Este Lunes leí en El Economista una noticia acerca de la posibilidad de que el Hollywood Stock Exchange se convierta en Mercado de Futuros. De hecho parece ser que ya han pedido la autorización a la Comisión de Comercio de Futuros y Commodities y que en Abril podríamos ver el gran estreno del mismo, con el nombre de DBOR (Domestic Box Office Receipt Movie Futures).
Para el que no le apetezca leer los links, un brevísimo resumen: El HSX es básicamente una página de internet en la que, con dinero ficticio, la gente juega a adivinar cuáles serán los éxitos más taquilleros de Hollywood. Los cinéfilos pueden comprar y vender películas y actores ("moviestocks" y "actorbonds") y hasta la fecha, ganan o pierden dinero ficticio.
No puedo negar que me quedé bastante alucinado al leerlo: si hay algo que tengo claro es que, en Economía, cada bien tiene su significado o su objetivo económico. Cuando este objetivo se pierde o se desvirtúa, comienzan a inflarse las burbujas. Del mismo modo, cada producto financiero tiene su objetivo económico: por ejemplo, las acciones y bonos como canalizadoras del ahorro, los derivados para transferir riesgos, etc. Todo lo que es salir de estos objetivos es entrar en el terreno de la especulación. Que no es ni buena ni mala, pero es especulación. Cuando ya directamente resulta que el objetivo del producto financiero es especular, pues rizamos el rizo.
La única forma de tener posibilidades de ganar dinero especulando es entendiendo lo que estamos haciendo, es decir, tenemos que saber en todo momento que estamos especulando y no invirtiendo. Entender esa diferencia entre invertir y especular está en el ABC de las inversiones en Mercados Financieros. Ben Graham en su libro “el inversor inteligente” hace un clara diferencia entre una cosa y la otra a la que me remito ante la imposibilidad de definirlo mejor que él. Si no nos apetece leer, también podemos echar un vistazo a este discurso, donde Warren Buffet nos ayuda a distinguir esa diferencia.
Los operadores, sin embargo, no suelen entender esto. Sin ir muy lejos, tengo un amigo que operaba mucho con el futuro del bund con una costumbre muy fea: cuando tenía una posición muy perdedora se enfadaba y trataba de cambiar de lado (si estaba comprado de uno, vendía dos, por ejemplo, y al contrario). Solía ocurrir que el mercado, como es normal en estos casos, cada vez que se cambiaba de lado se iba de nuevo al lado contrario, lo cual le enfadaba más y se daba la vuelta de nuevo, con lo cual iba haciendo muchas operaciones perdedoras. Yo solía decirle cuando hacía esto que jugaba a un juego muy peligroso. Una vez me contestó, irritado, -¿cómo que juego? Yo no estoy jugando, estoy invirtiendo-. A lo que yo le respondí inmediatamente, -no, estás especulando, que es muy diferente-. No mejor o peor, sino diferente. Las tácticas, el análisis, la psicología y por supuesto los riesgos son diferentes si invertimos o si especulamos.
Poner por tanto el nombre de mercado a este juego de películas y actores es liar aún más a los inversores (y a los especuladores). Eso es lo que me deja alucinado. ¿Cómo pueden permitirlo? Hace que este negocio siga pareciendo una casa de apuestas y que la gente piense que eso de la bolsa es una lotería en la que mucha gente se ha arruinado. Yo tengo una opinión clara: muchos especuladores se han arruinado. Y muchos especuladores se han forrado. Pero todos los inversores han ganado dinero (por lo menos por ahora) a lo largo del tiempo.
Las apuestas están en el terreno de la especulación. Incluída la ruleta, el Blackjack, el Póker... y las apuestas deportivas, claro está. Nosotros los asesores, que siempre estamos hablando de lo necesaria que es la formación para operar correctamente, parece que tememos decir que probablemente en España la gente esté mucho mejor preparada para hacer apuestas deportivas que para especular con acciones. La gente, en general, sabe mucho más del Real Madrid que de las cuentas de Telefónica y esto es todavía más tangible con las mid/small caps (la gente sabe mucho más del Racing de Ferrol que de INDO).
Por mucho que los analistas técnicos se empeñen en decir que no es necesario saber a qué se dedica la empresa para analizarla, esto no es correcto, porque significaría ignorar su índice sectorial y por tanto ignoraríamos posibles divergencias con él, posibles confirmaciones o la posibilidad de realizar estrategias de valor relativo (también en el análisis técnico podemos hablar de análisis top-down o bottom-up). Nos cerramos muchas posibilidades con esta afirmación. El técnico no tiene por qué saber nada de los informes financieros de la empresa (ni balance, ni cuenta de resultados, etc). Pero qué menos que saber si estamos comprando un melón o una mandarina para, por lo menos, minimizar los riesgos operativos.
Es cierto que ir por ahí diciendo que uno es trader de derivados tiene mucho más glamour que decir que vive de hacer apuestas deportivas o de cine. O que fardar ante los amigos de los beneficios que ha hecho con las "santanderes" hace que uno parezca mucho más inteligente que cuando dice que esos beneficios los hizo con el último partido del Celta o gracias a Leonardo Di Caprio. Pero a veces fardar puede salir caro. Sobretodo, cuando en este país no nos atrevemos a abrir nuestro ordenador por si acaso lo rompemos y solemos llamar a un informático, al que pagamos por el servicio que nos presta, y sin embargo nos lanzamos al mercado sin ningún miedo pensando que no necesitamos para nada un asesor (y por supuesto si nos dicen que hay que pagarlo, nos da el sarampión). A veces regalamos al mercado mucho más dinero de lo que nos costó el ordenador. Y lo que es peor, a veces al mercado lo que le regalamos es salud.
Lo que yo espero con mucho más animo es el Corazón Stock Exchange, a ver si puedo apostar de una vez por mis favoritos de la farándula. Seguro que es un mercado estupendo para diversificar entre famosillos, famosetes y famosos y poder comprar futuros sobre la próxima pelea en directo, o hacer una estrategia de pares sobre las próximas exclusivas. Más "market neutral", imposible.
Para el que no le apetezca leer los links, un brevísimo resumen: El HSX es básicamente una página de internet en la que, con dinero ficticio, la gente juega a adivinar cuáles serán los éxitos más taquilleros de Hollywood. Los cinéfilos pueden comprar y vender películas y actores ("moviestocks" y "actorbonds") y hasta la fecha, ganan o pierden dinero ficticio.
No puedo negar que me quedé bastante alucinado al leerlo: si hay algo que tengo claro es que, en Economía, cada bien tiene su significado o su objetivo económico. Cuando este objetivo se pierde o se desvirtúa, comienzan a inflarse las burbujas. Del mismo modo, cada producto financiero tiene su objetivo económico: por ejemplo, las acciones y bonos como canalizadoras del ahorro, los derivados para transferir riesgos, etc. Todo lo que es salir de estos objetivos es entrar en el terreno de la especulación. Que no es ni buena ni mala, pero es especulación. Cuando ya directamente resulta que el objetivo del producto financiero es especular, pues rizamos el rizo.
La única forma de tener posibilidades de ganar dinero especulando es entendiendo lo que estamos haciendo, es decir, tenemos que saber en todo momento que estamos especulando y no invirtiendo. Entender esa diferencia entre invertir y especular está en el ABC de las inversiones en Mercados Financieros. Ben Graham en su libro “el inversor inteligente” hace un clara diferencia entre una cosa y la otra a la que me remito ante la imposibilidad de definirlo mejor que él. Si no nos apetece leer, también podemos echar un vistazo a este discurso, donde Warren Buffet nos ayuda a distinguir esa diferencia.
Los operadores, sin embargo, no suelen entender esto. Sin ir muy lejos, tengo un amigo que operaba mucho con el futuro del bund con una costumbre muy fea: cuando tenía una posición muy perdedora se enfadaba y trataba de cambiar de lado (si estaba comprado de uno, vendía dos, por ejemplo, y al contrario). Solía ocurrir que el mercado, como es normal en estos casos, cada vez que se cambiaba de lado se iba de nuevo al lado contrario, lo cual le enfadaba más y se daba la vuelta de nuevo, con lo cual iba haciendo muchas operaciones perdedoras. Yo solía decirle cuando hacía esto que jugaba a un juego muy peligroso. Una vez me contestó, irritado, -¿cómo que juego? Yo no estoy jugando, estoy invirtiendo-. A lo que yo le respondí inmediatamente, -no, estás especulando, que es muy diferente-. No mejor o peor, sino diferente. Las tácticas, el análisis, la psicología y por supuesto los riesgos son diferentes si invertimos o si especulamos.
Poner por tanto el nombre de mercado a este juego de películas y actores es liar aún más a los inversores (y a los especuladores). Eso es lo que me deja alucinado. ¿Cómo pueden permitirlo? Hace que este negocio siga pareciendo una casa de apuestas y que la gente piense que eso de la bolsa es una lotería en la que mucha gente se ha arruinado. Yo tengo una opinión clara: muchos especuladores se han arruinado. Y muchos especuladores se han forrado. Pero todos los inversores han ganado dinero (por lo menos por ahora) a lo largo del tiempo.
Las apuestas están en el terreno de la especulación. Incluída la ruleta, el Blackjack, el Póker... y las apuestas deportivas, claro está. Nosotros los asesores, que siempre estamos hablando de lo necesaria que es la formación para operar correctamente, parece que tememos decir que probablemente en España la gente esté mucho mejor preparada para hacer apuestas deportivas que para especular con acciones. La gente, en general, sabe mucho más del Real Madrid que de las cuentas de Telefónica y esto es todavía más tangible con las mid/small caps (la gente sabe mucho más del Racing de Ferrol que de INDO).
Por mucho que los analistas técnicos se empeñen en decir que no es necesario saber a qué se dedica la empresa para analizarla, esto no es correcto, porque significaría ignorar su índice sectorial y por tanto ignoraríamos posibles divergencias con él, posibles confirmaciones o la posibilidad de realizar estrategias de valor relativo (también en el análisis técnico podemos hablar de análisis top-down o bottom-up). Nos cerramos muchas posibilidades con esta afirmación. El técnico no tiene por qué saber nada de los informes financieros de la empresa (ni balance, ni cuenta de resultados, etc). Pero qué menos que saber si estamos comprando un melón o una mandarina para, por lo menos, minimizar los riesgos operativos.
Es cierto que ir por ahí diciendo que uno es trader de derivados tiene mucho más glamour que decir que vive de hacer apuestas deportivas o de cine. O que fardar ante los amigos de los beneficios que ha hecho con las "santanderes" hace que uno parezca mucho más inteligente que cuando dice que esos beneficios los hizo con el último partido del Celta o gracias a Leonardo Di Caprio. Pero a veces fardar puede salir caro. Sobretodo, cuando en este país no nos atrevemos a abrir nuestro ordenador por si acaso lo rompemos y solemos llamar a un informático, al que pagamos por el servicio que nos presta, y sin embargo nos lanzamos al mercado sin ningún miedo pensando que no necesitamos para nada un asesor (y por supuesto si nos dicen que hay que pagarlo, nos da el sarampión). A veces regalamos al mercado mucho más dinero de lo que nos costó el ordenador. Y lo que es peor, a veces al mercado lo que le regalamos es salud.
Lo que yo espero con mucho más animo es el Corazón Stock Exchange, a ver si puedo apostar de una vez por mis favoritos de la farándula. Seguro que es un mercado estupendo para diversificar entre famosillos, famosetes y famosos y poder comprar futuros sobre la próxima pelea en directo, o hacer una estrategia de pares sobre las próximas exclusivas. Más "market neutral", imposible.