Como dije ayer, en el aniversario de este blog, trato de aproximarme a las entradas que puse ese 25 de agosto, y comprobar con desazón que no hemos cambiado demasiado.
El primer post fue el que se publicó en Expansión y que titulé “De consensos a mis intenciones”. Este post no era más que una descripción de la situación del entorno de las opiniones, decisiones y su análisis a través de un día en los periódicos, (el 5 de junio de 2008, que en mi opinión ha sido uno de los días claves en toda esta historia), para a partir de hay crear la declaración de intenciones de lo que sería este blog.
Por supuesto, y aunque fuese un post para expansión, la verdad es que sigue teniendo validez, porque resulta que el desenfreno en los periódicos se mantiene, las opiniones y las contradicciones se siguen manteniendo y mis intenciones no han cambiado absolutamente nada.
Las noticias que había seleccionado de ese 5 de junio de 2008, eran las siguientes:
- Trichet dice que va a subir los tipos 0.25 para luchar contra la inflación
- La ministra de vivienda dice que es buen momento para comprar piso si se necesita
- Miguel Sebastián (Ministro de Industria), dice que un ministro en España hace política y no pronósticos
- Miguel Sebastián pronostica que Tritchet no subirá los tipos de interés
- Fruto del anuncio de Tritchet para luchar contra la inflación el barril de petróleo sube un 5%.
- Miguel Sebastián llama Pesimistas a la OCDE, y les solicita IDEAS
- Miguel Sebastián afirma que tendremos ¡sorpresas! que impidan al euribor subir
- El euribor alcanza su máximo histórico en el 5,418%
Si nos damos cuenta, la realidad es que todos y cada uno de los protagonistas de esta historia siguen en sus puestos, más de dos años después de que hayan llenado los periódicos con semejante esperpento. Por supuesto, nadie ha reconocido el mínimo error. Y de hecho en el fondo siguen con los mismos esquemas de funcionamiento. Incluso Beatriz Corredor, sigue diciendo exactamente la misma frase todos los meses: “Es buen momento para comprar piso”.
En ese post me hacía una pregunta, (retórica, por supuesto), que era: “¿Es razonable que todos los organismos tengan claro el diagnóstico, todas las autoridades tengan clara la medicina, que las medicinas aplicadas empeoren la situación de forma recurrente y que nadie discuta el diagnóstico?.”. Pues no deja de ser un poco triste que siga haciendo la misma pregunta.
Siguiendo con el lanzamiento del blog el 25 de agosto, el segundo post fue tratar de crear una fabula para ilustrar los efectos de un fenómeno que se llama deflación. En este post trataba de situar los efectos sobre una empresa agrícola de los efectos de la caída de precios de los productos que venden y como al final los activos se acaban convirtiendo en tóxicos. El proceso es muy sencillo, y con gran pesar de mi corazón, sigue estando de plena actualidad. Se llamaba “De Borja, lolo y otras especies”, y trataba de presentar a los protagonistas de una historia llamada España. Una breve pincelada de empresarios, asesores, lobbys…
Un año después la realidad es que seguimos discutiendo si estamos en inflación, deflación, hiperinflación, estanflación, reflactación, estagflación, desinflación o unos cuantos nombres adicionales, a cada cual más innovador y difícilmente pronunciable. Por tanto resulta que tanto la fábula sobre los efectos de la deflación, como el post de “Deflación y cachondeos”, sigue manteniendo su vigencia. En agosto de 2009, teníamos un ipc interanual negativo desde marzo de 2009 y contra todo pronóstico se descartaba la deflación, rayando el absurdo. Curiosamente hoy nos encontramos negando otra vez la posibilidad de nunca se ha dejado de hablar, ¡aunque no se hayan dejado de tomar medidas que supuestamente la tratan de evitar!).
En ese post concluía:
“propongo que de una vez por todas, se planteen cuales son los efectos de una situación, (llamémosle X), en la que los precios de los productos que producimos caen, y que analicen las causas y luchen contra ellas.”.
Lo triste es que lo que tenemos es una bronca sobre el nombre que le ponemos a esta situación por no llamarla deflación y desde luego a nadie le preocupa lo más mínimo lo de que los precios de los productos producidos caigan. ¡Solo importa que no caigan los precios de los activos financieros!.
En esa época lo triste es que el índice de precios al consumo interanual llevaba una buena temporada en negativo y se negaba que hubiese una bajada de precios, porque en teoría lo que teníamos es una desinflación. Es algo tan ridículo como que las bajadas no sean bajadas, sino que sean dessubidas, porque no nos interese reconocer las bajadas.
Por supuesto, otro de los temas recurrentes en este blog, (y desde luego en los medios), han sido los datos del IPC, o más concretamente el valor en cuestión. Lo cierto es que el IPC lo usamos para todo, sin tener en cuenta que es uno más de los indicadores de la situación de los precios. Pero como cualquier “Uno más”, la realidad es que por sí sólo no es capaz de explicar la realidad de las cosas. Por eso otro de los post de esa fecha era el que trataba de explicar las razones por las que el IPC no recoge adecuadamente las variaciones de poder adquisitivo.
Por supuesto, esto tampoco ha cambiado de forma sustancial, de forma que todos los discursos siguen vinculando el poder adquisitivo a la evolución del IPC, sin tener en cuenta que son muchos y muy importantes los factores que determinan esta relación. ¡Y las razones siguen todas ahí!.