Las primeras declaraciones tras las elecciones de Angela Merkel para Rajoy, han sido recordarle que ha obtenido un mandato claro para acometer lo que todos conocemos. El problema es que Angela Merkel está interpretando lo que le da la real gana, y puesto a tratar de interpretar lo que la sociedad quiere, debe recordar que hace poco ha demostrado de forma palmaria que le importa un pimiento lo que la sociedad de otro país que no sea el suyo quiera.
En todo caso, esta señora tendrá que tener en cuenta que si la sociedad pretendiese recortes, no se hubiese castigado al que los llevó a cabo. Así de simple. Por supuesto, si la sociedad española, (y la que sea), pidiese bajadas de sueldos, recortes, inyecciones multimillonarias en unas entidades financieras que se van de rositas y una cesión a los chantajes perpetuas, dudo mucho que el PSOE hubiese perdido las elecciones, y por supuesto dudo mucho que los políticos se dedicasen a engañar, (o intentarlo por lo menos) a los votantes, o que se asustasen de tal forma ante los referéndums.
De hecho, si Angela Merkel tuviese tan claro que la sociedad quiere estas cosas, no se andaría con eufemismos para vender unas medidas que nos están sumiendo en la más absoluta de las miserias. Lo diría con toda la claridad del mundo, ¿O es que tiene sentido que se traten de disfrazar unas medidas que todo el mundo quiere?.
Volviendo a nuestro país, nos encontramos el mismo engaño en la actuación de CIU. En las elecciones generales celebradas anteayer, han subido de forma espectacular en escaños en el congreso, (al igual que el PP y otras fuerzas), y en consecuencia, ya tenemos la coartada perfecta en relación a “la sociedad quiere los recortes”. Por supuesto, también es una mentira absurda, conocida por ellos, porque si de verdad se creyesen lo que están diciendo, hubiesen anunciado estas medidas antes de las elecciones, y por supuesto no tratarían de justificarlas con dogmas, marketing, mentiras y las más sucias palabras.
Dos días después de las elecciones, nos encontramos con la noticia de que la generalitat plantea un conjunto de medidas que nos hablan de equidad, y para salvar el estado del bienestar. ¿Por qué no las anunció anteriormente si es lo que los catalanes pretendían?. Fácil es deducir que los dirigentes de CiU pensaban que no es lo que los catalanes querían.
Es cierto que las medidas tomadas difícilmente podrían sorprender, ya que cuando accedieron al poder, lo primero que hicieron fue un plan de recortes que desde luego no estaba anunciado. Además todos conocemos que a veces poco resuena tanto como un silencio. Sin embargo, mientras los candidatos de CiU se enfangaban en discusiones sobre la homosexualidad o sobre los parados de otras autonomías, ya sabemos lo que preparaban. Y esto es un engaño. El hecho de que no haya sorprendido a nadie, no implica que no haya existido engaño; de la misma forma que cuando todos sabemos que alguien es un mentiroso, dejamos de creerlo, pero sigue siendo un mentiroso.
Pero es que además, el engaño, (si se quiere por omisión) previo se completa con los engaños actuales para tratar de ocultar realmente lo que propone bajo una cortina de palabras que habrá que traducir.
Plantea la introducción de un “tique moderador” por receta, (que no es según este señor “copago” y tampoco “repago”), para “evitar abusos y no recaudar”. El gran éxito de políticos de esta calaña está en cambiar nombres, y cobrar por las recetas, no es pagar, al igual que los recortes anteriores no eran tales sino que eran reajustes. En definitiva se está considerando “actuación correcta” el caso de una señora que falleció con un aneurisma recientemente en Cataluña tras recorrer 4 hospitales y esperar 65 horas; (aunque parece que un juzgado va a investigar el asunto). Por supuesto la “tasa moderadora” por receta es para recaudar y ya de paso no hay ningún problema en de paso echar un cable al sistema privado de salud, (gran negocio a las puertas esperando la destrucción de la sanidad pública).
En todo caso introducir el repago, (si no quiere la palabra copago, usemos la apropiada), de las medicinas, es previsible que será en aquellos colectivos que no pagan las medicinas, que son básicamente los pensionistas, (los trabajadores ya nos moderamos).
En todo caso, si de lo que se trata es de evitar abusos y evitar gastos, lo que debería plantearse en algún momento es la oportunidad de generar inmensos beneficios en el campo de la sanidad para terceros, (conciertos pagados a precios de oro, gestiones privadas con sus beneficios de instalaciones financiadas también con fondos públicos pero por empresas privadas y escándalos como las compras regulares de vacunas contra la gripe acompañada de una letra de la alarma de turno).
En la misma línea tenemos el anuncio de que se duplica el céntimo sanitario (en la gasolina), pero que ahora parece que no es para pagar la sanidad, sino que se trata de pagar contratos medioambientales y el mantenimiento de las infraestructuras. Es decir, consultoras para todas las consultoras de turno y para que las constructoras aumenten su volumen de negocio, pero todo ello vendido con el paraguas de “mejorar la política ambiental”, que sirve de increíble escudo para cualquiera que se plantee decir que es una completa estupidez. Y como preveo el ataque, tengo que decir que no estoy en contra de las políticas ambientales, sino que esto no es mejorar ninguna política medioambiental.
Como lo demuestra el hecho de que otra de las subidas es la del precio del transporte público. Más allá del evidente impacto sobre el poder adquisitivo sobre los usuarios, ¿esto es una medida adecuada desde el punto de vista medioambiental?. En la misma línea, podemos encuadrar todo lo relacionado con la gestión del agua, negocio en el que tenemos una sucesión de empresas a lo largo de toda España, (en algunos casos de titularidad pública y en otros no), que operan en sucesivos monopolios, bajo infinidad de informes de los que no se puede decir absolutamente nada, sin que te caiga un ataque salvaje, (aunque sean una autentica burrada sin pies ni cabeza en la mayoría de los casos).
Y por supuesto no podía faltar el recurso de bajar los sueldos a los funcionarios; con cierta literatura también. En fin, el caso es que todas y cada una de las medidas planteadas, suponen toda una lista de golpes al poder adquisitivo de las distintas capas de la sociedad, de tal forma que los “pequeños sacrificios” repartidos equitativamente significan que a los que tengan menores rentas les supondrán mayores costes que a los pocos que tengan rentas más altas.
Y en medio, lo que tenemos es que se gastan ingentes cantidades de dinero en Spanair, desde luego en el sistema financiero, (capaz de tragarse todos los ajustes que se ocurran a todo el mundo), y que proponen la mejora de infraestructuras, lo que ya de paso, convendría relacionar con cierto aspecto, que nunca fue demasiado aclarado, del 3% de las comisiones de los contratos públicos con los que se financiaba Convergencia y Unió.
Pero del título, me queda lo de la ruina para todos y la estupidez. La estupidez de todas estas medidas está en que todo el mundo sabe que estas medidas suponen la ruina. El año pasado, a cuenta del ajuste del gobierno central, escribí dos post explicando lo obvio, y quizás el año pasado podía haber una posibilidad de discusión de que estas medidas puedan funcionar. Sin embargo hoy es completamente imposible defender que no saben lo que va a ocurrir.
Para completar el día, tenemos que el Partido Popular manifiesta su conformidad con las medidas. Lo curioso es que el lema de la campaña del Partido Popular hacía referencia a un cambio, y parece ser que esto del cambio es que nuestro próximo presidente tendrá barba.