Entre las polémicas tontas que se han dado estos últimos días en este país de tontas polémicas se puede señalar la que ha tenido como tema la repercusión de los movimientos en los precios del petróleo o "crudo" sobre el precio de los combustibles (gasoil y gasolina) que los consumidores compramos en las estaciones de servicios. Todo arranca con la comparación entre el porcentaje en que se repercutió el alza del precio del petróleo hace unos meses con el que ahora, cuando los precios del crudo están cayendo, aplica la industria. Se ha oído decir que las gasolineras manipulan los precios, que se están aprovechando, que hay que ver lo rápido que suben sus precios cuando les suben los costes y lo que tardan en bajarlos cuando a ellas les bajan los costes. Pues bien, antes de meterse en todo ello lo poco que uno se puede meter, lo primero es lo primero y consiste en comentar un error garrafal que suelen cometer los periodistas a los que se les han olvidado las cuatro reglas aritméticas que aprendieron en la escuela, pues es de lo más frecuente que se líen cuando hacen las comparaciones utilizando porcentajes.
Veamos un ejemplo. Supongamos que en el precio final del litro de gasolina (o del gasoil, tanto da) intervienen tres elementos: el valor del crudo que la tecnología requiere para producir ese litro de gasolina, los impuestos específicos o unitarios que graban a cada litro de gasolina y el excedente bruto por litro del que se pagan el resto de partidas contables :salarios, amortizaciones de capital fijo, beneficios netos, etc. De modo que, por poner un ejemplo, sea la situación de partida la siguiente:
coste de petróleo/litro gasolina: 50
impuestos unitarios: 25
excedente bruto unitario: 25
precio final litro gasolina: 100 (=50+25+25)
Supongamos ahora que el precio del crudo crece un 100%. ¿Cuál sería la rerpecusión sobre el precio de gasolina (supuesto que la producción de gasolina opera bajo rendimientos constantes y que el sector es de competencia perfecta)?
coste de petróleo/litro gasolina: 100
impuestos unitarios: 25
excedente bruto unitario: 25
precio final litro gasolina: 150 (=100+25+25)
El precio de la gasolina habría crecido en un 50%, y la participación del excedente bruto (incluidos los beneficios) en la producción pasado de ser del 50% (excedente(50)/valor de la producción (100)) a ser de un 16,6% (25/150).
Si, ahora, el precio del crudo desciende a su posición inicial, o sea, pasa de 100 a 50, ello representa una caída de un 50% (50/100) y si tal caída se repercute directamente en el precio, la correspondiente bajada en el precio final de la gasolina sería de un 33% (50/150). Si comparamos entonces los dos movimientos, el de ascenso y el de vuelta a la posición inicial, se tiene que en el de subida los precios de la gasolina subieron un 50% y en el del restablecimiento de la situación inicial bajaron "sólo" un 33%. Si no se tiene este hecho tan elemental en cuenta alguien puede sacar la conclusión, errónea de todo punto, de que las gasolineras se están aprovechando de mala manera de sus clientes.
Y, a lo que parece, eso ha sido lo que ha ocurrido. Pero afortunadamente las cosas parece que van aclarándose hasta a nivel periodístico. Así parece reconocerse en el artículo "Por qué llenar el tanque sigue siendo caro" de Ariadna Trillas en El País, 6/9/08, cuando dice: "Cuando el precio del petróleo escaló un 100% desde septiembre de 2007 hasta este julio, el de la gasolina lo hizo un 20,24% y el del gasóleo un 36,5%. La proporción de la subida repercutida en la estación de servicio no fue muy distinta a la de la bajada." Pero en este punto continua la periodista Ariadna haciéndose una pregunta en apariencioa retórica que, como veremos, señala que las cosas aunque estén claras en la "forma", o sea, a nivel de la aritmética no lo están en el "fondo" (ya se sabe que los números engañan ¿no?). Y así, se pregunta la señora Trillas: "¿Significa eso que las petroleras son empresas y (sic) altruistas que se apresuran a trasladar las bajadas de precios de su materia prima al precio del combustible en el poste?"
Y a esta pregunta responde con un taxativo "No". Y como justificación acude a la opinión de un economista, buen colega y amigo mío, con la que estoy totalmente en desacuerdo. Y cito textualmente lo que dice la periodista que mi amigo dice: "El precio de los carburantes es rígido a la baja: cuando el crudo sube, las empresas ajustan rápido los precios, pero cuando baja, tardan más en bajarlos. Lo que ocurre es que las empresas quieren maximizar el beneficio, porque se aprovechan de que la demanda es inelástica, es decir, que si la gasolina es más barata, el consumidor estará muy contento pero no consumirá más", explica Federico Steinberg, profesor de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador del Instituto Elcano".
Pues no, querido Federico. Todo lo contrario. Precisamente porque las empresas maximizan beneficios es por lo que les interesa ajustar sus precios hacía arriba o hacia abajo al variar sus costes lo más rápidamente que puedan. Y la razón es elemental. Si bajan los costes de producción de la gasolina, baja lo que llamamos los economistas el coste marginal o sea el coste de cada litro adicional de gasolina que cada gasolinera venda. Ahora bien, si las gasolineras no bajasen su precio de venta "para aprovecharse de que la demanda es inelástica" como dices, ello significa que están dirigidas por estúpidos que difícilmente podrán aprovecharse de nadie excepto de ellos mismos, pues al no bajar su precio no venderán más litros adicionales de gasolina, por lo que dejan de ganar los beneficios adicionales que pudieran obtener en la venta de cada uno de esos litros adicionales que ahora, a ellos, les cuestan menos. Dicho en nuestra jerga, para maximizar beneficios hay que igualar el ingreso marginal obtenido al vender un litro adicional con el coste marginal de ese litro. Si el ingreso marginal que se obtiene al vender un litro adicional es mayor que el coste marginal de producirlo y expedirlo, una gasolinera venderá ese litro adicional, y seguirá vendiendo litros sucesivamente mientras los ingresos que se obtiene por la venta de cada uno de ellos sean superiores a sus costes marginales. A una gasolinera que maximiza beneficios sólo dejará de interesarle vender un litro adicional rebajando sus precios cuando lo que saque por él sea menor que el coste que para ella le supone venderlo. Por lo tanto, y para concluir, una disminución en el coste marginal induce a las empresas a vender más unidades adicionales para maximizar beneficios y para vender más unidades han de bajar los precios, o sea han de trasladar cuanto antes las rebajas en los costes a los precios. Y esto lo harán lo más rápidamente que puedan por muy inelástica que sea la demanda de gasolina (salvo en el caso teórico y absurdo en la realidad de que la demanda de gasolina fuese rígida totalmente, o sea que la cantidad demandada de gasolina no respondiese ante las variaciones en el precio, o sea de que se diese el caso de que al subir el precio a 100€ o 1000€ por litro por caso la gente siguiese consumiendo la misma cantidad de gasolina).
Pero mi sorpresa con las opiniones de mis colegas no acaba aquí, pues un poco más adelante en el mismo artículo de El País, Mariano Marzo, Catedrático de la Universidad de Barcelona, apunta "otra" razón por la que "los traslados de bajadas de precios al surtidor suelen llevar su tiempo". Tiene ahora esto que ver con la obligación de las petroleras de contar con reservas estratégicas para cubrir el consumo durante 90 días. Y entonces, "a lo mejor, el producto final que se sirve en la gasolinera deriva de un cargamento de crudo comprado con los precios del brent por las nubes ...o al revés. Y la petrolera saca entonces tajada. "¿A qué precio se compró el crudo que nutre las refinerías que luego elaboran los productos?Eso debería preguntárselo también el consumidor", sugiere ...Mariano Marzo". Pues bien, aquí tenemos el mismo tipo de confusión. Los costes que importan a la hora de tomar decisiones racionales nunca han de ser los llamados costes históricos o contables (los costes a los que se compró el crudo en el pasado) sino los costes de oportunidad o sea, los costes asociados a las decisiones de compraventa de crudo que se toman en el presente, y la decisión que ha de tomar cada petrolera es la de si le interesa o no vender una (o, para el caso, mil) toneladas más de gasolina rebajando para ello su precio dado que el precio de su materia prima (o sea, el crudo) ha caído. Y aquí el argumento es enteramente similar al apuntado en el párrafo anterior. Cierto que la petrolera tiene en stock crudo que compró a un precio más alto del que ahora rige en el mercado, pero por ello mismo su valor en el mercado ya no es el que era. Ese coste extra (por encima del coste de oportunidad del crudo en el presente, o sea su precio de mercado) que ha pagado es un coste hundido, un coste fijo más equivalente a un impuesto de cuota fija sobre los beneficios que no ha de pesar en las decisiones. Cada petrolera ha de decidir a qué precio ha de vender la gasolina y el gasoil que produce en sus refinerías en atención a los costes de producción que hoy ha de soportar. Si no baja los precios como consecuencia de la caída del precio de la materia prima que utiliza (el crudo) tratando de compensar o resarcirse de esa pérdida en el valor del stock de crudo que poseía, pierde los beneficios que obtendría con la venta de más toneladas adicionales. Podría pensarse que la estrategia más adecuada y sensata consistiría en irse desprendiendo poco a poco de sus stocks acumulados a la vez que los sustituye por el crudo al nuevo precio, véndiendo cada tonelada a un precio intermedio en función de su composición de crudo "antiguo" y crudo "nuevo" para maximizar beneficios sin tener que asumir como pérdidas la desvalorización que supone el bajar sus precios al bajar el precio del crudo. Pero esto es absurdo si lo que las petroleras maximizan beneficios, pues en ese cálculo lo que han de encontrar es cuál es el nivel de producción que hace máxima la diferencia entre los ingresos por ventas y los costes de producción de gasolina y gasoil por lo que no tiene sentido actuar suponiendo que los costes de producción son más elevados de lo que lo son en la realidad incluyendo un coste hundido como un coste de producción. Por supuesto, las petroleras tratan de hacer frente a las incertidumbres que los vaivenes de los mercados supondrían para sus cuentas de resultados, y para ello recurren a los mercados de futuros y de opciones, pero esa es otra historia que aquí no viene al caso pues es irrelevante para lo que se discute.
Finalmente, una obligada nota de precaución. He supuesto que las opiniones de Federico Steinberg y de Mariano Marzo son las que aparecen expuestas en el artículo. Y eso, conociendo a los periodistas, es un supuesto absolutamente irreal. Por ello quede aquí constancia que mis críticas no van contra lo que dicen sino contra lo que se díce en el artículo que han dicho.