Brokers naranjas en Benidorm - Broker Naranja de ING
La noche pasada la policía de Benidorm se vió desbordada por la cantidad de llamadas recibidas por testigos de sucesos paranormales. LLovía, sí, pero las llamadas se referían a una sucesión de gritos, golpes y cristales rotos procedentes de una vivienda particular situada en primera línea de la Playa de Poniente.
Los alaridos desesperados habían provocado ladridos, maullidos y demás serie de sonidos del mundo animal doméstico. La corriente eléctrica se había cortado. Saltaron las tapas del alcantarillado impulsadas por un repentino aumento del caudal de agua. Y reventaron varias tuberías del barrio creando surtidores nocturnos.
Nos encargaron que investigáramos el suceso. La vivienda estaba destrozada, y en las paredes aparecían diversos mensajes en un extraño idioma que parecía mezclar caracteres chinos con símbolos del vudú. El propietario estaba cubierto por decenas de naranjas, y al tocarle la boca el zumo brotaba también de su interior.
No llevábamos más de diez minutos en el escenario cuando entró un tipo trajeado acompañado por un policía. Avanzaba torpemente hacia nosotros. En su pecho destacaba una pegatina de color naranja que rezaba : "Yo soy ahorrador".
- ¿El señor García? -nos preguntó con un hilillo de voz.
- Sí -contestó Scully-. Pero no creo que pueda atenderle, ¿qué quiere?
El rostro del señor Ahorrador se transformó cuando tuvo a la vista el cadáver cubierto de naranjas. Se echó las manos a la cara y murmuró nervioso: "otra vez no, Dios, otra vez no".
- ¿Otra vez no, qué? -pregunté.
- Se trata de..., de los clientes que han traspasado su cartera de acciones al Broker Naranja de ING Direct procedente de otras entidades. Llevamos unas semanas que todos aparecen así.
- ¿Cómo dice?
- Sí, se trata de una especie de maldición que se ha apoderado del producto..., creemos que lanzada desde la competencia para minar la campaña y dañar nuestro banco.
- ¿Ya no les basta con competir con sus chorradas y clavarnos a comisiones, ahora utilizan vudú?
El tipo no dijo nada. Se quedó perplejo contemplando al señor García. Le eché un vistazo a Scully porque había empezado a balbucear alguna cosa, en ese instante salió disparada hacia la puerta.
- ¿Scully, qué ocurre?
- Ahora vuelvo, tengo que anular un ingreso!
- Ya, ¿qué te regalaban?
- ¡Una freidoraaaaaaaa!
LA VERDAD ESTÁ AHÍ FUERA. LOS REGALOS SIEMPRE SE PAGAN