Estos días he estado completamente centrado en los aspectos del punto 3 del nuevo artículo 135; y hoy me gustaría dejar un poco de lado esta campaña, aunque en cierto modo esté relacionada.
Todos somos conscientes de la situación, aunque quizás lo seamos en plan abstracto. Estos días estamos hablando continuamente de Grecia, que parece que no va a quebrar nunca, aunque todo el mundo sepa que va a quebrar algún día. Lo malo es que a veces no somos conscientes de que en España puede ocurrir esto mismo.
Todos los esfuerzos hoy en día están enfocados en la santa confianza por un lado, y los relatos apocalípticos por otro lado. Se intenta dar confianza en la situación actual intentando demostrar que no estamos tan mal, y por otro lado se nos cuenta y exageran las penalidades que nos encontraríamos en caso de no aceptar determinadas acciones. Todo ello nos lleva a que la sociedad se encuentra con el mensaje de “no estamos tan mal”, acompañado del mensaje de que si no cedemos sería el apocalipsis.
Los mensajes que recibe la sociedad es algo fácilmente comprobable y no hace falta más que leer la prensa y los comentarios en las distintas webs, unidos a los informes que todos leemos. Es algo que si se mira con atención se percibe con una claridad pasmosa, y en realidad no es otra cosa que la zanahoria, (supuesta recuperación) y el palo para tratar de conducir la opinión pública.
UBS nos cuenta un día que si el euro tiene problemas, nos encontraremos con guerras civiles, Portugal dice que si no hay ajustes, “no estaremos en el futuro” y todo el mundo nos cuenta que si no rescatamos a los bancos se acabará el mundo. Por supuesto, luego se pide despedir a todo el mundo, destrozar el poder adquisitivo de los ciudadanos de medio mundo y sacrificarlos para generar negocios, sin que esto tenga ningún efecto. En el ideario que se va formando a lo largo de todo el mundo mediante reportajes, noticias enfocadas, declaraciones, informes, conversaciones de cafetería, comentarios en medios de prensa y similares, si nos damos cuenta, parece que la caída de un banco es algo impensable, pero nadie se preocupa de decir que hasta 2016 vamos a tener un paro del 21%, y esto no es más que un dato macroeconómico.
Hoy me gustaría tratar de mandar cierto mensaje a las personas como yo, (creo que son la mayoría de la sociedad , pero desde luego no puedo ni defenderlo demasiado). La percepción que tenemos sobre la realidad de las cosas es tan sólo eso, una percepción. Algunos están más informados, otros menos. Pero incluso los que somos catalogados, (creo que de forma infundada y algún día trataré de demostrarlo), como pesimistas pasamos un proceso curioso.
Si he saltado como un resorte con el 135.3 es porque el problema es grave e inminente, pero sin embargo debo reconocer que no lo tenía asumido. Es quizás un proceso difícil de explicar, porque cuando comencé a preparar toda la documentación para parar esta historia en realidad trataba de pensar en algo teórico. Desde luego cuando ves noticias en la prensa que suponen cierta alarma, la verdad es que se toman en abstracto, como si no fuesen parte de una realidad determinada. Sin embargo, cuando te enteras directamente de alguna noticia que te muestra que la situación es más inminente de lo que creía, la realidad es que la sensación varía mucho.
Soy perfectamente consciente de que tanto los informes de que todo va a ir bien son un desastre absoluto, al igual que los de todo va a ir mal. Sin embargo, lo curioso es que llegado un momento te das cuenta que los tienes bien fijado en el subconsciente.
Aunque quizás sorprenda, (y este es un problema), tengo que asegurar que tengo la firme convicción de que en el medio plazo vamos a mejorar mucho, pero cuando cambien todos los dogmas que nos están machacando, lo cual pasa por un derrumbe total y absoluto de los mercados financieros, (que a su vez estoy convencido que es algo inminente). Por tanto, no veo el derrumbe de los mercados financieros como algo malo, sino como un requisito imprescindible para que cambiemos el rumbo y solucionemos el problema económico. En 2008 y 2009, tuvimos la oportunidad de cambiar muchas de las cosas que nos llevaron a esta situación. Sin embargo, no se aprovechó el derrumbe para “refundar el capitalismo”. El derrumbe que nos espera es otra oportunidad ahora.
Entiendo que este razonamiento que acabo de exponer sea discutido o discutible, pero en este momento lo importante es que es lo que yo creo. Es mi perspectiva de la realidad y eso es lo que define que en un determinado momento, ante alguna noticia inquietante, haya sentido como se me aceleraba el pulso. Tan solo he logrado parar este proceso, a base de recordarme todos estos razonamientos, en el sentido de que era algo esperado y que a su vez servirá para que la situación mejore. Y lamento reconocer que incluso he tenido que repetirme que a mi personalmente no me afecta demasiado, (porque no estoy en la situación en la que están millones de personas en España).
Los tiempos que se avecinan van a ser complicados, pero desde luego los informes interesados de que el fin del mundo se acerca no son más que exageraciones, y tenemos que empezar a entender esto; en esto hay una diferencia clara entre preparar a la gente para lo peor y tratar de rectificar estos informes que no sirven para nada. En definitiva lo que pasa de forma reiterada con los informes que sobre todo nos vamos encontrando, (por ejemplo la evolución con la situación de Grecia donde se comienza con cualquier reestructuración de la deuda será dramática, se pasa a que una reestructuración de plazo no es tan mala, a que una pequeña quita no es tan grave, y a que el sistema financiero puede aguantar sin problemas una gran quita…).
Ahora tenemos que empezar a prepararnos para la situación, y pensar que vamos a salir de esta situación y sobre todo que todos los objetivos tendrán que cambiar de salvar a la banca, hacia tomar medidas para la recuperación económica y sobre todo minimizar los daños.