El primer post de esta serie trataba de poner en claro que la bajada del consumo de las gasolinas en marzo es coherente con otras bajadas a lo largo de los últimos años, sin tener en cuenta la bajada de límites de velocidad en autopista y autovía a 110. En el segundo post traté de exponer la primera trampa que el documento de presentación de los resultados de la campaña nos ofrece que es traspasar la arbitrariedad desde las conclusiones hasta el inicio del razonamiento, donde todo pasa desapercibido.
En función de la estimación de consumo que se había obtenido para marzo de 2011, recordemos que el gobierno llega a la conclusión de que se han ahorrado 137.000 toneladas de gasolinas, y a partir de este dato comienza a construir una nueva argumentación.
Lo que hace en primer lugar es decir que como la medida entró en vigor el 7 de marzo, hay una semana de este mes que no ha estado en vigor, por lo que volvemos a extrapolar, afirmando por tanto que esto supone que al mes se ahorran 177.000 toneladas de petróleo.
Por supuesto queda mejor decir extrapolar a decir que se hace una regla de tres: si 24 días fueron 137.000; 31 son 177.000 toneladas. Y lo más triste es que no es exactamente lo mismo extrapolar que hacer reglas de tres o prorratear; existe una diferencia fundamental porque extrapolar es tratar de extender unos resultados de una muestra; mediante una serie de técnicas de las cuales la más elemental, pero a la vez la menos útil es la regla de tres; pensemos en un ejemplo; hacemos un viaje de Madrid a A Coruña a una media de 120, (lo pongo antes de la limitación por simplificar), de tal forma que cada kilómetro nos lleva 30 segundos. Pues cuando nos queden 20 kms para llegar a nuestro destino, podemos deducir perfectamente que vamos a tardar 10 minutos. (regla de tres pura y dura), claro que a lo mejor es posible que esos kilómetros se van a hacer por el medio de la ciudad de Madrid el cálculo puede ser muy optimista.
Este tipo de cálculo de reglas de tres, puede ser aceptable para un análisis desde fuera, pero jamás para el organismo que tiene toda la información. En todo caso, aquí plantean un error gramatical que permite decir que nos han engañado. A saber; cuando el gobierno dedujo que el ahorro en esos 24 días fue de 137.300 toneladas afirma: “En base a este análisis puede concluirse”; lo cual técnicamente es cierto, (aunque lleve a engaño), porque evidentemente aquí todo el mundo puede concluir lo que le dé la gana. Da la sensación de que este es un dato, pero nos pone que en realidad es una “posible conclusión”.
El siguiente paso, me permite que “yo pueda concluir”, que tienen unos huevos de oro; nos cuentan que estos 177.000 millones que hubiesen ahorrado en marzo, suponen un consumo de 1,1 millones de barriles de petróleo, lo que a los precios actuales supone un coste de 94 millones de euros, “que han podido ser consumidos o invertidos en nuestro país, generando actividad económica”. Aquí vuelven a usar el “podido”, que no se ha de entender como que haya sido un hecho, sino que pudiera haber sido un hecho; porque se vuelven a olvidar de una serie de detalles.
El primero y muy obvio es que al ahorro de marzo de 2011, lo habrá sido a los precios de marzo; (y no a los actuales). Es tan obvio que me cuesta razonarlo, pero es como si apagando la luz de mi habitación hace cinco años, hubiese podido comprar lo mismo que saldría de multiplicar precio de hoy por watios ahorrados en 2006. Por lo tanto los 94 millones vamos a ponerlos en perspectiva porque el ahorro, aun asumiendo sus hipótesis sería muy inferior.
El segundo es otra tontería; que subyace en la verdadera razón de la bajada de los límites de velocidad. El ahorro que supuestamente tendríamos en el consumo de combustible, puede ser usado para invertir, para consumir o para lo que les dé la gana, pero lo más plausible es que el ahorro de litros de combustible se va para pagar combustible a un mayor precio. Por lo tanto los 94 millones que dicen que podemos ahorrar, en realidad van para pagar ¡94 millones más por la gasolina!. (y si no ha existido el ahorro, irán también para eso, aunque lo hemos de sacar de algún otro lado).
De hecho este pequeño detalle es el que enlaza con las razones de la bajada del límite de velocidad y por supuesto de un informe que trata de justificar hasta lo indecible que se está ahorrando combustible por unas medidas tomadas. El hecho de que los gobiernos transmitan la sensación de que se están produciendo ahorros de combustible, lo que sirve es para que los operadores de los mercados de commodities puedan introducir en sus cálculos la nueva situación de tal forma, que se pueda subir el precio, (que es el objetivo final), por lo tanto, derivado de informes de este tipo o como la de que se iba a ahorrar un porcentaje de petróleo importante, lo que tenemos es que no existe ningún tipo de ahorro. Es más, en tanto y cuanto el ahorro no sea real, (sea sólo en los informes), lo que tenemos es un gasto mayor en combustibles.
En todo caso para acabar el cálculo del gobierno, resulta que se vuelve a usar la regla de tres para convertir estos 94 millones de euros mensuales en los 1.150 millones anuales de ahorro, (en realidad da 1.140 pero vamos….). Claro que para esta regla de tres se han olvidado de contarnos las siguientes tonterías:
- La primera es que curiosamente si el precio del petróleo sube, tendremos según los cálculos y la fórmula del gobierno un ahorro mayor; lo cual explica perfectamente la situación a la que hemos llegado en el manejo de las estadísticas. ¿Un modelo de razonamiento que cuanto mayor sea el precio que pagamos, más ahorro proporciona?.
- La segunda es que curiosamente el ahorro anual lo ha considerado como el ahorro de un mes que preveían de los mayores consumos. (aunque evidentemente ese dato haya sido para justificar el resultado). En los meses de menos consumo, va a ser difícil que lleguemos a esta cantidad.
En definitiva, lo que tenemos es un impresionante ejercicio de manipulación en el que se parte de un dato poco realista, (una previsión que no se sostiene); para después pasar a hacer unos cálculos en los que hilemos tan fino que nos acordamos de “extrapolar” los 7 días de marzo que nos quedan, pero que se cometen errores de bulto y se obvian todo tipo de técnicas y razonamientos para llegar a un dato realista sobre el ahorro.
Y lo peor es que aún nos queda un poco de manipulación a través de otros datos, que sirven para que tengamos una conclusión peor de lo que ya llevamos en esta serie.