Este gráfico, extraído de un informe del BBVA: Productividad . Una perspectiva internacional y sectorial , elaborado por Matilde Mas y Juan Carlos Robledo, merecería la pena que fuera visto y entendido por quienes se están encargando de hacer frente a la reforma del mercado de trabajo español, ésa pieza básica del paquete de reformas estructurales que la economía española ha de afrontar so pena de perder el tren –una vez más- del futuro (o mejor, futurible) crecimiento económico.
Obsérvese que, según dicen los datos, la productividad del trabajo en España creció en la época de las “vacas gordas” desde 1995 a 2007 a una anémica tasa del 0,54% anual, en tanto que se ha disparado en los primeros compases de la crisis pues ha crecido a una tasa del 2,63% en el periodo 2007-9. Sólo Grecia y Francia, pero con cifras de mucha menor magnitud han tenido un comportamiento relativamente similar. Y si digo relativamente es porque hay que acentuar que, en el periodo de expansión, la productividad en Grecia creció a una tasa del 2,3% y en Francia lo hizo a una tasa que más que doblaba la española (un 1,62%); a la vez que cuando se ha desencadenado con total dureza la crisis, sus tasas de crecimiento de la productividad son, más que mucho, muchísimo más bajas que la española.
Algo pasa en el mercado de trabajo español. No hay duda. Pero lo que pasa es muy especial o idiosincrásico. Como ya dije, no soy ni mucho menos un experto en este asunto, y por eso me permití el lujo de exponer públicamente lo que llamé la “hipótesis friki” acerca del mismo(http://www.rankia.com/blog/oikonomia/428720-notas-situacion-economica-espanola-iii-extrano-caso-mercado-trabajo). La idea de que para el conjunto de la economía española, el factor trabajo se comporta como un factor de producción necesario, como nasturalemente tendría que ser, sino -aunque parezca absurdo- como un "bien" de lujo. es decir, como un factor cuya demanda crece más que proporcionalmente si la economía crece más de un 2%, en tanto que decrece también más que proporcionalmente cuando la economía crece a menor tasa o decrece, como está sucediendo en la actualidad. Y, como no sé mucho, los datos que aporto me confirman que nuestro mercado de trabajo es muy, pero que muy, especial. Tanto que, si me atreviese, lo consideraría un mercado donde esa “hipótesis friki” quizás sea acertada.
Y la cuestión, entonces, si ello es así, es la de si las recetas para reformar ese mercado tan “especial” pueden traerse sin más de lo que ha funcionado en otros mercados. Al igual que sucede con el cáncer, en el que hoy en día se buscan tratamientos personalizados, ¿no será acaso oportuno plantearse una reforma del mercado de trabajo español que tenga en cuenta esas características suyas tan "particulares"? Pues, obsérvese, que si la "hipótesis friki" es en alguna medida realista, lo que hay que reformar es fundamentalmente el comportamiento de los demandantes de trabajo, o sea, el comportamiento de los empresarios y no tanto el de los oferentes, los trabajadores, en la dirección de desincentivar las contrataciones cuando las cosas van bien (o sea, cuando hay crecimiento económico) , y dificultar el despido cuando las cosas van mal.Lo contrario, pues, a lo que se está proponiendo como ejes fundamentales de la reforma del mercado de trabajo.