No entiendo mucho de macroeconomia, no obstante una de las receta históricas para combatir la inflación, es subir los tipos de interés porque por una parte incentiva el ahorro y por otra deja menor margen de gasto ya que hay que destinar mayor esfuerzo en el pago de la deuda.
Menor consumo suele suponer reducción de precios de los productos.
No obstante, esta crisis no es comparable con las anteriores, todas tienen sus diferencias y nunca son iguales, pero aquí no hay inflación por el consumo desbocado de las familias, la hay por unos desajustes de producción en parte provocados por los efectos de la pandemia, ampliados por la guerra de Ucrania y en mi opinión por la explosión del abuso de la externalización de la producción a lugares con menores costes laborales.
Hemos estado más de dos décadas, considerando una sola variable productiva, el precio, nada más importó del proceso, el precio como máxima y única cuestión, si era más barato se deslocalizaba y si era el mismo también, porque la posibilidad de quitarse de encima y externalizar lo laboral, ya es una ventaja ¿verdad absoluta? Ahora vemos las consecuencias, se denomina "dependencia".
Si se suben los tipos ahora, creo que tendremos varios problemas, uno: los estados van a incrementar su déficit público por el pago del servicio de la deuda. Dos: no vamos a reducir el consumo de las familias porque la inflación es por gastos energéticos. Ni siquiera sirve "la receta" Borrell de poner más baja la calefacción o ir un poco a oscuras, esto son dos duros, el grueso del consumo energético es empresarial. Tres: vamos a castigar a las familias con una carga adicional por intereses de su deuda sin más contrapartida que solucionar la escasa rentabilidad del negocio bancario.
Al final entiendo que en esta ocasión, incrementar los tipos de interés no va a suponer rebajar la inflación.