¿Por qué sucede siempre, pero siempre, siempre, que los presupuestos que se hacen para los grandes proyectos de inversión pública siempre se queden cortos y haya que acudir a financiación adicional? Una respuesta que se oye mucho por ahí apunta directamentre a la corrupción. Es decir que vía la obligada ampliación de los presupuestos para acabar las obras, se pagarían por parte de los políticos y otros funcionarios públicos los servicios que les hubieran prestado las empresas adjudicatarias de esos proyectos. Pues bien, tras estos últimos años nadie en su sano juicio descartaría de salida el largo brazo de la corrupción como factor presente en muchos de esos casos de sobrecostes, pero pienso que existe un fenómeno subyacente que llevaría a que incluso sin acudir a la corrupción, los megaproyectos siempre suponen costes más elevados de los presupuestados.
Mi explicación a este fenómeno se encuentra en el blog de la_sei, el blog de la Escuela de Inteligencia Económica del ICFS (UAM). Y está en el siguiente link: