La banca española precisa entre 50.000 y 60.000 millones de capital extra
Las pérdidas de la banca española podrían situarse entre los 218.000 y los 260.000 millones de euros, y necesitarían una inyección de capital extra de entre 50.000 y 60.000 millones de euros, informó hoy el Instituto Internacional de Finanzas (IIF). La mayoría de estas pérdidas se concentran en las cajas, donde el IIF asegura que un "número significativo necesitará asistencia gubernamental".
"El grueso de estas pérdidas estaría concentrado en los balances de activos inmobiliarios, que están concentrados en la cajas", agrega el IIF, que engloba a más de 400 entidades financieras internacionales.
En su análisis mensual de la economía de mayo, la asociación de banqueros agregó que las perspectivas sugieren que las pérdidas estarían más cerca del peor escenario dado que los adversos pronóstico macroeconómicos, especialmente en lo que se refiere al crecimiento y desempleo.
El IIF destacó, no obstante, que estas necesidades de capital extra, entre 50.000 y 60.000 millones de euros, representan solo el 5% del PIB de España, si se asumen unas provisiones de 190.000 millones de euros. La asociación de banqueros compara estas exigencias de recapitalización con las de Irlanda, que eran del 33% del PIB en plena crisis. Asimismo, destacó que la parte positiva en España es que "los grandes e internacionalmente activos bancos españoles deberían tener pocas dificultadas para financiar las provisiones adicionales requeridas".
En un contexto más amplio, el IIF subrayó que las tensiones en la eurozona han vuelto al primer plano tras una periodo de "calma relativa" en el segundo trimestre. "Las previsiones de los mercados se han vuelto negativas arrastradas por los resultados electorales, las renovadas preocupaciones acerca de la salud del sector banquero español y las discusiones acerca de la salida de Grecia del euro", explicó el IIF.
La agrupación de banqueros, que lideró las negociaciones para la la quita del 50% de la deuda griega en manos privadas, informó que sus previsiones están basadas "en la premisa de que finalmente las autoridades políticas europeas actuarán para evitar el peor desenlace, que es esencialmente una ruptura en la divisa común