Cuando en la edad antigua se inventó la rueda redonda los que utilizaban ruedas cuadradas debieron comentar; sí, es más práctica, pero la cuadrada es más fácil de fabricar y reparar.
Cuando fue el fuego, la gente dijo, con lo molona que es la carne cruda. Y hasta te evita llegar a viejo.
Cuando se descubrieron los usos de la corriente eléctrica hubo gente que no los quiso. Era mejor vivir en la seguridad del gas y del carbón.
Por otro lado los Amish viven en un tiempo anterior al siglo XIX.
Las revoluciones implican la ventaja de cambiar.
Hoy está la telefonía móvil, los ebancos, los coches, los trenes y hasta podemos volar con aviones. Nadie nos obliga a usarlos, pero sin duda su uso ha cambiado la forma en la que se contempla la vida. Hace poco viajé en avión. Lo reservé, pagué y facturé con el móvil. Sin papeles, sin gastos añadidos ni sorpresas y a un precio super asequible.
Antes un ladrón te podía atracar por tu dinero. Hoy eso es más complejo. Tampoco a los mendigos se les puede dar una limosna con la tarjeta… o al menos no aquí.
Llegará un momento que se podrá dar limosna con el móvil, pero el mendigo que no se ponga al día lo tendrá difícil.
Los tiempos cambian, y hay dos opciones, cambiar o sufrir las consecuencias.
Mis padres no entienden de móviles. No porque no pongan ahora interés. Ha sido porque cuando se produjo el cambio al radiocasete ellos prefirieron el disco. Hoy tienen una gran colección de discos pero no saben actuar con lo digital. Muchos años de retraso y hoy son analfabetos digitales.
Son casos muy difíciles.
Lo que aprendas hoy con el dinero de plástico será imprescindible mañana para poder montar tu negocio, vivir en otro planeta, alaragar tu vida o tratarte una enfermedad, por poner ejemplos ficticios.
Pero todo está cambiando. Y hay que aprender. La tecnología inútil hoy puede ser imprescindible mañana y mañana puede ser tarde.
Con todo ello, no hay que temer al cambio. Hay que disfrutarlo y adaptarlo a nuestra vida y circunstancia.
Un fuerte abrazo.