Ahora se llama reforma a todo. Dentro de poco van a reformar el baño en la Moncloa y lo meterán en el paquete de reformas. Lo digo por que en realidad la mal llamada reforma eléctrica no es una reforma que ataje el problema de fondo.
¿Y cuál es el problema de fondo?
El problema de fondo es que el precio que pagan los consumidores y empresas españoles es más alto que la mayoría de los países de su entorno y eso hace que no seamos competitivos. Y como la energía eléctrica es una de las principales bases sobre la que se sostienen la mayor parte de la industria y el sector productivo de cualquier país nos condena a no poder competir en igualdad de condiciones con otros países y nos hace menos eficientes en costes.
Al no poder competir nuestras empresas en igualdad de condiciones con otras similares de otros países se entra en un círculo vicioso en el que la actividad empresarial tiende a salir de nuestro país, disminuyendo el empleo y empobreciendo de forma progresiva a todos.
¿Y por que es la energía eléctrica más cara en España?
Por dos razones:
1) Por que en realidad el 50% de lo que pagamos en el precio de la electricidad no tiene nada que ver con los costes de la producción y transporte de la misma. Se han incluido en ella durante los últimos 30 años de forma paulatina otros costes por criterios políticos y no técnicos. Por ejemplo la subvención al carbón nacional, la insularidad de Canarias y Baleares, los costes de la moratoria nuclear para compensar a las empresas que construyeron esas centrales y luego no las explotaron, las subvenciones a las renovables y otra serie de decisiones que se fueron tomando por criterios políticos y que han salido muy caros.
2) Por el mal llamado "déficit de tarifa" que en teoría y según nos intentan hacer creer es por que los costes de producir la electricidad es superior al precio que pagamos por consumirla (el otro 50% de lo que pagamos en el recibo). Sin embargo la fórmula por la que se calcula el coste de la electricidad es totalmente sesgado de forma que no es ni mucho menos el coste real de producción sino un coste que viene fijado por un sistema de subastas que marca habitualmente un valor más elevado. De esa forma se crea un déficit de tarifa ficticio que de momento nos esta costando miles de millones de euros.
Y casi nada de esto se aborda en la mal llamada reforma eléctrica por que abordarlo sería ir contra poderes políticos y empresariales extremadamente fuertes y en contra de los propios intereses del sistema de partidos establecidos.
Así de duro y así de claro. Saludos.