Estos días he estado hablando de todas las maniobras de todos los organismos económicos para permitir y favorecer que el precio del petróleo suba, mediante técnicas tan sutiles como la bajada de los límites de velocidad, la manipulación de los informes sobre los resultados de dicha medida y técnicas mucho más claras como todo lo que ha acontecido con los bancos centrales, (que recordemos supuestamente luchan contra la subida de precios), incluido el interés del banco central europeo por luchar contra los efectos de segunda ronda, (inevitables por otra parte).
El razonamiento es muy simple; cuando el precio del petróleo es un problema, se trata de buscar la forma de aislarlo, (o por lo menos que quede la sensación de que está aislado), para tratar de demostrar que no hay segundos efectos. Para demostrar que la subida del petróleo no tiene efectos sobre la renta disponible, nos inventamos un ahorro en combustible para la sociedad, de tal forma que se puede defender que no hay problema, (aunque lo haya).
Pero aparte del impacto directo sobre los consumidores de los precios del petróleo, tenemos el impacto sobre el transporte de todos los bienes. Es decir, nos impacta tanto el precio de la gasolina, como el precio del gasoil usado para transportar los bienes, que a su vez se espera que se encarezcan. De la misma forma que los gobiernos están tratando de hacer lo posible porque se entienda que se ahorra combustible directamente; también se ha de buscar lo posible para defender la idea de que el petróleo no afectará a la economía por el lado de la distribución.
Pues teniendo claro esto, tengo que reconocer que me encantaría ver la cara con la que se han quedado los de la patronal del transporte, cuando de repente se encuentran con una noticia que ha pasado bastante desapercibida. La Comisión Nacional de la Competencia, les acaba de abrir expediente por una circular del 2006 en la que se hablaba de la repercusión de las subidas de gasoil a los transportes.
La conclusión que podemos entender es que los transportistas, están por un lado en el mercado con las empresas, (tanto manufactureras como de distribución), que son las clientes de sus servicios. Por otro lado tenemos que están en otro mercado, que es el de las gasolinas, (esta vez como clientes).
Ahora imaginemos que un transportista a lo largo de su actividad, lo que tiene que hacer es negociar con sus clientes, con las gasolineras y con las entidades financieras porque son los agentes que condicionarán su resultado económico. Sin embargo, salvo en el caso de grandes empresas de transporte, la realidad es que lo que se tienen que dedicar es a conducir, porque la capacidad negociadora con los anteriores es nula.
Ya se les puede explicar muy bien a los ingenieros de la quinta rueda que en el mundo y situación en la que están, les cae en 2011 una denuncia de la comisión de competencia, por una recomendar la repercusión del gasoil mediante dos circulares de 2006. (y de paso ya pueden explicar cómo es posible que según la nota de prensa se les acusa por el incumplimiento de la ley 15/2007; que me da a mi que no estaba en vigor en 2006).
Sobre todo curiosamente porque quizás debería ampliarse al Ministerio de Fomento en dicha denuncia. Sobre todo porque es el ministerio de Fomento el que para desactivar la huelga del transporte de junio de 2008; les ofreció: “una reforma de determinadas normativas mercantiles que permita a los transportistas elaborar cláusulas en los contratos para poder efectuar revisiones "cada vez más adecuadas" cuando se den circunstancias adversas, como la actual subida del precio del gasóleo.“.
O sea, que en definitiva, se inicia en 2011 un expediente sancionador, por incumplimiento en 2006 de una ley de 2007; por unos hechos que básicamente es lo que les ofrece el ministerio de Fomento en 2008, en un mercado en el que los transportistas son unos de los grandes perjudicados.
En todo caso, lo de denunciar por “propiciar acuerdos para la repercusión de la subida de los costes”, recuerda y mucho a lo que podemos asumir como la lucha porque “se luchará para que los precios de la energía no se trasladen a otros precios”, (que proponen los bancos centrales para en definitiva acabar con la corrección de los precios del petróleo).
Pero es que esto de repercutir los costes, suena muy aproximado a otro discurso de unas empresas que tienen cierto poder en el mercado; y que entre ellas y la asociación que defiende sus intereses, consiguen presionar incluso al gobierno, para conseguir que este apruebe unas tarifas que tengan en cuenta el coste real de su servicio; (a pesar de que en este coste real exista una buena cantidad de artificios e invenciones). Supongo que todo el mundo sabe que me refiero a estas empresas con cierto poder que últimamente ya aprovechan las juntas de accionistas, (en las que anuncian la obtención y reparto de unos beneficios espectaculares), para pedir incrementos de tarifa para eliminar su déficit.
Si ya digo que estaríamos ante un sector en el que además piden la liberalización de precios, que no la de mercados, porque en los tramos liberalizados, se olvidan de ofrecer descuentos y estos son ridículos seguro que ya todo el mundo sabrá que son las eléctricas.
Sólo por aclararme; si hay que sancionar a las patronales del transporte por una circular recomendando repercutir la subida del combustible mediante dos circulares del 2006; ¿Qué hacemos con las eléctricas que aprovechan cualquier reunión para ¡pedir en público! La repercusión de la subida del petróleo cuando sube y de la bajada cuando baja?.
¿O es que va a ser que esto de la defensa de la competencia no opera directamente con mercados oligopolísticos?.
En fin, es probable que esta denuncia de competencia, tenga unos efectos limitados sobre los transportistas, (Sólo recordar lo ridículo de la sanción a las petroleras); y probablemente incluso para compensar la subida del coste del crudo se les ofrezcan reducciones fiscales, algún tipo de ayuda, bonificaciones o cualquier tipo de apoyo, (con el objetivo de que la repercusión de su coste sea la menor posible).
Pero lo que tienen que tener claro los camioneros, (y los que no lo somos), es que ya sólo la existencia de esta investigación, es otro de los instrumentos que se están usando para apoyar el precio del petróleo, (calca los objetivos de todo el mundo), y aunque no sirva efectivamente para nada, (tengo la impresión de que los camioneros ya hace tiempo que han renunciado a tratar de recuperar el coste de la subida del gasoil y simplemente con acuerdos o sin ellos, ya sólo tratan de subsistir), lo que tenemos claro es que ahora mismo el gobierno puede recibir cualquier día otra felicitación de alguien por luchar contra los segundos efectos de la inflación, lo cual será otro mensaje para el trader de turno del petróleo, para imponer un precio objetivo más alto para el petróleo; lo cual es el verdadero problema de esta medida para los camioneros y los que no lo son. Esta es su gran sanción.
En todo caso, en este caso, me gustaría llamar la atención sobre un pequeño detalle, al hilo de lo que ayer comentaba sobre los efectos de segunda vuelta. De la misma forma que con las personas y los consumidores, tendríamos el efecto inicial de la subida del coste del gasoil o gasolina; y luego un segundo efecto que o bien sería la inflación o bien el empobrecimiento; en este caso, lo vemos mucho más claro.
Tras el primer efecto, o bien se repercuten los costes o los camioneros se arruinan. Limitando las subidas de costes, (o incluso dando ayudas para que lo soporten, lo que bien por el lado de los ingresos públicos menores o gastos públicos mayores, implican déficit), lo que hacemos no es eliminar los efectos, sino ir convirtiéndolos y transmitiéndolos según los distintos grupos se vayan viendo afectados.