No acabo de entenderos.
Hay una cantidad aproximada de dinero que voy a ganar, digamos de aquí a los ochenta años. Podría esforzarme e incrementarla pero no quiero porque hasta ahora siempre me las he arreglado con lo que me ha llegado y me ha sobrado algo. Unas veces ha sido más, otras menos, pero siempre me han salido las cuentas. No tengo intención de perder cierta calidad de vida por un poco más de dinero.
De los diversos trabajos que he tenido unos me han gustado más y otros menos, unos han estado mejor remunerados que otros, pero de todos ellos me he terminado cansando supongo que por repetitivos.
He llegado a la conclusión de que de lo único que no me he cansado es de hacer lo que me sale de las narices, así que a estas alturas ya tengo muy claro qué es lo que me va mejor y lo que más me gusta.
Tengo ganas de pegarle una patada el el culo al despertador, estamparlo contra la pared y que no se pueda recuperar jamás, aunque sea el mismísimo hijo de Terminator. También a veces en mitad de una jornada laboral me dan ganas de mandar a alguien a la mierda y acto seguido coger mis bártulos y largarme para no volver o si soy el otro alguien mandar a la mierda al subordinado, cliente o lo que sea y que se largue él cueste lo que cueste.
Voy sobrado de imaginación y se me ocurren diariamente muchas cosas que podría hacer y que descarto por falta de tiempo y porque no me van a dar de comer. No son una alternativa porque no me producirían los ingresos que actualmente necesito. Y si me hartara de hacer alguna de esas actividades se me ocurrirían otras mil. En el peor de los casos y ante una profunda crisis imaginativa, siempre hay alguien dispuesto a regalarte un pico y una pala para que te entretengas.
No tengo grandes vicios, ni demasiado caros y tampoco tengo intenciones de adquirir muchos más. Me arreglo con pocas cosas.
Tengo la cantidad sobradamente calculada, podría añadir un porcentaje de seguridad. Me falta una eternidad. La parte buena de todo este asunto es que cumplir años es bueno porque la meta se ve más alcanzable día a día. Al final será un año antes que la mayoría, cinco o diez. Eso todavía no lo se, pero será sin tener que recibir el visto bueno del Gobierno. Y que se vaya preparando el despertador porque ya está condenado y la ejecución será mucho antes de lo que él piensa. Ya está en el corredor de la muerte y no lo sabe.
También puede suceder que la casque mañana o que el cielo caiga sobre todos nosotros y todo esto no sirva para nada, pero en éstas aventuras ando liado, por si me sonríe la suerte.
Mucho ánimo a los que tengáis pensado seguir en primera línea ndefinidamente por el “Y si...”. No os olvidéis de apuntalarme el cielo de vez en cuando. Yo paso.
PELOS: Si te enteras de cuándo sale el próximo crucero de prejubilados no te olvides de avisarme. Igual hay suerte y me puedo apuntar.