Otro sector fundamental para el buen funcionamiento económico de un país es el sistema bancario, pero ello no quita que sea un sector que, al igual que el de las infraestructuras, está constantemente teñido de polémicas: multas de los reguladores, pleitos, estafas, relación con clientes mafiosos, intrigas políticas, relación con políticos corruptos, opacidad, irregularidades diversas, sueldos desorbitados no justificados para los altos directivos, excesiva dependencia de los bancos centrales, conflictividad laboral y social, crisis bancarias recurrentes, etc, etc.
Todo ello evidentemente desincentiva la inversión en este sector sin necesidad de analizar con mucha profundidad los estados financieros de los bancos que forman parte del mismo. De todos las entidades financieras españolas quizás sólo salvaría a Bankinter.