El otro día hablé puse un primer post sobre la ecuación de restricción presupuestaria, y como se podía ver gráficamente lo que ocurre con las posibilidades de elección entre bienes ante situaciones en las que uno de los bienes variaba su precio, o bien lo hacían todos, o bien el incremento de renta era inferior a la subida de los precios.
Como es lógico, la caída de poder adquisitivo, provocaba que los consumidores tuviésemos menos margen para consumir, lo cual a su vez afecta directamente a las empresas que ven como su demanda cae.
Pero el otro día, salté sin hacer ninguna referencia, uno de los curiosos efectos del caso en el que suba un bien, y se mantenga el precio de otro. Si volvemos a poner la gráfica vemos que las posibilidades de consumo varían, De forma que impacta más en aquellas personas que consumen una mayor proporción de su renta en el bien que sube de precio. O sea, que gráficamente se ve de forma muy clara que son aquellos que estaban consumiendo más del bien que sube de precio, son los que tienen que hacer un ajuste mayor; pero además lo que se ve es que las posibilidades de consumir se escoran hacía el bien que no sube de precio.
O sea, que cuando estamos eligiendo los bienes a consumir, lo que estamos haciendo es consumir más de aquellos bienes que no suben los precios. Sin embargo esta premisa no es demasiado real; (o por lo menos no siempre); y desde luego no explica la situación que nos encontramos ahora mismo en la economía.
Por ejemplo, tanto los combustibles, como los alimentos, como la energía han subido con fuerza, mientras las caídas en el consumo han sido moderadas; a su vez nos encontramos con que la mayoría de los bienes de la economía, han tenido subidas moderadas, (o incluso bajadas de precios) y a su vez se han generado desplomes de consumo de estos bienes.
La clave de esto, ya la he puesto en un post algo antiguo sobre la renta disponible, y estoy seguro que es muy fácil de intuir. En cualquier modelo en el que tratemos de determinar las elecciones de consumo entre distintos bienes, la palabra clave es la elección, o mejor dicho la capacidad de elección.
Realmente nuestra capacidad de elección, la tendremos que realizar en base a aquellos bienes que podemos escoger y debemos dejar fuera los casos en los que no podamos elegir, para calcular nuestra renta disponible. Técnicamente la renta disponible, suele ser considerada la renta que obtenemos menos los impuestos que hemos de pagar, pero desde luego no tiene sentido que olvidemos todos aquellos gastos que son ineludibles, (por lo tanto sobre los que no podemos disponer), y que evidentemente afectan a la cantidad de dinero que tenemos para decidir el consumo.
Por lo tanto hay toda una serie de bienes que no tiene sentido incluir en los modelos en los que tratamos de definir como consumimos, que coinciden con aquellos bienes que se denominan Inelásticos. Son determinados bienes, cuya demanda varía muy poco ante variaciones de precios elevadas. Es decir, son aquellos que aunque sufran subidas elevadas de precios, no bajan significativamente su demanda, o al revés; aunque bajen mucho de precio, el consumo se incrementa muy poco.
Normalmente estos precios coinciden o bien con productos que representen una partida de gastos muy reducida en nuestro presupuesto, (por ejemplo; aunque se hayan duplicado el precio de los chicles, al ser bienes de valor muy reducido, la demanda de estos bienes apenas varía), o más normalmente por ser bienes necesarios y sin sustitutivos. Es el típico ejemplo de la energía y los combustibles. Es cierto que ante las subidas de precios en estos bienes, nos encontramos con pequeños y muy limitados ajustes de la cantidad consumida, porque las personas tratan de buscar los trucos para reducir el consumo y ajustar el presupuesto en la mayor medida posible. Pero sin embargo, a medida que las posibilidades de ajuste son muy reducidas, el impacto de estas subidas no lo sufren las variaciones de cantidad, y por supuesto tampoco las empresas que comercializan estos productos.
En la medida en que el ajuste en las cantidades de estos precios es menor, el ajuste se traslada al concepto renta disponible. Es decir, a medida que sube el Euribor y por tanto la cuota mensual; o a medida que sube el gasoil que usamos para ir a trabajar, a medida que sube la electricidad, o a medida que sube la comida, lo que está ocurriendo es que se está reduciendo la renta disponible para la compra de los bienes en que realmente podemos elegir, de forma que gráficamente tendríamos que hacer la ecuación de restricción presupuestaria en estos términos.
Para saber si estamos mejorando o no, tendríamos que comparar las variaciones de la renta disponible, con las variaciones en los gastos de los que no podemos disponer y tendríamos la nueva renta disponible para entrar a analizar los gastos sobre los que sí podemos elegir.
De esta forma entendemos que la renta sobre la que podemos disponer se reduce o lo que es lo mismo se reduce el poder adquisitivo. Por tanto, aquellos bienes que si forman parte del grupo de “elegibles”; o sea que son aquellos sobre los que tomamos una decisión activa sobre si consumirlos o no se encuentran con un mercado potencial mucho menor.
Esta es la razón por la que la subida de precios de los bienes básicos, lo que suponen es una plusvalía importante para aquellas empresas que ofrezcan estos servicios, mientras que el ajuste se lo comen de forma mayoritaria aquellas empresas que son las que tienen que competir en el mercado.
A partir de ahí, estas empresas y los consumidores, nos encontramos en la situación de una caída de la demanda dramática y por tanto un ajuste necesario que como mínimo es igual al impacto de la pérdida del poder adquisitivo.