Una de las campañas de marketing más tontas que nos encontramos es aquella en la que nos intentan vender que los directivos de las entidades financieras van a tener que responder de las decisiones tomadas.
Como toda buena campaña, nos encontramos con todos los ingredientes y discursos que tratan de que cale esta idea en la sociedad. Por supuesto, es normal que desde los organismos públicos se trate de comunicar a todos nosotros, que todos los responsables de esta situación van a pagar las consecuencias.
Y por supuesto, es necesario que nos llenen de declaraciones, discursos y palabras para intentar que cale esta idea de que existe un mínimo de justicia; porque simplemente nadie cree que los directivos de las entidades financieras vayan a responder de las situaciones creadas.
Estamos pues ante una de estas situaciones en las que las autoridades nos tratan de convencer de algo, que la gente no parece creerse. Por tanto lo lógico será preguntarse si estamos equivocados y es cierto que se va a imponer la exigencia de responsabilidades o bien estamos en lo cierto y realmente aquí todo el mundo, salvo los de la calle, se va a ir de rositas.
Se pudiera pensar que tendríamos que tirar del “hechos son amores”, comprobando cual es la realidad, pero es que no necesitamos llegar a tal punto. En este sentido el Comité Europeo de Supervisión Bancaria, (formado por los reguladores europeos, o lo que es lo mismo los bancos centrales) propone que, teniendo en cuenta todas las restricciones legales y fiscales, los banqueros devuelvan los bonus si posteriormente se demuestra que fueron resultado de actividades fraudulentas, si la compañía sufre un grave bache o bien si comete graves errores en la gestión.
Este es el típico ejemplo de un anuncio que pretende imponer cierta cordura y responsabilidad a los directivos, pero a su vez es el mejor argumento para los que nos tememos que realmente esto no es más que una operación de marketing y por cierto, bastante burda. Llama poderosamente la atención lo de devolver los bonus, en caso de fraude, teniendo en cuenta las restricciones legales y fiscales; porque en realidad el mínimo de la decencia está en que deben ser juzgados, con las debidas garantías, (en lugar de restricciones legales y fiscales), para que asuman las penas e indemnizaciones que correspondan, (independientemente de los bonus cobrados, que no son más que un porcentaje de esto).
Por supuesto, ¿estamos hablando de restricciones legales?. ¿Qué restricciones legales?. Imaginemos que yo cometo una actividad fraudulenta y en consecuencia ocasiono un daño de 100. ¿Importa algo que yo haya pagado impuestos sobre un sueldo que tampoco importa para detectar cuanto he de devolver?.
¿Y si ha sido por una mala gestión de la entidad cuando mi trabajo es gestionar la entidad y cobro cantidades obscenas por gestionar la entidad?. En este caso, la diferencia con el fraude es que evitaría la cárcel, pero desde luego lo que no es de recibo es “no responder” o “responder con límites”.
¿Proponen los reguladores en estos casos devolver una parte de lo que el banquero se ha llevado?. Pues a priori, parece un castigo mucho más liviano que el que correspondería a otra persona cualquiera. Y esto sin mencionar el hecho del problema de base, que no es otro que la ausencia total de investigaciones.
Está claro que si este es el punto de partida de los reguladores, los regulados tenderán a suavizarlo en la práctica, en un curioso discurso en el que se lleven las manos a la cabeza por las obligaciones que han de asumir y los problemas de la fuga de talentos que van a tener, pero con decisiones que como poco son muy clarificadoras de lo que ocurre en estos casos.
De esta forma nos encontramos con UBS, entidad que ha sido rescatada con fondos públicos que decide unilateralmente no actuar contra sus antiguos directivos, por la incertidumbre legal, los años y los costes que se necesitarían y la publicidad negativa que eso ocasiona; Por lo tanto, ya sabemos lo que opina la entidad, que entiende que le va a dar mejor publicidad no remover el pasado, (o que no entienden que perseguir contra viento y marea la asunción de responsabilidades pueda ser publicidad positiva).
Lo que no acabo de entender es las razones de que sea el consejo de administración de la entidad el que pueda decidir no mirar hacia atrás, de tal forma que ni accionistas, ni reguladores, ni tan siquiera el estado Suizo, (rescatador de la entidad), diga absolutamente nada.
Por supuesto, no es más que otro ejemplo de total impunidad en toda una serie de actuaciones, que tiene nombres tan ilustres como Goldman Sachs, que fue acusado por la sec de cometer fraude con sus clientes. En abril de 2010, ya puse el post: “¿Sorprende Goldman o sorprende la SEC?”, en el que comentaba que la sorpresa era que la entidad fuese investigada y acusada. La realidad es que después de un cambalache increíble, lo que se ha decidido es que se arregle con una multa, lo cual es el colmo de la desvergüenza. ¡Si ha existido un fraude alguien tiene que ir a la cárcel y tiene que quedar claramente como, quien y donde se ha cometido!. Lo demás es como imaginar que a un ladrón se le ofrece el pago de una pequeña multa por librarse de robar coches.
Otro caso similar, aunque en este caso conlleva la existencia de un cabeza de turco es el de Société générale y su famoso Kerviel, que en mi opinión ha servido de tapadera para todas las operaciones que pudo haber tomado la entidad francesa, (también con abultadas pérdidas) y también con una absoluta falta de responsabilidades entre sus directivos, más allá de este chaval que se come el marrón, pero al que no se le va a reclamar la indemnización por que la entidad financiera no quiere endeudar a alguien de por vida, (¡a los supuestos ladrones se entiende!).
Y si la cosa la miramos desde nuestro entorno patrio, la cosa ya adquiere tintes surrealistas, en un entorno en el que tenemos desde jueces acusados de cohecho, (en el raro caso de sobornado sin sobornadores), fondos inmobiliarios en los tribunales y unas cuentas cosas más con un especial protagonismo para la entidad más grande, cuyo presidente tiene su propia doctrina dentro del ámbito del derecho penal y su CEO está condenado por lo penal también, sin que esto tenga ni un solo efecto práctico.
La realidad que lo que vemos es que en medio de un caos en el que se han sucedido los atropellos, las mentiras, las extorsiones, no existe constancia de ningún banquero ni tan siquiera investigado, salvo Moltó que dirigía la malograda CCM y que cuando ha sido mínimamente investigado, (con más calma que interés), ha empezado a salir de todo.
Por lo tanto, las conclusiones son las que ya expuse en su día; o bien resulta que tenemos el stablishment financiero más honrado del mundo, y sin ninguna excepción o bien resulta que hemos decidido cerrar los ojos y tapar las narices para no mirar nada. ¡y cómo hasta así huele!; tengo que concluir que realmente todos los mensajes de que se va a imponer la responsabilidad a los ejecutivos bancarios, no pueden ser otra cosa más que una campaña publicitaria, destinada a que nos creamos lo increíble, por lo que además le vaticino poco éxito.
Por cierto, que si la sociedad acierta al entender que las entidades están operando con total impunidad, será lógico entender que además no nos equivocamos en las razones por las que lo pedimos.
Puede que sea difícil probar las cosas, puede que sea complicado, puede que sea largo y también puede ser traumático. ¡Pero es justo y necesario!. Sin esto el sistema no puede funcionar.