Yo no soy trader, es algo que no me atrae lo más mínimo. Por supuesto es una forma, como otras de ganar dinero, pero no me gusta, no me atrae y sinceramente ojalá nunca tuviese que tener relación con el sector. No es algo de ahora, sino que creo que es de siempre.
Hasta entonces, la única experiencia que tenía en la bolsa fue un juego de bolsa, ¡que se basaba en las cotizaciones de cierre de los mercados publicadas en los periódicos!, y participaciones en grupo. Mi grupo fue un desastre, porque tres pasaban de todo, otro era un trader nato y luego estaba yo. El caso es que habíamos seleccionado tres empresas para nuestra cartera, repartiendo a partes iguales, (tampoco es que el trabajo en equipo fuese algo que se nos diese bien), de forma que la cartera era cuando menos curiosa. Por un lado los del grupo de “pasar de todo” escogieron Unión Cervecera, (en el fondo todos hicimos lo que pudimos por apoyar el valor). Yo ni me acuerdo de la que escogí, por la sencilla razón de que era una empresa aburrida en una época en la que no subían las cosas a la velocidad de ahora. No recuerdo cual era, pero si me acuerdo que era una eléctrica.
El del alma de trader, fue a buscar las oportunidades, por tanto buscó aquellas empresas que estaban cerca de los mínimos anuales. Fue a dar con Ercros, que marcaba el mínimo anual. En definitiva. En un alarde de esfuerzo, nos fuimos al despacho, (tampoco había ni 902, ni Rankia, ni internet, ni correo electrónico por lo menos a nuestro alcance), físicamente de una agencia que resultó ser Renta 4 y que no conocíamos de nada. Algo me escamó ya cuando resulta que una chica muy amable nos contó amablemente porque todos habíamos acertado. El caso es que no acaba de entender cómo era posible que en medio de las broncas que teníamos para escoger las tres empresas y la estrategia, ¡todos tuviésemos razón!. Por supuesto, lo achacamos a que no ocultábamos que estábamos en un juego de la universidad y en consecuencia, no nos iban a hacer demasiado caso. Eso si, nos llevamos dípticos y publicidad en cantidades industriales, (lo que hoy serían los pdf y los banners).
El caso es que al final confirmamos nuestra cartera para el concurso y comenzó el juego. ¿El resultado?. Pues nos dio una lección importante. Ercros presentó suspensión de pagos al día siguiente (¡menuda puntería y gran explicación a las razones por las que estaba en mínimos anuales!). La eléctrica que yo había seleccionado había ganado un poco, pero no desde luego lo suficiente como para compensar el roto del primer día. El caso es que comprendí que ir a ganar un concurso de bolsa con una estrategia conservadora no era demasiado inteligente, (y los cambios eran limitados por las condiciones). Al final, con todo la cartera quedamos en positivo, (aunque en un bastante discreto lugar en medio de la tabla), gracias a ¡la cerveza!, que como buen chicharro, y sin que a día de hoy entienda porque, pegó un subidón que compensó las pérdidas de Ercross.
Cuando estaba acabando la carrera, (allá por el 95), me tocaba aquello de hacer currículo y por tanto me apunté a un curso de bolsa y mercados financieros que me ocupó entre los años 94 y 95. Y ahí fue donde conocimos las primeras nociones de derivados y demás. Después vendría más formación y lecturas en el mundo, y desde luego unas cuantas innovaciones de las que más o menos he seguido al corriente. No obstante casi todo de alguna forma, lo tocamos en ese curso.
Pero la mejor frase que recuerdo es una de las lecciones que nos impartieron, (aunque no sea capaz de recordar al profesor), se resumía en una frase que me ha quedado grabada: “En los mercados financieros siempre pierde el señor de Soria”. De aquellas, no había brokers on line, y no había asesores por todos lados y para leer las noticias económicas teníamos que comprar el periódico. Pero nos lo explicaron claro. El señor de Soria era el que perdía y la recomendación era que buscásemos trabajo en alguna agencia, pero que jamás intentásemos vivir de esto.
En ese curso empecé a entender que las cosas no eran como creían y la verdad es que significó un poco el alejamiento de mi interés por estos temas. De hecho incluso me arrepentí de haber escogido la opción de finanzas y economía internacional como la especialización en la carrera, en lugar de otras más enfocadas hacía la macroeconomía o el sector público, que se hubiesen adaptado mejor a mis gustos.
Y en estas llegamos a 1999 donde decidí entrar en bolsa y meter un poco de dinero, (aunque para un joven que estaba empezando a trabajar era toda una fortuna) y metí 400.000 pesetas en dos acciones. Ni análisis técnico, ni buscar mínimos, ni buscar fundamentales, ni tan siquiera azar. Cometí otro error típico que fue preguntar en el banco. Ya sé que Fernan2 dice que el banco no es tu amigo, pero estudiando económicas, la realidad es completamente distinta. Es difícil estudiar económicas y no tener amistades en los bancos. Por tanto tocó recomendaciones de un amigo y el caso es que invertí en Sogecable y Amadeus.
Las 400.000 pesetas se convirtieron en 600.000 antes de empezar a caer contra todo pronóstico. Cuando hablaba con este amigo, me comentaba que era coyuntural, que se iban a recuperar y todo ese discurso, pero el caso es que se me dio por mirar las cuentas de las empresas. (Imperdonable cuando resulta que me dedicaba precisamente a analizar empresas y a la consultoría financiera, ya que trabajaba reflotando y creando empresas de otros, incluida alguna cotizada que acabaría dando que hablar). Salí pitando, y cobrando 350.000 pesetas, lo cual supuso una pérdida de 50.000, que dolieron mucho más porque en realidad ya me costaba acordarme de que había puesto 400.000 y tenía más fresco que hacía poco que tenía 600.000. El caso es que pudo ser peor y recordé al señor de Soria. (¡era yo!); por supuesto mi amigo que trabajaba en una sucursal de una entidad financiera era el asesor de Soria.
Y esto me dio otra lección que es la de que compensa buscar sucursales en las que no tuvieses conocidos, porque evidentemente la información y lo demás es similar, pero limitas las pérdidas. A nadie le gusta perder dinero y tampoco perder amigos. Perder las dos cosas al mismo tiempo es bastante peor.
Una anécdota curiosa es que el día que contaba esta historia en una excursión entre las amistades, una amiga me preguntó por la salida a bolsa de Inditex. Fue tan insistente que no se me ocurrió decirle otra cosa mejor que “¿pero no te das cuenta de que estoy contando como perdí sin enterarme de nada?”. La verdad es que no acabo de entender cómo me pedían consejo, cuando contaba las pérdidas. Sobre todo cuando contaba que la lección era que no teníamos información para compensar los riesgos.
Desgraciadamente, (para mi), me guste o no, las técnicas de trading están teniendo una influencia decisiva en el desarrollo de la economía, y por tanto, (no sin problemas y no sin disgustos), me he tenido que aproximar a un mundo que no me atrae y que no acabo de comprender.
No es mi intención tratar de que se entienda como algo peyorativo o menospreciativo el decir a todo el colectivo de traders que hay un mundo en la economía que ni siquiera conocen. Se lo voy a intentar explicar de una forma sencilla. Cuando veo análisis de bolsa o de determinadas acciones, encontramos índices, gráficas y toda una serie de terminología a la que no me ha quedado otro remedio que acercarme para tratar de comprender la economía. Es una cuestión de enfoques, y no me cuesta decir que lo de las velas negras, el chartismo oriental, son tecnicismos que no me apasionan.
No es peyorativo porque simplemente hay muchas cosas y trabajos que no me gustan, sin que esto signifique nada adicional.
Por supuesto, no sirvo para el trading, porque tengo una visión distinta. El caso es que mientras unas personas buscan burbujas para pillarlas y tratar de hacer algo parecido al surf, yo soy incapaz de dejar de buscar el fondo de la cuestión.
En 2008, me plantee invertir en commodities a la baja. Pero lo cierto es que invertir a la baja es muy complicado, sobre todo en un entorno en el que se han tomado unas cuantas decisiones de todo el mundo en contra. Además no llega saber que se van a derrumbar determinados mercados, sino que para apostar a la baja, (al contrario de apostar a la alta), hay que adivinar el cuándo. Y eso no es fácil, porque los gobiernos, los bancos centrales y desde luego inversores de referencia pueden alterar el timing y dejarte fuera de juego.
Pues el caso es que ahora mismo, estoy pensando en volver a intentarlo. Lo tengo claro. Nada de trading, y desde luego voy a pasar de todas las técnicas y sistemas de trading, y me lo voy a tomar como una apuesta o como un pequeño juego de lotería.
¿La inversión?. Pues es sencillo, comprar opciones de compra (Call) de dólares, esperando el todo o nada de que el dólar suba de forma espectacular. ¿El riesgo?. El de siempre, tratar de adivinar el momento en el que tanto Trichet, como Bernanke se rindan y lleguen al límite. La sensación es que las cosas están a punto de darse la vuelta de forma violenta, y desde luego el miedo es la ocurrencia de estos dos, (principalmente) y hasta donde van a llegar.
Y tomármelo como viene, destinar unos 1.000 euros y jugármela. ¡a todo o nada!. ¿sistema?. La ley de la gravedad, y tratar de adivinar el momento en que los sostenedores no puedan aguantar más. Y tener claro que al final yo no voy a ser trader, ni me voy a poder comportar como tal, y que por tanto mi aproximación a este mundo va a suponer cargarme todos los conocimientos de estos.
Sólo me queda reiterar una petición que hice hace tiempo. Prometo no venderme como financiero, ni como empresario. A cambio pido que otros no se vendan como economistas. ¿Hay trato?.