¡Buenos días "casisócrates"!
Realmente mi firma rankiana es una frase que mi padre me ha dicho muchas veces cuando era pequeña y casualidades de la vida, la cantante Amaia Montero escribía en su primer disco en solitario, después del exitoso recorrido de "LOVG", una frase muy similar que también a ella le solía decir su padre: "Cuando creas que has llegado, vuelve a empezar". No sé si la cita es textual, pero viene a decir lo mismo.
Es la filosofía del recomenzar en la vida. Caemos, sí, caerse está permitido, pero levantarse es obligatorio.
Efectivamente y por la culpa del "amigo de toda la vida" asesor de los últimos años de mi padre en el banco Satander, mi padre no tiene un duro. Parece demasiado materialista perder la salud por verse de un día para otro sin dinero, pero si te pones a pensar en todos los días laborables que tienen 41 años de trabajo, de ahorro y sacrificio, si lo miras fríamente, se te caen las lágrimas.
Yo no le había dado la importancia debida hasta que vi derramar la primera lágrima a mi padre. Ese día comprendí el sentimiento de burla, que le habían hecho pasar, y surgió en mi inmediatamente la imperiosa necesidad de ayudarle, de salvar por lo menos parte de todo su trabajo y de que algun día volviera a ver en su cuenta corriente entrar aunque fueran pequeñas cantidades, en forma de dividendos o intereses de sencillas IPFs, pluses a su merecidísima pensión.
La impotencia que generan los que fría e ignominiosamente van cerrándote todas las puertas a su defensa, hacen que vayan surgiendo en tí sentimientos hasta entonces desconocidos, como rencor, creo que hasta podría decir odio. Y no es que quiera manchar mi conciencia deseándoles mal alguno, pero sí espero de corazón que algun día sepan lo que es la Justicia con mayúsculas, ya que de la justicia terrenal se escapan siempre y se van de rositas...
Como soy mujer, concluir comentando la frase del matrimonio que añade a su post: No me siento identificada en absoluto con dicha cita, ya que no me he casado con un millonario, ni tan siquiera sabía lo que tenía cuando me casé, lo que sí sé es que me casé con un hombre maravilloso, que cuando han venido tiempos de vacas flacas por enfermedad, por economía, por lo que haya sido, ha estado siempre "ahí" demostrando con su actitud y su valor que es un hombre de los pies a la cabeza.
Afortunadamente no nos falta de nada y mientras ambos vivamos, a mi padre tampoco le faltará de nada, probablemente muy a pesar del hijo de la gran cabra que con sus pésimos consejos de inversión habría arruinado muy gustosamente a mi padre y no le habría importado dejarle en la calle, pero sin ningun pudor ni arrepentimiento.
Dios le juzgue y si es caso, le perdone. Yo ni puedo ni podré nunca.
Un saludo cordial y ¡feliz día!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.