El 5 de octubre de 2010 es otro de estos días raros en los que sientes que todo el mundo parece que no tiene sentido ninguno. El 4 de octubre de 2010, los mercados caían por debajo de soportes de forma que todos los análisis nos llevaban a un pesimismo extremo. Sin embargo en la noche, el banco central de Japón se reunió y redujo los tipos un 0,10%, lo cual los ha llevado al 0; además de aprobar una nueva compra de bonos por 60.000 millones de dólares, lo que nos lleva a que ya se pierde la cuenta de las inyecciones a los bancos.
Los argumentos son como siempre aquellos de estimular la economía y luchar contra la deflación, pero como siempre lo que han hecho es estimular a los bancos y conseguir deflación. Sólo unos días antes, había colocado el post sobre el asunto, intentando explicar las diferencias entre inyectar dinero al sector financiero o a la economía; Por supuesto, no vayamos a creer que soy vidente o algo parecido. Adivinar que vienen pronto inyecciones monetarias es algo así como decir que el invierno llueve. A fin y a cuentas, lo difícil es tratar de contar las que llevamos y las que nos vienen por delante. Por supuesto, mayor dificultad es tratar de adivinar cuando se va a asumir que no van a ningún lado.
Lo cierto es que entre la sorpresa de Japón y la sorpresa de Australia, donde se esperaba la subida de tipos de interés, lo que se ha conseguido es que los mercados financieros se recuperasen de forma espectacular, ha vuelto la confianza a los inversores y ahora resulta que el 5 de octubre en lugar de ir a los infiernos, vamos al cielo. Nada nuevo bajo el sol y de hecho estamos ante otro de los argumentos para defender que la bolsa no anticipa la evolución de la economía.
Pero con tener una subida espectacular de los mercados financieros, (a cuenta de dinero nuevo), a la vez que una subida de la confianza de los inversores, (también a cuenta de dinero nuevo y de la sensación de que los bancos centrales van a sostener esto indefinidamente), la realidad es que de la economía real, ni se sabe nada ni se la espera.
Sobre todo porque resulta que los de siempre siguen a lo suyo. Y eso nos lo vamos a comer. El mismo día conocemos un análisis de Paul Farrel, de Market Watch que nos cuenta que Wall Street va a acabar con la FED. El esquema es simple, por un lado nos encontramos con que todo está entregado a las entidades de inversión de Estados Unidos, de forma que tendremos un proceso que incluye hambre, revueltas y sangre, dolor y lagrimas para al final llegar a una revolución que provocará la caída tanto de la entidad como de las entidades, que perderán su importancia. Esto se sale del ámbito económico y entra dentro del campo de lo social, por lo que independientemente de que esté bastante de acuerdo con el final, no creo que el proceso sea como se plantean. Por lo menos tengo la esperanza de que esto no sea así. Pero por supuesto, alguien debería plantearse alguna vez que es lo que va a ocurrir desde el punto de vista de la sociología,
No puedo descartar la revolución que nos cuentan, no podemos descartar una etapa de huelga, o bien un iluminado que ilusione a las masas y consiga el poder en alguno de los países, o bien algún inteligente que consiga el poder y recuperemos la democracia, o incluso el poder de internet y que la sociedad sea capaz de organizarse. Tampoco puedo descartar la salida a la anterior situación similar que ha sido una guerra mundial, (tira mucho del gasto y elimina muchos excedentes), pero sin embargo creo que tiene que haber otras formas, (de hecho por esto es este blog, que es poco, pero es lo que yo puedo hacer). Y pasa por un derrumbe del sector financiero y que las autoridades asuman que hay que cambiar el sistema y está vez rescatarlo de forma que se rescate a la economía. O simplemente rescatar la economía.
Por lo que me niego a asumir que esto va a acabar con una guerra, o bien con una revolución y desde luego me niego a pensar que esto va a acabar con los bancos centrales porque son necesarios. ¿Están funcionando mal?. ¡Habrá que arreglarlo, no destruirlos!.
Desde luego tras el argumento de la revolución o del movimiento que sea, está un hecho que es el del sufrimiento de la clase media. En este sentido se explica también el mismo día Meredith Whitney, que hoy se alinea con las entidades financieras en este sentido. Sin embargo en este caso el texto es lo de siempre. El chantaje de las entidades financieras contra las normas de Basilea III que llevará a que se corté más el crédito a la clase media, que se resume en lo de siempre. Que si le ponemos cualquier límite o condición o impuesto a la banca nos subirán las comisiones, restringirán el crédito y nos cobrarán más por todo. Por supuesto, lo que no explica la señora es que si no ponemos límites, condiciones o impuestos, ¡también!. Porque la realidad es que la banca va a maximizar los beneficios en todas y cada una de las situaciones que se les planteen. Por supuesto esto implica que van a maximizar los ingresos, tengan o no impuestos, limites o lo que sea. Sólo una cosa impide que la banca suba las comisiones, que no es otra que la competencia entre las entidades. Por supuesto debemos recordar que la competencia empieza a ser algo inclasificable entre un cuento del pasado y una novela de ciencia ficción, hasta el punto de que en España, (y en el resto del mundo), nos encontramos con que subvencionamos y apoyamos la reducción de competidores.
Por supuesto, olvida Whitney que el mayor coste no es precisamente el que no podamos acceder a los créditos o el coste de las comisiones, sino que como muy bien refleja las entidades están centrándose en la gestión de activos, el asesoramiento y el trading, de tal forma que estamos en la de siempre. Resulta que el dinero de los bancos centrales, con la garantía de los contribuyentes está sirviendo para que en las operaciones de trading nos crujan por todos lados de tal forma que el mismo día, el petróleo, el azúcar, el gas… han subido de forma espectacular, lo cual nos cuesta una pasta a la famosa clase media.
El problema no es que podamos pedir o no créditos. Que sería un problema para las entidades que no deberían obtener beneficios si no hacen lo que tienen que hacer: ¡financiar!. El problema es que las entidades financieras no financian, porque tienen más sencillo cobrar más caro los productos que necesitamos, como se puede ver en los mercados de commodities, (theice.com y nymex.com, por ejemplo). Esto produce unos efectos que se pueden ver dándose una vuelta por un supermercado o bien por una gasolinera.
Todo ello mientras resulta que en España, nos encontramos con que el estado destina 100 millones más a Fogasa, ¡para subvencionar despidos!, lo cual es algo más que irónico en un país que está consiguiendo record tras record de paros. Pero no obstante, al Banco de España, (otro banco central que al igual que la fed no funciona más que para beneficiar a los suyos), se desmarca con la petición de más recortes (a las personas), por si no llegan los que se han hecho.
A lo largo de varios post, he tratado de explicar porque esto no va a funcionar, (el más clarificador incluso en el nombre es la serie de mandan los idiotas). Pues lo que hace el Banco de España es del todo surrealista: ¡si no funciona, más!; aunque lo más inteligente sea cuando algo no funciona es ¡cambiarlo!. En todo caso, lo curioso es que se fijan en el modelo laboral alemán como contrapunto al español y pide que nos alejemos de él, ¡con mucha demagogia!.
Y por supuesto, el día lo completa el omnipotente FMI que después de pedir ajustes, ajustes y más ajustes, y después de pedir el 4 de octubre un impuesto a la banca y menos regulación, (además de un fondo para que jueguen), pide el 5 de octubre que se mantengan las ayudas y respaldo público a la banca. A ver si se aclaran, ¿consolidamos cuentas o seguimos gastando todo el dinero que se pueda en mantener a las entidades?, ¿Les ponemos un impuesto como dicen el 4 de octubre o les damos ayudas como dicen el 5 de octubre?.
La conclusión es clara. Hay días en que se ve muy claro. Mientras lo que queda de la clase media no reaccione y pueda, ¡todo para rescatar al sector financiero aunque no se pueda!.