La guerra de precios entre los productores de la OPEP, que se
suma a la guerra entre productores convencionales y no
convencionales (OPEP vs EE. UU.), está abocada a intensificarse a
medida que Irán se incorpore al mercado global de la energía.
Esto mantendrá los precios del petróleo en niveles muy
moderados.
Irán podría aumentar de forma inmediata su producción de crudo
desde los actuales 2,8 millones de barriles diarios a los 3,6
millones que producía antes del último endurecimiento de las
sanciones en 2012 y, en última instancia, hasta el pico de
producción de 6 millones de barriles diarios que llegó a alcanzar en
1970 (cuando tenía acceso a la tecnología y la financiación
occidentales). Dado que Irán tiene las cuartas mayores
reservas probadas de petróleo y que dichas reservas son
geográficamente tan accesibles como las de Arabia Saudita,
restablecer los niveles de producción de 1970 parece un objetivo
muy modesto a largo plazo. Esto significa que, en la segunda
mitad de esta década, Irán aportará a la producción mundial de
petróleo una cantidad equiparable a la que supuso la revolución de
esquisto de EE.UU. en la primera mitad de esta década. Para dar
cabida a todo este petróleo extra, Irán deberá competir ferozmente
no solo con la producción creciente de Arabia Saudita, el Kurdistán
(ambos productores están bombeando a un ritmo récord), Libia y
Nigeria, sino también con la capacidad de producción iraquí (que
sigue mejorando, según la Administración de Información
Energética [EIA]).
El mercado del petróleo ha pasado, sin duda, de una fijación de
precios de monopolio por la OPEP a una fijación de precios
competitiva. En este nuevo y competitivo mercado del petróleo, los
precios del mismo fluctuarán entre un límite máximo (determinado
por el umbral de rentabilidad de los productores caros, es decir, las
empresas estadounidenses de fractura hidráulica o los
procesadores canadienses de arenas bituminosas) y un límite
mínimo (determinado por el coste marginal de los productores
baratos de la OPEP de Oriente Medio, Azerbaiyán, Kurdistán, Rusia,
etc.).
El mercado del petróleo podría estar entrando de nuevo en un
período de precios competitivos similar al de 1986-2004, en el que
50 USD por barril podía perfectamente ser un límite máximo.
Hay quien todavía cree que los países de la OPEP (o Arabia
Saudita) pueden establecer los precios del petróleo en cualquier
nivel que deseen (como hicieron durante los "períodos de
monopolio" de 1974-1985 y 2005-2014). En un mundo en el que la
demanda de petróleo se ve limitada por los avances en las
tecnologías de combustibles no fósiles, y en donde los suministros
de petróleo siguen creciendo como resultado de nuevas técnicas de
producción, ese poder de monopolio es ahora un espejismo.
El optimismo basado en los posibles recortes de la oferta
petrolífera estadounidense (petróleo de esquisto) no tiene mucho
fundamento. La Administración de Información Energética (EIA) de
EE. UU pronosticó una disminución de la producción
estadounidense de 160.000 barriles diarios en 2016 (debido a
recortes en la inversión) pero, aunque se produjera esta
reducción en Estados Unidos, la misma podría verse eclipsada
por los aumentos de producción de Arabia Saudita de 1 millón de
barriles diarios este año o por los entre 1 y 3 millones de barriles
diarios que es probable que añada Irán.
informe andabank