Re: Abengoa levanta el vuelo
FCC, Prisa, Abengoa… 10 buenos valores acabaron convertidos en chicharros
Abengoa:
El grupo de ingeniería es el último ejemplo, y uno de los más representativos, de cómo la mala gestión y el exceso de deuda pueden hundir a cualquier compañía. A cierre de 2014, Abengoa era una de las mayores empresas de España, con ingresos superiores a los 7.000 millones de euros, proyectos en todo el mundo y una plantilla de 28.000 personas. Nadie podía imaginar que la firma andaluza iba camino de convertirse en un nuevo Gowex.
A finales del pasado año, la agencia de calificación Fitch cuestionó el peculiar método de Abengoa para contabilizar su deuda y alertó de que el apalancamiento real podía duplicar a las cifras oficiales. Las sospechas de que las cuentas de la compañía no eran del todo transparentes siguieron creciendo en los meses siguientes, hasta que en julio la dirección reconoció finalmente sus problemas financieros. Tras meses de negociación con la banca acreedora para cerrar una macroampliación de 650 millones, la compañía se vio abocada al preconcurso de acreedores y ahora trata de evitar a toda costa sucumbir al que sería el mayor proceso concursal de la historia de España.
A todos los efectos, Abengoa se ha transformado en un chicharro. Desde máximos de 2014, las acciones B han perdido un 95% de su valor, reduciendo la capitalización bursátil hasta el entorno de los 250 millones (frente a la media de 2014 de 1.400 millones). La empresa se ha transformado en un valor puramente especulativo, con jornadas de infarto en el que la acción ha llegado a dispararse más de un 60%. Y estos movimientos se han visto exacerbados por los cortos y los cazadores de gangas. En lo que respecta a Abengoa, ya ni importa si su negocio es sólido o no, sino las noticias, rumores y desmentidos diarios sobre las negociaciones con la banca acreedora.