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                                             FERNANDO ESTEVE MORA

En 1971, Martin Shubik, uno de los grandes de la Teoría de Juegos, dio a conocer públicamente un "juego" que había organizado  repetidas veces en fiestas y celebraciones como juego de salón para divertir al personal que a ellas acudía. Lo denominó la subasta del dólar.

Era un juego muy sencillo. En él, un subastador (el propio Shubik) ponía a la venta en pública subasta un dólar. Sí, como suena, ponía a la venta un billete de dólar (obviamente, podría subastar  cualquier otro billete u otra cosa). Como pasa en toda subasta también en esta quien pujara por él una cifra más elevada que la que ofrecieran los demás participantes se quedaba con el dolar. El mecanismo concreto era el típico de cualquier subasta al alza o subasta  inglesa. Para evitar que se prolongara demasiado, Shubik que hacía de subastador en esos juegos, establecía que las pujas se hiciesen de diez en diez centavos, es decir, que si alguien empezaba pujando 10 centavos por el dólar, quien quisiese superar esa puja debía de ofrecer al menos 20. Hasta aquí lo de siempre, pero lo diferente de la subasta del dólar de Shubik frente a otras subastas es que al subastador no sólo ha de pagarle por el dólar el que gana la subasta la cantidad que ha pujado, sino que también quien se queda segundo en la subasta ha de pagarle por lo que él ha pujado, aunque -claro está- no se lleva  nada pues el dólar se lo lleva el ganador en la subasta. Ah, una última cosa: si las pujas se igualan, todos los jugadores pierden y nadie se queda con el dólar.

A partir de su experiencia, Shubik comprobó que, por termino medio,  la puja ganadora estaba en 3,40$. O sea, que de media los que ganaban el dólar pagaban por él tres dólares cuarenta centavos. ¡Vaya "negocio" que hacían! ¿no? Y dado que él hacia de subastador, sus ganancias eran muy superiores, pues también por término medio la segunda puja se quedaba en 3,30$. O sea, que por término medio por cada dólar que subastaba entre sus invitados se llevaba 5,60$ de beneficio neto.

Pero, ¿cómo es posible este disparate de que la gente se comporte conscientemente de tan irracional y absurda  manera que unos acaben pagando  3,40$ por comprar 1$ unos y otros 3,30$ por nada? Observemos la lógica del juego de la subasta de Shubik. Un jugador se arranca con 10 centavos. Si no hay ningún otro. La subasta acaba aquí, y el ganador se lleva el dólar a cambio de 10 centavos. Pierde, obviamente, el subastador que da 1$ a cambio de 10 centavos.

Pero hagamos que un segundo jugador entre en la subasta. Y lo hace  subiendo la puja del primero, o sea, ofreciendo 20 centavos por el dólar. Pero, una vez pasa esto, el primero se da cuenta de que si no hace nada acaba perdiendo los 10 centavos de su puja inicial, por lo que le interesa superar la del segundo y ofrecer 30. Ahora es al segundo jugador al que le interesa ofrecer 40, so pena de perder los 30 que ofreció. Ni qué decir tiene que el primero se ve entonces forzado a ofertar 50, lo que lleva al segundo a ofertar 60 so pena de aceptar su derrota y perder los 40 que había ofrecido.

Hagamos un alto. Si la subasta parara aquí, ya el subastador habría obtenido un beneficio de 10 centavos, pues le daría al segundo jugador el dólar que ha ganado en la  subasta, recibiendo de él 60 centavos pero también los 50 del primero. O sea, 1,10$ por 1$. Si la subasta acabase aquí, los ganadores en términos económicos serían el subastador (que ganaría 10 centavos netos) y el segundo jugador (que ganaría 40)  , en tanto que el primer jugador habría perdido 50.

Pero, como es fácil imaginar, la cosa nunca acaba aquí. Pues, es obvio, que este primer jugador trataría de no ser el perdedor neto. Y la única manera de no serlo sería superar al segundo ofreciendo 70 centavos por el dólar. La pérdida de este segundo, si aceptase la derrota, sería de 60, por lo que tiene incentivos en seguir pujando. Lo hace con 80 centavos. El primero, so pena de perder los 70 que había ofrecido, responde entonces pujando con 90.

Y llega entonces otro punto crítico en el juego. Pues el segundo jugador, si no quiere perder 80 centavos que ha pujado antes, ha de ofrecer  un dólar por un dólar, por lo que caso de que el otro no siguiera en la subasta, no ganaría nada. Pero, claro está, le interesa hacerlo: no ganar ni  perder nada es mejor que perder 80 centavos. Actúa en consecuencia entonces y ofrece un dólar por un dólar.   Así que, si "todo le sale bien", pues nada:  "lo comido por lo servido".

Pero, es obvio, no acaba aquí la cosa. No le sale bien. Pues el primer jugador se da cuenta de que racionalmente, le interesa seguir en la carrera. Veamos: si ofrece 1,10 por 1$, si gana y el otro se "achanta" y abandona pierde obviamente 10 centavos, pero si es él quien se achanta y no sigue, pierde los 90 centavos que pujó. Ya no se trata de maximizar ganancias sino minimizar pérdidas. Y entonces.... puja. Ofrece 1,10$ por quedarse con un billete de dólar.

Pero ahora es el segundo jugador quien se ve en las mismas. Si no ofrece 1,20$ por el dólar, pierde con seguridad el dólarque pujó previamente. Luego le interesa seguir. Lo hace pujando 1,20$. Y la dinámica infernal de esta subasta de Shubik continua pues el primero se ve ahora forzado a ofrecer 1,30$ si no quiere perder 1,10$....y la subasta sigue hasta que uno de los dos se queda sin recursos o asume su derrota...aunque, resulte obvio, ya ninguno de los oferentes gana. Los dos son perdedores netos. Sólo gana el subastador.

Desde que Shubik  planteó este juego ha sido analizado milyuna veces comprobando cómo en diferentes escenarios con diferentes objetos a subastar esta infernal dinámica en que la racionalidad individual a corto plazo  devenía en irracionalidad se daba una y otra vez inexorablemente. A nadie se le debería escapar que la subasta del dólar es una modelización de cualquier tipo de conflicto violento por un recurso, de cualquier guerra en donde la "valentía" de los contendientes les lleva racionalmente a no aceptar de salida una derrota, a no rendirse . ¿Quién gana una guerra? Pues aquel contendiente que esté dispuesto a pagar más por la victoría, y ¿en qué moneda? Pues en número de muertos. Así de simple. Y, por supuesto, el perdedor de una guerra paga también con sus muertos. Ambos, el victorioso y el perdedor,  pagan.   Y es que una guerra es una subasta del dólar, una subasta de  Shubik.

En una subasta del dólar, quien únicamente gana es el subastador. Pero, ¿quién gana en una guerra?  Es decir, ¿quién es el "subastador" en el mundo real de las guerras? Los filósofos de la Historia -creo, pues no estoy muy ducho en este campo- han hablado del papel de las guerras en el progreso en la evolución histórica de la humanidad, o sea en el Progreso así con mayúscula. O sea que sería la misma Humanidad quien acabase ganando de las guerras que ella misma sufre. Así, para Hegel y para Engels, "la violencia es la partera de la Historia" en una interpretación sacrificial de la historia  según la cual el "ascenso" o el progreso humano en "civilización" requiere o exige un pago en términos de dolor y de  muerte. Otros, sin embargo, como Shakespeare o Walter Benjamin o Henry Ford, no han visto  ninguna lógica  de progreso en esa cadena sinfín de sufrimientos (la Historia o es una "maldita cosa tras otra" (H.Ford)  o bien es un cuento de ruido y furia que nada significa contado por un idiota (Hamlet)).

Como economista me convence en muchos casos mucho más una pedestre y economicista "explicación" de la causa inmediata o cercana las guerras modernas a la que apuntó un general que fue Presidente de los Estados Unidos, Dwight D.Eisenhower. Para éste los combinados  intereses  político y económico  de los miembros del  estamento  militar  y de los grandes  industriales del sector armamentístico, entramado al que denominó complejo militar-industrial, ponía en riesgo la democracia pues era de su interés fomentar las guerras y las confrontaciones.  No es necesario más explicación. Es evidente que quienes salen bien parados de las guerras son los militares que, por su posición no mueren en ellas, y los que suministran las armas (y también, en esta guerra, los productores de gas y petróleo). Por ello es de esperar  que el "complejo militar-industrial" actúe siempre  como grupo de presión para que en cualquier conflicto, en cualquier "subasta violenta del dólar", los jugadores suban sus pujas.

Desde esta perspectiva, no viendo la Guerra de Ucrania sino como una "subasta del dolar" entre Rusia y Ucrania, no cabe sino interpretar la escalada a la que estamos asistiendo sino como una dinámica típica de la  subasta del dólar. A lo que parece Biden, Borrell y el resto de dirigentes políticos occidentales están actuando, a sabiendas, como lobby del complejo militar-industrial occidental, que tiene un claro interés económico en esta guerra y está dispuesto a seguir esta peculiar "subasta del dólar"  que es la Guerra de Ucrania "hasta que muera el último ucraniano", bien armado -eso sí- con las armas producidas por la industria armamentística norteamericana y europea que se las vende a los estados proucranianos para que estos luego se las "pasen" a Ucrania .

Y, desde este punto de vista, da igual quien -al final- acabe quedándose con lo que quede de Ucrania. Como en la subasta del dólar, ambos "jugadores", Rusia y Ucrania, perderán

Malo será, como se dice en Galicia. Pero, desde mi egoísta punto de vista como economista, peor todavía será que ellos "decidan" seguir con esta endiablada subasta, "ellos" o sea  gente como Pedro Sánchez y Margarita Robles, y me conviertan a mí y a  los míos también en "carne de puja" en esta homicida subasta hasta que caiga en ella también el último español, y el último europeo y el último norteamericano y el último japonés y....
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  1. en respuesta a Fernando esteve
    -
    #4
    02/05/22 18:53
    Pues sí, ese es de los más pesimistas de todos los posibles desenlances del conclicto actual. Pero es consistente con la situación en la que nos encontramos. Me horroriza pensar en otro pueblo condenado a los campos de refugiados, y el restablecimiento de la guerra fria con todo lo que implica. Gracias por tu análisis que ayuda a comprender otro punto de vista. Discrepo de todas formas en el juicio sobre Kelensky, es un personaje que se ha encontrado en una horrorosa disyuntiva histórica, y como cualquier otro personaje en su situación, el juicio sobre de sus decisiones está en manos de lo que hagan los que ahora juegan la partida; cuando se dirima se podrá justipreciar. Deseo que no tengas razón
  2. #3
    01/05/22 16:20
    Creo entender tus argumentos...pero no los comparto. Para mi, el juego de la "subasta de Shubik" sigue siendo un buen modelo para entender las guerras, como esta. La pregunta acerca de quién es el "subastador" es, en buena parte, retórica, como creo que se deduce del texto. Si bien, en este caso, para mí. a la hora de responderla el complejo militar-industrial occidental es muy determinante a la hora de postularse como ganador, porque con arreglo a lo lógica del modelo, el "subastador" es quien gana ( o sea, que el subastador se encuentra respondiendo a la famosa pregunta  "cui bono": a quién beneficia algo,  como "causante" de ese algo). Mucho más sería el complejo militar-industrial occidental que el ruso, que, además, es del sector público no del privado, por lo que su rentabilidad no depende exclusivamente de sus ingresos por ventas. En cuanto a Zelensky, pues como ya he señalado otras veces, no comparto en absoluto la edulcorada actitud laudatoria con él hasta lo empalagoso de toda la prensa occidental: puede que sea un fenomenal actor haciendo de político pero como político lo e pésimo  en la medida que su forma de sortear una reconocidamente difícil situación ha sido empeorarla.
    En cuanto a lo que sucederá en las próximas fechas. No lo sé, Seguro que -todos- nos equivocamos. Soy muy pesimista. Y puestos a serlo, bien puede ocurrir en un futuro cercano que que Ucranía se quede sin tropas antes que Rusia. Y la implicación sería que, antes de que pasara a manos rusas, desapareciera Ucrania (por eso esa mi opinión sobre Zelensky) en tres grandes zonas; la polaca, la rusa, la húngara, tras la inmediata entrada de tropas de la OTAN desde Polonia y Rumanía en ella, y tras una corta guerra para marcar fronteras de armisticio estilo Corea, guerra  en la que Rusia tras "entrar en guerra" por fin  (cosa que hasta ahora no ha hecho) usará armas nucleares tácticas. El tiempo lo dirá
  3. #2
    30/04/22 10:13
     
    El simil queda invalidado porque no existe un único complejo militar que obtenga beneficio de los muertos de ambos lados. No hay un único subastador. Ambos bandos pujan y subastan y eso les enfrenta y les iguala.

    En este caso uno de los que pone los muertos también pone sus armas y en el otro lado los que ponen las armas no son los mismos que los que ponen los muertos. Este desequilibrio hace que a uno le cueste mucho más la guerra que al otro que la costea a crédito o convidado. Concretando, si suponemos a Ucrania una capacidad de poner soldados para todas las armas que Occidente le pueda suministrar no alcanzo a ver el límite de puja a este contrincante, porque por muchas razones a Occidente le conviene sufragar a pérdidas o a crédito esta  guerra. Por el contrario, en el otro lado, el coste tanto en bajas militares como en recursos invertidos se soportan por el mismo contrincante, que si bien es mucho mayor que Ucrania, no es ni remotamente tan poderoso económicamente como Occidente. 

    En Vietnam América no soportó el coste en bajas, pero hubiera podido sufragar hasta la eternidad las armas que combatieran al Vietcong; tener que entrar en la “puja” la derrotó. 

    La debilidad de Rusia en esta guerra es que parece que se enfrenta a un ejército bien bravo y bien pertrechado con una nación unida tras él, en una guerra que Rusia quiso local pero que va a involucrar la economía mundial de una manera que no sé yo si se ha visto nunca antes en conflictos posteriores a la segunda guerra mundial. 

    Yo no creo que la apuesta de Volodimir Zelenski haya sido insensata y le deseo toda la suerte del mundo. Pero no soy capaz de imaginar el tamaño real del coste de mantener esta guerra y la capacidad de resistencia de las partes. Supongamos que Europa asume todos los costes que el embargo a las importaciones le ocasionaría y que lo hace incluso sindicando las pérdidas para proteger a sus economías más afectadas, supongamos que EEUU sigue dispuesto a armar a Ucrania y reemplazar los equipos…..¿cuánto tiempo, hombres y dinero necesitaría Rusia para conquistar todo el sur este de Ucrania? ¿Haber conseguido esto acabaría la guerra o solo la cronificaría? 

    De lo que caben pocas dudas es que el statu quo económico mundial se ha venido abajo. 
  4. #1
    29/04/22 12:45
    Excelente articulo para encontrar una posible explicacion a la dinamica irracional de esta guerra.
    Gracias. Un saludo.