Y no pongo nada más en el título porque juntar las palabras libro y economía nos debería llevar a pensar siempre en el manual de Samuelson y Nordhaus.
Es posible que Paul A. Samuelson (primer premio Nobel de economía americano, por otro lado) no sea el mejor economista de este siglo pasado (es muy pretencioso decir "el mejor" en lo que sea) pero desde luego, sí que es uno de los más influyentes, aunque solo sea por la cantidad de jóvenes alumnos que han leído y estudiado su manual de Economía.
Cuando cumplí los 17 años asistí a una conferencia sobre bolsa e inversiones que impartían en una Universidad madrileña. En ella hablaban de George Soros (por aquel entonces más de moda que ahora Warren Buffet) y citaron una declaración suya en la que decía que tan solo leía un cuarto de hora de economía cada día (sinceramente, no sé qué moraleja querían darnos en aquella conferencia). Desde entonces, pensé muchas veces en aquellas palabras y me preguntaba cómo de bueno sería aquello que leía durante 15 minutos... (Años más tarde leí una biografía de Soros en la que quedaba demostrado que o había sido un farol suyo o el farol era del conferenciante. Y por si no queda claro, recomiendo echar un vistazo a esto: http://www.casadellibro.com/libro-la-crisis-del-capitalismo-global-la-sociedad-abierta-en-peligro/636571/2900000641094).
Cuando en la Biblioteca de Murcia (qué recuerdos... y no todos relacionados con libros), poco tiempo después de asistir a aquella charla, me puse un día a buscar libros de Economía y vi el manual de Samuelson, supuse cuál era aquel libro que Soros debía leer antes de dormir. Lo terminé de leer aquel mismo año y comprendí por qué no necesitaba leer nada más. Y cuánto más pasa el tiempo, más me doy cuenta de ello.
Samuelson y Nordhaus cubren prácticamente todo el conocimiento que existe sobre macro y micro economía, sin dejar de lado ninguna teoría (lo cual, como reconocen en el prólogo del libro, les supuso algunos problemas, especialmente cuando explicaba el socialismo, cosa que no sentó muy bien en algunos sectores norteamericanos), ningún indicador ni ninguna opinión. No sé por qué edición irán ya, ni cuándo fue la primera (pero hace mucho, seguro) pero éste sí es un libro que no pierde con el paso de los años: será siempre un clásico.
Como es un libro ideado para los estudiantes, parte de cero, por lo que es ideal para cualquier persona a la que le interese el tema. Eso sí, para leer no más de 15 minutos diarios. Cuando lo tengas en las manos entenderás por qué (eso de que el saber no ocupa lugar no lo dijo alguien que hubiera visto este mamotreto).
Yo nunca tuve que estudiarlo, puesto que durante la carrera nos mandaron comprar ese otro gran manual que es el de Mochón, y quizá por eso le tengo aún más cariño (no es que al de Mochón le cogiera manía, pero no es lo mismo leer por gusto que leer obligado). También es cierto que otra gran parte del cariño que le he cogido fue porque la edición que yo tengo me la regaló una buena amiga (y durante un tiempo algo más que eso) de la facultad (como lo trajo envuelto y por lo que pesaba, pensaba que eran unas botas camperas).
Desde que lo tengo, nunca ha cambiado de lugar: siempre en mi mesilla (aunque desde entonces ha pasado por diferentes mesillas, en diferentes habitaciones, en diferentes ciudades, incluso ha visitado algunos países...).
Y aunque no todos los días tengo tiempo (o ganas) para echarle un vistazo, a veces por lo menos lo intento.
Supongo que por eso, aún no soy Soros.
Cuando cumplí los 17 años asistí a una conferencia sobre bolsa e inversiones que impartían en una Universidad madrileña. En ella hablaban de George Soros (por aquel entonces más de moda que ahora Warren Buffet) y citaron una declaración suya en la que decía que tan solo leía un cuarto de hora de economía cada día (sinceramente, no sé qué moraleja querían darnos en aquella conferencia). Desde entonces, pensé muchas veces en aquellas palabras y me preguntaba cómo de bueno sería aquello que leía durante 15 minutos... (Años más tarde leí una biografía de Soros en la que quedaba demostrado que o había sido un farol suyo o el farol era del conferenciante. Y por si no queda claro, recomiendo echar un vistazo a esto: http://www.casadellibro.com/libro-la-crisis-del-capitalismo-global-la-sociedad-abierta-en-peligro/636571/2900000641094).
Cuando en la Biblioteca de Murcia (qué recuerdos... y no todos relacionados con libros), poco tiempo después de asistir a aquella charla, me puse un día a buscar libros de Economía y vi el manual de Samuelson, supuse cuál era aquel libro que Soros debía leer antes de dormir. Lo terminé de leer aquel mismo año y comprendí por qué no necesitaba leer nada más. Y cuánto más pasa el tiempo, más me doy cuenta de ello.
Samuelson y Nordhaus cubren prácticamente todo el conocimiento que existe sobre macro y micro economía, sin dejar de lado ninguna teoría (lo cual, como reconocen en el prólogo del libro, les supuso algunos problemas, especialmente cuando explicaba el socialismo, cosa que no sentó muy bien en algunos sectores norteamericanos), ningún indicador ni ninguna opinión. No sé por qué edición irán ya, ni cuándo fue la primera (pero hace mucho, seguro) pero éste sí es un libro que no pierde con el paso de los años: será siempre un clásico.
Como es un libro ideado para los estudiantes, parte de cero, por lo que es ideal para cualquier persona a la que le interese el tema. Eso sí, para leer no más de 15 minutos diarios. Cuando lo tengas en las manos entenderás por qué (eso de que el saber no ocupa lugar no lo dijo alguien que hubiera visto este mamotreto).
Yo nunca tuve que estudiarlo, puesto que durante la carrera nos mandaron comprar ese otro gran manual que es el de Mochón, y quizá por eso le tengo aún más cariño (no es que al de Mochón le cogiera manía, pero no es lo mismo leer por gusto que leer obligado). También es cierto que otra gran parte del cariño que le he cogido fue porque la edición que yo tengo me la regaló una buena amiga (y durante un tiempo algo más que eso) de la facultad (como lo trajo envuelto y por lo que pesaba, pensaba que eran unas botas camperas).
Desde que lo tengo, nunca ha cambiado de lugar: siempre en mi mesilla (aunque desde entonces ha pasado por diferentes mesillas, en diferentes habitaciones, en diferentes ciudades, incluso ha visitado algunos países...).
Y aunque no todos los días tengo tiempo (o ganas) para echarle un vistazo, a veces por lo menos lo intento.
Supongo que por eso, aún no soy Soros.