Un cagarro en toda regla, controlado por los cortos hasta la saciedad, ni subiendo las cuotas de abonados continuamente saca unos resultados que despejen este panorama lateral-bajista.
Si el primer argumento fuera cierto, la cotización no hubiera subido casi un 16% tras el bajón que pegó tras el anuncio del gobierno de que el estado se haría con el 10% de la compañía.