Cada vez con más frecuencia en páginas de internet, informes y demás, nos encontramos con el aviso curioso de que el autor no se responsabiliza de algo. Es lo que se denomina Disclaimer, y desde luego está en consonancia con unos cuantos argumentos; que esto son opiniones, que no son recomendaciones, que no es un asesoramiento particular, son las razones que nos encontramos para acabar diciendo que no nos responsabilizamos de nada.
Tal exención de responsabilidad no es un invento de internet, sino que es algo que ya se ha convertido en cotidiano. Desde el cartelito en el parking, en el guardarropa, los formularios de los médicos, los contratos donde ciertas entidades se eximen de sus responsabilidades, hasta el artículo 71 de la constitución que nos dice que los diputados y senadores gozarán de inviolabilidad por las opiniones manifestadas en el ejercicio de sus funciones.
Como todo lo cotidiano, nos encontramos con que no lo cuestionamos jamás, pero como todo lo que asumimos como algo incuestionable, nos toca cuestionarlo, sobre todo porque en el fondo estas “exenciones de responsabilidad” son muy ridículas desde algunos puntos de vista y totalmente contraproducentes desde otros puntos.
¿Qué ocurre cuando cogemos el volante de un coche?. En este momento, lo que tenemos que hacer es conducir siempre lo mejor posible. Por supuesto, mientras no haya ningún incidente, no pasará nada, pero el problema vendrá cuando ocurra algo que ocasione algún tipo de daños.
¿Puedo dejar de pagar el seguro y poner un cartelito bien visible en el coche, en el que no me hago responsable de los daños causados?. Sería una soberana tontería. En el caso de un accidente, normalmente tenemos que analizar la situación y llegar a la conclusión de tres escenarios distintos.
Puede ser un accidente puro y duro, en el sentido de que circulamos correctamente y cualquier imprevisto, (imprevisible), ha provocado el accidente. Por otro lado, puede ser que fuésemos con un par de copas de más, pasados de velocidad y en un coche sin frenos. En este caso puede ocurrir cualquier imprevisto, (aunque previsible), que ocasione un accidente. Por último tenemos el caso de que directamente pretendamos atropellar a una determinada persona y en este caso, tendríamos que renunciar al término accidente.
Es evidente que nuestra responsabilidad dependerá tanto de los daños causados, como de las circunstancias que rodean el suceso, y por supuesto, nadie podrá decidir por si mismo quedar exento de la responsabilidad. De hecho este es el sentido de un seguro de responsabilidad mediante el cual cubrimos la responsabilidad en que incurrimos cuando cogemos un coche.
Cuando escribimos en una web la realidad es que la situación es muy parecida. Por supuesto, yo nunca he avisado de que lo que escribo porque es una pura perogrullada. Absolutamente todo el mundo que expresa una opinión, describe una realidad o lo que sea, está haciendo un ejercicio subjetivo. En todo caso, debemos tener claro que como cuando conducimos tendremos que ir con pies de plomo y tener cuidado. Por supuesto, que siempre podemos (y vamos a) tener un borrón y a rezar que ese despiste, ese error, esa falta de apreciación quede en un susto, (igual que los que tenemos a veces al volante), pero que no genere daños.
Pero de verdad, es razonable sacar un aviso de “no me hago responsable de lo que comunico”. Es sencillo, o comunico o no comunico, pero desde el punto y hora que decido ponerme a escribir unas líneas, tendré que asumir la responsabilidad de tal acción, ¿no?.
Y entonces habrá que valorar, si hubo intención, si hubo negligencia y todos estos aspectos, así como los daños que se hayan ocasionado. En el fondo no es tan complicado. ¿Qué puedo poner un aviso de que no me hago responsable del uso que de la información se haga?. Vale. Puedo poner lo que me de la gana, pero en todo caso no debería colar nunca.
Por descontado, habrá que hilar muy fino si un día y pasa algo y resulta que tengo que dar explicaciones. La realidad es que me niego a poner un disclaimer en el sentido de que no soy asesor de nadie, por la misma razón que la de la subjetividad. ¡no veo la necesidad!.
Por supuesto, lo mismo va para periódicos, analistas y demás. Oiga, si quieren hablar, hablen. Si no quieren escribir, no escriban, pero lo que no es de recibo es que aquí cada cual diga lo que le venga a bien y luego se escude en un “no respondo”, aspecto clave para entender lo que al final tenemos que leer. Por supuesto, en el caso de los medios de prensa, que cobren por la información, los aspectos llegan a niveles surrealistas. Por supuesto, en todos estos en los que hay colaboradores, opinadores o similares, (y recordemos que yo lo soy en cotizalia), es normal que el medio no responda, (siempre y cuando el medio no dicte, por supuesto). Pero el hecho de que el medio no responda es simplemente porque tendrá que responder el que habla.
El caso extremo es el de los políticos que no han de responder en absoluto por las opiniones que se manifiesten según la constitución. En los parlamentos y en los gobiernos, se decide la vida y las condiciones de muchísima gente, (de hecho es la razón por la que votamos). ¿Es normal que se pueda decir la opinión que de la gana sin que haya ningún tipo de problemas?.
¿Se puede entender que yo no pueda emborracharme y coger un coche por los riesgos que corro y los que corre el resto de la sociedad, mientras con la misma tajada puedo ir al parlamento a defender la mayor tontería que se me ocurra?. En este blog llevo un buen número de mentiras, manipulaciones y maquinaciones de políticos que no tienen el menor empaque en mentir por y para sus intereses, con una facilidad pasmosa. ¡Y resulta que tenemos una norma que nos dice que eso es inviolable!.
Como en el caso de los accidentes, si un político se equivoca habrá que valorar también el daño y las circunstancias. ¿estaba equivocado?, ¿era negligente?, ¿engañaba deliberadamente?. ¡Y contestando a estas preguntas, buscando las pruebas para las respuestas, pues tocará hacer algo con esa persona!.
Por supuesto, tengo claro que si todo el mundo tiene que defender lo que dice, o los políticos defender que actúan correctamente y no existiesen las limitaciones de responsabilidad, habría menos blogs, menos políticos, menos periodistas y menos de todo. Tan seguro que cuando quitamos de la carretera a los borrachos, tenemos menos conductores.
Pero nos queda elegir, o número o calidad. Y yo tengo claro que no se va a poner una pistola en la cabeza a nadie para escribir un blog, un periódico o estar en el congreso. Pero lo que tengo claro es que si alguien decide hacer algo, ha de estar convencido y dispuesto a defender lo que ha dicho o hecho ante todos los sitios y lugares. Y si no puedes defender tus actuaciones….¡no lo hagas!.
Lo que no tiene ningún sentido es que si causo un accidente, tenga que responder sin que se me ocurra decir ni mu, si pongo algo inconveniente en esta web tenga que responder, por mucho que diga que no respondo, y luego resulta que llegan 300 y unos cuantos más, se dediquen a hacer y decir lo que les da la gana, y resulta que ¡aquí no pase nada porque la ley es así!.
Toca cambiar la ley, y toca responsabilidad. ¡para todos!