La verdad es que ¡cómo soy! Me quejo por nada. Soy el cliente eternamente descontento.
Me ha llegado la clave de acceso después de esperarla durante 25 días. Y eso que estoy a dos horas a pie de la sede central de openbank.
Estoy contento porque, como la volví a solicitar el viernes, sé que sólo me quedan 22 días para recibir la nueva (esta ya no vale).
Si consideramos que en Navidad aumenta el volumen de correo postal yo creo que podré empezar 2010 con mi clave de acceso ¡como un señor! Ya podré hacer transferencias y todas esas cosas que se hacen en el primer mundo con los bancos online.
Y que conste que no estoy hablando mal de openbank. Todo lo contrario. La carta certificada llegó (y la bola entró, como dijo McEnroe).
La culpa es de los tiempos modernos y de la juventud que lo quiere todo para ¡ya!