El negocio bancario se basa en colocar, lo más rápido que se pueda, el dinero de los depósitos en proyectos rentables: créditos o activos financieros.
Al contrario de lo que algunos piensan, lo que menos interesa, y lo que no hacen, es "guardar el dinero". Para eso ya existen los colchones o las baldosas, o las cajas de seguridad.
Toda entidad financiera necesita mantener un cierto porcentaje de liquidez, para atender pagos y reembolsos, pero no hace falta que sea más de un 5 % del total de depósitos, salvo para emergencias por pánicos o similares.
La misión de los FGD no es "devolver todo el pasivo", para lo cual sería claramente insuficiente. Se trata de un fondo de contingencia, eminentemente líquido (casi todo el Letras del Tesoro), y que sirve tanto para atender la contingencia, en caso de insuficiencia de líquido, como para atender el proceso de "liquidación" de activos inmovilizados. Una entidad puede tener activos muy saneados, pero de difícil liquidación inmediata (activos inmobiliarios buenos, por ejemplo, como los edificios de las sedes centrales, o carteras de créditos industriales a medio/largo plazo). El correspondiente FGD sirve para "adelantar" el líquido necesario, si es que la entidad no pudiese por si misma.
Para evitar el colapso, en caso de necesidad de movilizarse, está lo de la limitación de los 20.000 euros. No es que solo nos devuelvan hasta 20.000. Si alguien tuviese una IPF de 50.000 en una entidad que tuviese que ser intervenida, lo más seguro es que recuperase los 50.000 (hasta ahora, siempre ha sido así), pero solo los primeros 20.000 serían atendidos, de forma rápida, por el FGD. El resto, debería esperar al proceso de liquidación.
Lo que el FGD adelanta, luego se lo recupera del proceso de liquidación. O sea, hace de financiera de procesos de liquidación, garantizando a los particulares una salida pronta y razonable.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!