Imaginemos que vamos a entrar en un sitio web buscando información y nos encontramos con el siguiente disclaimer:
“La información y los documentos que aparecen en esta página web son exclusivamente de carácter informativo. Ningún contenido de esta página web puede interpretarse como una oferta, ni invitación ni recomendación, para la suscripción o la adquisición, la tenencia o la venta de cualquier activo financiero.”
Es fácil entender que no genera demasiada confianza en posibles inversores, porque simplemente se está poniendo un gran número de vendas, antes de tener heridas. En todo caso, es comprensible que una determinada entidad manifieste que esto no supone ninguna recomendación y sólo información. Esto desde luego no es incompatible con la necesidad de que esta información sea veraz, y desde luego que no esté diseñada para influir. Esto significa que a veces es fácil confundir información con marketing de algún tipo.
Cualquiera que lea un periódico debe conocer que cuando se presenta la información de determinada forma, la realidad es que puede convertirse en orientación, ofertas, invitaciones, de ideas, campañas o incluso activos financieros. Llegamos a tal punto que en numerosas ocasiones, ante determinadas informaciones deberíamos poner el subtitulo de “publicidad”, pero incomprensiblemente en España, en lugar del cartelito de “publicidad”, nos encontramos con la advertencia de “no es publicidad”.
Uno de los detalles que podemos hacer para tratar de discernir información de publicidad es tratar de encontrar alguna pista del tratamiento de esta problemática en otros países. Y siguiendo con el disclaimer encontramos una pista:
“Cabe la posibilidad de que la distribución de la información y los documentos contenidos en esta página web estén prohibidas o limitadas por ley en algunas jurisdicciones. El acceso queda denegado a aquellas personas a las cuales estas restricciones, en tales jurisdicciones, les sean de aplicación. La información y los documentos contenidos en esta página web no se dirigen a, ni se presentan para ser vistos por, ni distribuidos a ninguna persona residente o físicamente presente en EE.UU., salvo lo estipulado en la Norma 144A de acuerdo con la Ley sobre Activos Financieros (Securities Act) en relación con “inversores institucionales cualificados” (QIBs).”.
La verdad es que debemos tomarnos con extremado cuidado información prohibidos o limitados por ley en algunas jurisdicciones. Sobre todo en el caso de que el sitio donde se prohíba sea Estados Unidos, que no es precisamente un país sin experiencia financiera. Pero el caso es que sigue:
“Se deniega el acceso a toda persona a quien estas restricciones les sean de aplicación. Cada visitante de esta página web tiene la obligación de informarse debidamente y a cumplir con las restricciones correspondientes. <…..> no asume ninguna responsabilidad en caso de alguna infracción en este sentido.”
La realidad es que es muy curioso que se deniegue el acceso a toda persona que no sea inversor cualificado en Estados Unidos, pero sin embargo se permita que una persona de barrio de cualquier zona de España pueda entrar. Es paradójico que el dueño de la página se proteja de la responsabilidad ante los inversores de Estados Unidos y no frente a los españoles, (y pongo España, porque ya aviso que la web es de España).
La restricción a la entrada es de la que nos encontramos en las páginas para adultos. Tal y como se evita que los menores de edad entren en las web obligándoles a hacer click en lo de “soy mayor de edad”; (supongo que a algún menor se le ocurrirá mentir), en este caso, el texto dice:
“NO SOY RESIDENTE DE EE.UU. Y ESTOY DE ACUERDO CON LO EXPUESTO ANTERIORMENTE
Como consecuencia de la información anterior, en esta sección de esta página web usted confirma que no es residente de los EE.UU. y que no distribuirá aviso alguno ni documentación contenida en la misma a alguna persona residente de los EE.UU. Ninguna información desplegada en las siguientes secciones constituye una oferta de venta de activos financieros en los EE.UU.”
Todo esto lo acompaña de un “acepto” y un “no acepto”. De esta forma, los ciudadanos de estados unidos han de saber que no pueden entrar porque simplemente su gobierno dice que la información ha de tomarse con una cautela y formación que el común de los mortales (Estadounidense), no puede tener.
Dicho de otra forma, según la normativa de Estados Unidos, la información requiere de un análisis de inversores cualificados para comprenderla adecuadamente. Y por tanto no es muy difícil de concluir que existe la posibilidad de que un lector sin conocimientos avanzados pueda malinterpretar la información facilitada.
Y ya acaba el disclaimer, con una advertencia en la que pone la fecha de la normativa de Estados Unidos:
“<…..> no ha efectuado ni tiene la intención de efectuar el registro de cualquiera de sus activos financieros (ni tampoco la garantía de los mismos ha sido o será registrada), de acuerdo con la Ley estadounidense de 1933 sobre activos financieros o con cualquier Ley estatal estadounidense sobre activos financieros que resulten de aplicación, ni realizará oferta pública de venta de activos financieros en los EE.UU. <……> cumple la normativa en materia de exención de la inscripción de sus activos financieros, de acuerdo con la mencionada ley estadounidense de 1933 sobre activos financieros, según la cual éstos se ofrecerán a la venta sólo a “inversores institucionales cualificados”, según lo previsto en la Norma 144A.”
En definitiva, desde 1933, en Estados Unidos se requiere una calidad de información que está entidad no cumple hoy al dar una determinada información.
Llegados a este punto, podemos considerar que lo que nos vamos a encontrar después del acepto es un análisis con cierta complejidad o datos para expertos o analistas; pues lo lamento mucho, porque este es el disclaimer de una nota de prensa que se ha dirigido a los medios de prensa españoles.
Teniendo en cuenta esto, podemos llegar a una conclusión entre varias de las opciones:
- resulta que los periodistas de España tienen un nivel de capacidad similar a la de inversores cualificados de Estados Unidos. Implícitamente esto supone que los periodistas españoles tienen una capacidad de análisis mayor que los periodistas USA.
- O bien en España se puede presentar la información con una mayor ligereza que en USA, porque simplemente la responsabilidad de quien informa es inexistente.
Está claro que en España cualquiera puede decir lo que le da la gana y como le da la gana, y si alguien se hace una idea equivocada, debe saber que no va a haber ningún problema, y la verdad es que con anécdotas como está me siento como un ciudadano de un país de tercera en el que las reglas y los datos son pura publicidad sin que ningún organismo se preocupe lo más mínimo de que se de una información que en otros países no puede ser distribuida al colectivo en general. Esta información, de la que nadie se responsabiliza se envía a periodistas, (no analistas, no economistas, ni nada por el estilo), para que la modifiquen un poquito más y al final se convierta en una noticia que debemos tomar como si fuese una mina.
Por supuesto, este disclaimer busca limitar la responsabilidad del emisor de la información, pero lo realmente triste es que alguien debería obligar a responder de la información y desde luego comprometerse con el ideal de que las denuncias y responsabilidades se evitan haciendo un trabajo correcto. Lamentablemente esta opción parece que ni se considera aún a pesar de que tiene innegables ventajas para los que buscan saber cómo están las cosas.
En un país serio, lo que deberíamos hacer es enviar escritos al ministerio de economía para que mejore la información, que regule y ofrezca unas normas que igualen la calidad que tenemos en otros países y desde luego que incorpore algo de responsabilidad. Al fin y al cabo si el emisor de esta información nos dice algo ha de responder de lo que dice. Y si no es capaz de responder, pues que no lo diga.
Lo que ocurre es que una campaña de esta pidiendo que el ministerio de la economía controle un poco esto, puede provocar risas en el ministerio. No tanto por el entorno general de unas autoridades que no entienden lo de la transparencia ni lo de la responsabilidad. Las risas, son porque si alguien suponía que este disclaimer era de una empresa vendiendo el humo de unos directivos que están completamente perdidos y que tratan de manipular para vender unos resultados infumables, habrá acertado. La pantalla surge cuando miramos las notas de prensa del ICO; que como todo el mundo sabe es el instituto de crédito oficial, ente dependiente del ministerio de Economía.
O sea que ya podemos mandar las cartas que queramos, que en este santo país, ni tan siquiera somos capaces de ponernos rojos.