"La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena; es necesaria y funciona. La codicia clarifica y capta la esencia del espíritu de evolución. La codicia, en todas sus formas: la codicia de vivir, de saber, de amor, de dinero; es lo que ha marcado la vida de la humanidad..." Gordon Gekko Después de estos días de vacaciones he tenido tiempo para ver y re-ver algunas películas -además de para visitar de nuevo La Rioja, donde espero volver pronto y recomiendo como visita obligada a quienes les guste otro tipo de turismo (y el buen el comer y el buen beber y los lugares no masificados). Las películas que he visto: Al final de la escalera (una de miedo psicológico de los 70 que ha perdido bastante con los años), Entre Copas (que me ha decepcionado bastante con lo bien que me habían hablado de ella), Paris Je t´aime (historias cortas de diferentes directores, todas sobre amor en Paris, solo me gusto la historia de Coixet, el resto regulares), El gran dictador (del grandísimo Chaplin, después del chasco con las otras películas), Los caballeros las prefieren rubias (de la gran Marilyn, ya que estaba revisitando clásicos)... y también tuve tiempo de volver a ver Wall Street.
Greed is good. No es la mejor frase de la película (sin duda la mejor frase para mi es: "la mejor commoditie es la información") pero desde luego es la que más ha trascendido, por lo que dice sin decir. Es al fin y al cabo la esencia del moderno "anarco-liberalismo", del capitalismo llevado a su último extremo. Y una afirmación desde mi punto de vista, equivocada.
Los últimos 200 años de teoría económica se viene discutiendo cuándo un sistema es justo: algunos piensan que un sistema económico es justo si el resultado es justo (el fin justifica los medios injustos), otros piensan que un sistema es justo cuando las reglas son las mismas para todos: es decir, cuando los medios son justos, pase lo que pase con el resultado (lo que nos ha llevado al mundo actual, donde se intenta -pero no se consigue- que por lo menos todos tengamos las mismas oportunidades).
Yo imagino que aún vivo en mi utopía particular y pienso que un sistema será justo cuando las reglas del mismo sean justas y además se llegue a un resultado justo. Es lo que tiene seguir teniendo fe en el ser humano. Desde luego que el capitalismo salvaje no es adecuado a mi idea de justicia (ni de ética). Pero está claro que al final funciona cuando no tienes escrúpulos: no hay más que ver el tema de los fondos "unethical". No estoy seguro de si es una leyenda urbana o es verdad que existen este tipo de fondos, que imagino serán complicados de vender por parte de las gestoras, pero por internet he encontrado ésto, que habla por sí mismo y que le hace a uno pensar muchas cosas. Lo que creo que es evidente es que la codicia no es buena para el conjunto de la sociedad, sino solo para el codicioso (y no siempre, que la avaricia rompe el saco). No creo en esas afirmaciones que aseguran que la confluencia de los intereses particulares de la oferta y la demanda crean el precio más eficiente para la sociedad y la más eficiente asignación de los recursos. Sobre papel, tal vez. En el mundo real, ver una sola persona durmiendo en invierno en una parada del metro mientras la gente pasa sin mirar y con prisa es mucho más duro que leer que el número de pobres es un 2,8% menor al año pasado.
Volviendo a Wall Street, es una de mis películas favoritas. A lo largo de mi vida la he visto varias veces y en cada momento me ha dicho cosas diferentes. Por ejemplo, la primera vez que la vi a los 17 años me habló de glamour y de dinero. A los 20 me habló de trabajo y esfuerzo (Gekko será un idiota, pero curra 24x7 y Fox... ni te cuento). A los 23 me habló de lo complicado que es abrirse hueco. A los 26 que funciona mejor la información privilegiada que el análisis... Oliver Stone trata el tema de Wall Street como debe hacerse, arrancándole el alma y escupiéndola sobre un mundo de lujo, dinero y gomina. Su "malvado" personaje principal resulta tan creíble que uno se da cuenta de que al actor le encanta ese papel: de ahí deriva la genial interpretación de Michael Douglas.
Sin embargo, y aunque no sea un personaje tan espectacular como Gordon Gekko, a mi me encanta Bud Fox (Charlie Sheen, en otro papelón). Me encanta lo pardillo que es el pobre al principio (quien no haya estado en su situación que tire la primera piedra, especialmente en este mundillo en el que algunos aún seguimos siendo, por suerte, unos inocentes pardillos). Es genial, por ejemplo, la insistencia con la que intenta contactar con Gekko o cómo se queda toda la noche haciendo análisis para impresionarle. Tiene madera, pero no experiencia (ni suerte, aunque como la película demuestra, la suerte es de los audaces). A veces me siento identificado con él, otras con su compañero de trabajo y amigo (después médico "mentor" de JD en la genial serie "Scrubs").
No puedo seguir hablando de la película sin ir desvelando el contenido. Además, como he dicho otras veces, yo no soy crítico de cine. Lo que está claro es que si te gusta o te atrae este tema, es un clásico imprescindible.
Y ahora además, parece que aprovechando el tema de la crisis ninja, Stone se ha decidido a hacer la segunda parte:
Genial el ejercicio de autocrítica cuando le están devolviendo las posesiones a Gekko... está claro que el tiempo no pasa en balde.