programas asistenciales, prestaciones de desempleo, derechos de consumidores, protección a la infancia, o conceptos como los de mantenimiento de poder adquisitivo, las condiciones laborales y muchos otros conceptos y medidas son los ejemplos de lo que se viene a englobar bajo las frases “avances sociales”, “conquistas sociales”, “estado del bienestar” y similares.
Lo cierto es que llevamos unos cuantos años discutiendo sobre la sostenibilidad del “estado del bienestar”, y hoy parece que todo el mundo está de acuerdo en que no. Si analizamos un poco con un mínimo de perspectiva, alguien debería explicar porque resulta que en la segunda mitad del siglo XX sí era factible mantener el estado del bienestar, y sin embargo, tras los avances tecnológicos y todas las innovaciones, que hacen la vida más sencilla y provocan que necesitemos menos recursos para la misma producción, ahora resulta que no.
O lo que es lo mismo, hoy somos capaces de producir más y mejor que en los años pasados y sin embargo ¡no podemos vivir mejor!. Es simplemente demencial esta situación, que sólo puede ser explicada desde una visión interesada, que se ha convertido en dogma a fuerza de repetición, (¡como tantos otros!).
Estamos hablando de ciertos derechos, servicios y medidas, como si fuesen conquistas sociales. Y estamos entendiendo estos derechos como si fuesen un lujo que se pueden permitir los ricos. Nada más lejos de la realidad.
Pensemos en los felices años 20, donde evidentemente conceptos relativos a la protección de usuarios, empleados, estabilizadores automáticos, pensiones, desempleo, indemnizaciones por despido, poder adquisitivo, condiciones laborales y cosas por el estilo eran conceptos que no entraban ni en el campo de la ciencia ficción, porque simplemente eran conceptos que no se podían ni imaginar. La realidad fue que los avances derivados de la primera guerra mundial, (las guerras siempre fueron una fuente inagotable de avances técnicos y crecimiento), hicieron posible una década de contradicciones, en la que convivían la especulación con el deterioro social, y el capitalismo más salvaje, con el avance del comunismo en la unión soviética.
Todo eso se derrumbó a finales de los años 20, donde además de una crash bursátil, simplemente se desmoronó una concepción del sistema económico y toda una serie de dogmas, (indubitados hasta el momento), dejaron su sitio a otros.
Los efectos fueron de la caída fueron especialmente dramáticos, y no han sido otros que “la gran depresión”, la reacción en varios países adoptando políticas de corte nacionalsocialista, que llegaron a su máxima expresión en el caso alemán. Es imposible entender la actitud de políticos y pueblos que llevaron al poder a determinados elementos, sin tener en cuenta la desesperación social. Nadie puede olvidar que Hitler accedió al poder mediante elecciones.
Una gran guerra, una gran depresión y la expansión de un sistema comunista fue la situación con la que comenzaba la década de los años 40. En esas condiciones la sociedad civil, los trabajadores, consumidores y la gente de la calle, estaban literalmente masacrados y atrapados y simplemente sobreviviendo.
¿Alguien cree que la sociedad, los trabajadores, los consumidores o las personas en la calle estaban para conquistas?. Se habla de las conquistas sociales, pero la realidad es que la conquista era sobrevivir. ¿Surgieron movimientos sindicales?, ¿sociales?. Pues claro, pero con un poder bastante limitado y desde luego sin organización y sin poder.
Desde luego si tenemos en cuenta la historia comprobaremos que las conquistas sociales no fueron conquistas sociales, sino que todas las medidas que entendemos en ese ámbito surgieron de los gobiernos hacía los ciudadanos. Fueron los estados los que promovieron estas medidas y estas actuaciones ante la realidad de una sociedad que estaba de rodillas y resignada. Supongo que todos hemos oído hablar del New Deal, del plan Marshall, de las políticas anti cíclicas… Pues nada de eso surgió de la calle, sino que surgió de los gobiernos. Hablar de las medidas que conforman el estado social como de conquistas sociales, es desde luego inducir a cierto error, porque la realidad demuestra que no han sido fruto de ninguna lucha.
Por supuesto, esto nos lleva a la siguiente pregunta de forma muy sencilla. Hoy en día nos planteamos si podemos permitirnos mantener el denominado estado del bienestar. Esta es uno de los casos donde la forma de plantear la pregunta es lo que nos lleva al error en la respuesta.
Estas medidas que se han venido a llamar el estado del bienestar, ¿se implantaron en su día porque la situación era tan boyante que así lo permitía?. Estamos asumiendo que las pensiones, la sanidad y tantas cosas es algo que podíamos permitirnos y ahora no. Pero parece que nadie cae en la cuenta de las condiciones que existían cuando se instauraron tales medidas. ¿Creemos que las condiciones de un continente devastado por la guerra y la depresión y dividido en dos grandes bloques eran mejores que las actuales?. Por supuesto, el caso de Estados Unidos, sin ser tan dramático, no se puede decir que fuese el óptimo, ni tan siquiera comparado con ahora. Con un mínimo de sentido común, debemos entender que la pregunta ¿Podemos permitirnos estas medidas?, es completamente absurda si comparamos la situación actual con aquella donde se instauraron.
Tal vez deberíamos recordar que todas estas medidas, no fueron algo que se montó por la sociedad porque nadábamos en la abundancia; sino más bien al contrario. Es curioso, comprobar que el estado del bienestar fue en realidad la solución al problema económico y social generado. Por tanto, la pregunta que debemos hacernos es ¿podemos permitirnos este ataque a todas las medidas que se han instaurado para salir de la gran depresión?.
Ya he dicho muchas veces que durante los últimos años, los gobiernos se han cargado todas y cada una de las medidas propuestas para superar la gran depresión y crear una clase media fuerte. Por supuesto, tiene todo el sentido del mundo, porque llegó un momento donde la economía no estaba en el desastre, la guerra se había olvidado y el comunismo dejo de ser una amenaza.
Pues la realidad es que llegado un momento, los países no han parado de encontrar excusas para deshacer todo lo que se hizo tras la segunda guerra mundial. ¡Y ahora siguen!. Y en estas estamos; el resultado de todas las flexibilizaciones, todas las desregulaciones, todo el dejar hacer y demás es que volvemos a estar cerca de 1929 y disparando contra todas las medidas que, queramos recordarlo o no, fueron instauradas para salir de una situación a la que ahora nos encaminamos.
Hoy estamos empeñados en no mirar el pasado y seguir cavando el hoyo. Y resulta que ir en contra de los dogmas reinantes es casi una herejía. Hablamos de una reforma laboral y nadie contempla ni como posibilidad que sea para poner un poco de coherencia en el sistema. Se habla de cuanto abaratar el despido y se olvida que hace quince años era más caro.
¡Y así con todo!. Tras la caída del muro de Berlín, comenzó una carrera con unas decisiones que lo han puesto todo patas arriba y hoy ¡es triste!, pero nadie dice; ¡pensemos en rectificar alguna decisión de los últimos años que nos ha llevado a una situación desastrosa!. Simplemente se dice: “¡Quiero más!”, y “¿ves como había que reformar?”; olvidando que casi todo se ha reformado y a la vista de todo el mundo está el resultado.
Y por cierto, me gustaría contestar a la pregunta de si estamos mejor que en los años 40 y la respuesta es que sí. No hay problemas para mantener el estado del bienestar, las pensiones y la sanidad. Lo que sí que no hay forma de mantener es los estropicios de unos mercados que van de burbuja en burbuja y ¡poniendo reglas absurdas!. Hoy los gobiernos están todos haciendo lo que sea, y dando lo que sea por contentar a unos inversores, que si no hacemos el ajuste van a retirarse porque estiman que la deuda es insostenible, pero que si hacemos el ajuste van a retirarse porque el crecimiento va a ser menor. ¡y lo peor de todo es que retiran nuestro dinero!, (el inyectado y el de los fondos institucionales), ¡y olvidándose de que somos nosotros los que les estamos dando beneficios sobre unos fondos que no llegamos ni a ver!.